Pesadilla. Parte II

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Terminaba de guardar la ropa que donaría en una caja mientras que Daiki guardaba los juguetes en otra. Me senté en la cama, de frente a la ventana, y troné mi cuello. Habíamos estado toda la tarde ordenando y guardando. Mi habitación comenzaba a quedarse a oscuras, indicándome que la noche estaba llegando. El desorden daba un aspecto tétrico en la oscuridad y sabía que ya debía prender el velador, lo único que daría luz al lugar ya que la luz principal se había roto.

—Llevaré estás dos cajas a la cocina y ahora sigo ayudándote a ordenar lo poco que queda —dijo Daiki detrás de mí.

Asentí y vi por encima de mi hombro como salía de la habitación. Me puse a ordenar las bolsas que había en el lado donde estaba así podría moverme hacía la mesa de luz y prender el velador. En eso golpean mi puerta y escuche la voz de mi mamá llamándome. Me sostuve de la cama, paralizada, y siento como mi respiración se vuelve irregular. La siento, puedo sentirla detrás de mí. Me doy la media vuelta y veo que, a mi izquierda, ella está sentada en la esquina viéndome con sus grandes ojos lo que logra que me asuste y caiga de la cama. Ella se levanta y se acerca a mí.

"No es real, ella no es real, ella no puede dañarte, Crystal. Ella no está aquí, es un sueño, no es real" me repito una y otra vez.

Por puro instinto, cierro los ojos y cuando los abro estoy en mi cama, en la misma posición en la que me acosté. Rápidamente me levanto y prendo el velador. Me concentro en escuchar mi respiración para lograr calmarme y tomo mi celular, sorprendiéndome al saber que no había pasado ni una hora desde que me había acostado. Me levante de la cama y empecé a dar vueltas por mi habitación hasta que pude tranquilizarme. Cuando iba a volver a acostarme, escucho como raspan mi puerta. Inmediatamente me dirijo a ella para abrirla y dejar que mi perro entre. Me siento en la cama y él empieza a restregarse en mi pierna, como siempre que nota cuando estoy asustada o alterada. Me vuelvo a acostar y él sube para acostarse a los pies de la cama. Sonrío antes de acariciar su pelo y susurrarle un gracias. Dejo mi celular donde estaba y decidí que dejaría la luz prendida, por las dudas, antes de dormirme.

A la mañana siguiente, Wolf y yo salimos de la habitación directo a la cocina, en donde se encontraba mi mamá con su celular y tomando café. La salude, le di la comida a Wolf y prepare mi desayuno. Cuando me senté al lado de mi mamá, ella me pregunta el por qué Wolf estaba en mi habitación, era sabido que el no suele dormir conmigo. Con un poco de duda le cuento sobre la pesadilla que tuve y las dos parálisis del sueño. Ella se queda callada unos minutos antes de darme unas indicaciones: mantener la puerta sin traba, dejar la luz del velador prendida y, en caso de ser necesario, dejar que Wolf se quede conmigo. También me dijo que cualquier cosa grite por ella. Asentí y termine de desayunar. 

Reviso mi celular y veo un mensaje de Ryu, pidiéndome que vaya a la casa para hacer la corrección del trabajo a entregar. Le contesto y me dirijo a mi habitación a cambiarme, luego de avisarle a mi mamá que saldría. Antes de salir, me detuve en la puerta y me gire a verla.

—Mamá ¿sabes quién es Andrea?

—Debes ser más específica, cariño —dijo mientras limpiaba la mesa.

—Castaña rojiza, de ojos ámbar, creo que es mayor que yo —ella se quedó callada un momento y dejando el trapo de lado, me miró.

— ¿Mamá?

Ella se sentó en una de las sillas y suspiró con pesadez antes de hablar.

—Cuando tenías cinco años empezaste a ir a un campamento en las vacaciones de invierno y verano y conociste muchas personas, pero solo te apegaste a cuatro personas: Sabrina, Martín, un chico tailandés y Andrea. Cuando cumpliste los nueve, volvías del campamento de verano y el vehículo en donde viajabas con estos cuatro chicos y otros campistas chocó con un camión. Tres de los chicos y tú salieron heridos, pero Andrea murió en ese accidente.

Nuances D' DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora