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Ojala poder cambiar la forma en la que te veías a ti mismo















Porque para mi...?











Eras todo

Nos volvimos todo












































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El rey mono sun wukong,él decidió que no se rendiría.

Macaque, el mono de seis orejas, decidió que no lo abandonaría.

Eso debía explicar porque ahora su sol lo agarraba fuertemente entre sus brazos con un duro y a la vez silencioso llanto, estaba perplejo por lo que había sucedido, ya que, si bien en ningún momento llevaron la delantera en la pelea tampoco hubo ningún herido de gravedad hasta ese instante.

Macaque había perdido el ojo gracias a recibir un golpe que la luna estaba seguro hubiese dejado muy grave al sol, decidió cambiar de lugares, después de todo, no mentía cuando mencionó que de ser necesario daría su vida, así qué ahí estaba, cumpliando su palabra.

Desangrandose por quien pensaba que lo valía, sintiendo una fatiga en su cuerpo que casi parecía calambre, sintiendo frío... Y mucho sueño.

No era el primer golpe grave qué recibía, pero si el primero que le estaba provocando un sangrado tan abundante y a la vez preocupante.

Por lo que a nadie le sorprendió cuando dejó de respirar.

Sin embargo eso no borro el enorme dolor que creció dentro del rey al ver la escena, se encontraba incapaz de soltar a la luna y dejarla ir porque hasta hace un instante todo estaba bien y no quería despedirse, no pensó que tuviese qué hacerlo.

La luna se veía tan demacrada, unas pequeñas gotas de sangre se escapan de su ojo a manera de lágrimas, su otro ojo se había ido junto una parte de su rostro como si hubiese sido arrancada sin ningún piedad por el peor de los seres vivos.

Sus dientes y su boca estaban colorados del rojo de su sangre y una de sus tres orejas izquierdas amenazaba con caer al suelo, colgando por poco de la cabeza del guerrero qué ya hacía unos instantes había dado su último aliento.

Su cuerpo estaba destrozado, era muy claro a simple vista, qué había dado incluso más de lo qué tenía para asegurarse de que las cosas fuesen como el rey quería.

Pero todo a un costo qué el mono de cabellos naranjas no pudo soportar.

No estaban lejos de la victoria, si se ponía de pie podría.. Podría hacer un último esfuerzo y ganar... O morir como su ahora ex compañero.

Posibilidad que hasta hace unos minutos parecía alejada eh irreal para él, pero que ahora que una vida había sido cobrada no sabía cómo afrontar.








Sun wukong tomó en brazos el cadáver con cuidado de no lastimar más lo único que le quedaba para darle una correcta despedida a su compañero... No, a su especial luna.

Mientras levantaba una mirada llena de odio y recentimiento hacía el campo de batalla y hacía el emperador.

Se había acabado aquella ridiculez de medirse y pelear lo suficiente para derrocar al emperador.

Los iba a masacrar a todos.









Todos.










Todos sentirían con su odio el amor que le tiene a su luna y lo mucho que esa perdida va a significar para él en los próximos siglos.

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Aprender a vivir de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora