EPÍLOGO

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POV Freen.

Sólo escuchaba voces a lo lejos, pero no tan lejos como para no entender lo que decían. La voz que más alto se oía era de un hombre que estaba muy enfadado, porque sus gritos cada vez se hacían más presentes. Pedía el pago de una deuda. Deuda que, probablemente, debía mi padre que, con voz temblorosa, rogaba un poco más de tiempo para hacer frente al pago.

En un segundo plano, lograba escuchar los llantos desesperados de mi madre y, en tercer lugar, escuchaba cómo mi corazón galopaba con fuerza, como un potro desbocado en medio de un inmenso bosque.

Mis manos estaba empapadas en sudor y mi respiración iba al mismo compás que los latidos de mi corazón. Me encontraba encerrada y escondida en aquel lugar, sin hacer ruido, como semanas atrás me había advertido mi padre.

- Escúchame atentamente Freen.- papá se puso a mi altura, arrodillándose, como cada vez que quería hablar de algo serio conmigo. Sus manos se apoyaban en mis hombros y su mirada se clavaba en mis ojos.- ¿ves aquel armario de allí?- lo único que hice fue asentir y mirar de soslayo el espantoso mueble que me señalaba.

Era un armario antiguo, de madera oscura, probablemente de ébano. Un mueble sin la menor gracia. Que yo recordara, siempre había estado colocado en el mismo lugar, y eso que a mamá, en más de una ocasión, le daba por redistribuir los espacios de la casa. Y, sin embargo, nunca había suscitado mi curiosidad.

- Es un ropero mágico ¿sabes?- su voz sonaba dulce, como siempre que me hablaba. Ahora sí que había conseguido captar toda mi atención.- Mira...- me acercó al mueble y lo abrió. Dentro sólo habían varias chaquetas y corbatas colgadas en sus respectivas perchas. No le veía nada de interesante a aquello. No obstante, seguí observando cómo mi padre apartaba la ropa y al fondo, casi imperceptible para quien no sabía que estaba allí, se encontraba un pequeño botón, que bien podía parecer una simple decoración.

Mis ojos se abrieron como platos al ver cómo el fondo se apartaba, dejando a la vista una pequeña estancia oscura, no más grande que un cuarto de baño.

- ¿Qué es este lugar?- pregunté sin salir de mi asombro, impresionada, pasando al interior.

- Es un escondite que sólo yo conozco.

- ¡Y yo!- exclamé entusiasmada, abrazándolo en señal de agradecimiento por haber compartido aquel secreto conmigo.

- ¡Exacto!... Y ahora tú.- me devolvió el abrazo con fuerza. Una fuerza que en aquel entonces no sabía qué significaba.- Pero es muy importante que siga siendo un secreto. Nadie más debe conocer la existencia de este lugar.- rompió el abrazo que nos estábamos dando para cogerme en volandas y mirarme nuevamente a los ojos.- Si algún día voy a tu habitación y te digo la palabra "MAGIA", debes venir directamente aquí y esconderte, sin hacer preguntas, sin hacer ruido...Sólo debes entrar y quedarte aquí. Pase lo que pase, escuches lo que escuches debes permanecer dentro. ¿Lo entendiste pequeña?- su mirada era una súplica. No lo había entendido muy bien, pero sabía que necesitaba mi promesa y, por supuesto, yo se la daría.

- Claro papá. Debe ser como un juego ¿verdad?- acababa de entenderlo. Mi voz adquiría un tono de ilusión.- Me escondo en este sitio mágico y mamá tendrá que buscarme.

- ¡Pero qué inteligente eres mi pequeña!- exclamó emocionado, mientras comenzaba su típico ataque de cosquillas. Nuestras risas se escuchaban por toda la casa. Sabía que lo obedecería. Yo siempre cumplía mis promesas.

La palabra "magia" nunca llegó hasta esa noche lluviosa, en la que mi padre irrumpió en mi dormitorio en medio de la madrugada y la dijo. Estaba dormida y un poco confusa, probablemente por el susto pero, aún así, restregándome los ojos por el cansancio, corrí hasta el armario y me escondí.

Ahora, una vez dentro, y escuchando todos aquellos gritos, entendí que no se trataba de un juego. Mi curiosidad pudo más que mi miedo y, con la respiración acelerada y el sudor resbalándome por la frente, salí de mi escondite, aunque no del armario, y miré por entre las puertas que no había cerrado del todo.

Observé horrorizada la escena. Mi madre y mi padre se encontraban atados de pies y manos a unas sillas de madera, pidiendo clemencia a un señor de tez pálida y cabello rubio, que se movía por la estancia dando aspavientos, y apuntándolos con una pistola.

- ¡Por favor, Richard! Prometo conseguir el dinero. Tan sólo dame unas semanas más.- gritaba mi padre, desesperado, mientras recibía un golpe en la cara.

- Somchai... Somchai.- el tal Richard volvió a dar otro derechazo que aterrizó en la cara de mi padre.- Ya no se trata de tiempo. Sabías perfectamente que esto funciona así cuando decidiste hacer negocios conmigo.- acercándose un poco más a él preguntó.- ¿Dónde está la chica?

- ¡No está! Ya te lo he dicho. La saqué del país antes de que le hicieras daño a ella también.- en ese momento, los ojos de mi padre conectaron con los míos, y supe que con esa mirada me quería decir muchas cosas. La primera, que no se me ocurriera salir de mi escondite; la segunda, que si lo hacía, estaría en un grave peligro; y la tercera, la más importante para mí, que me quería más que a nadie en este mundo.

Esa mirada, que se quedó grabada a fuego en mi retina, fue lo último que vi antes de escuchar un disparo. Cerré mis ojos con fuerza. Otro disparo más.

- ¡NO! ¡NO! ¡NO!.- me desperté en mi dormitorio. Miré a mi alrededor y comprobé que me encontraba en mi cama, rodeada de mis cosas. La luz de la luna entraba tímida por la ventana, iluminando de forma tenue la estancia. Estaba bañada en sudor. Mi respiración era agitada. Me toqué el pecho, en un absurdo intento de calmar los latidos descontrolados de mi corazón.

Otra vez la misma pesadilla que me acompañaba noche tras noche. El sonido del disparo aún resonaba como una fuerte molestia en mi cabeza, al igual que lo hacía el nombre del desgraciado que había convertido mi vida en un infierno: Richard Armstrong.




*****Esta historia llevaba mucho tiempo rondando por mi cabeza. Me he decido a compartirla con ustedes. Aunque no la tengo acabada, sí que está bastante avanzada. Me gustaría que me escribieran y me comentaran qué les parece este primer acercamiento. Deseando leer vuestras opiniones. Espero que tengáis una excelente y feliz tarde*****


"ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora