Capítulo 5

42 8 1
                                    

Estoy en la enfermería, observando a TaeMin dormido en la camilla. Mi tripulación come y se hidrata antes de volver a la Matrix en busca del Merovingio.

—También necesitas comer algo. —Me reprende SiWon que trae consigo mi cena en una bandeja.

Miro el plato metálico y tomo la cantimplora, dando un gran sorbo, porque tengo el estómago cerrado y no me apetece alimento. SiWon niega con la cabeza, pero no insiste más.

—Es irónico que después de despertar de la Matrix, durmamos más de doce horas seguidas —habla, observando a TaeMin.

Irónico o no, es lo que el cuerpo necesita para reunir energía e iniciar con el tratamiento de reactivación muscular y digestiva.

— ¿Y si no logro saber dónde está? —pregunto con angustia.

—Vamos, no pienses así. —SiWon toca mi hombro—. Si te dio su código de cifrado es porque confía en ti. Cree en tu esposo.

Sonrío; sus palabras me animan y disipan cualquier duda. Tiene razón, DongHae confía en que lo libere y no pienso defraudarlo.

Me reúno con la tripulación en la sala.

—Gracias por su apoyo, chicos —hablo—. A nivel de transmisión —ordeno y ShinDong eleva la nave, escondiéndose entre ruinas.

SiWon, KyuHyun, LeeTeuk y yo nos introducimos en la Matrix, atravesando un espejo, entrando a la bodega de una tienda departamental en un centro comercial de grandes superficies. Salgo con los muchachos hasta la primera estación subterránea del metro y HeeChul nos guía para que descendamos por la vías. Las personas nos observan, pero con rapidez se desinteresan en nosotros al fijar su atención nuevamente en su teléfono móvil.

El Operador nos lleva hasta una vía oscura, polvorienta y con olor a cloaca.

— ¿No estás lejos de tu caja de arena, gatito? —habla el Merovingio y una luz tintineante se enciende, dándome visibilidad del enemigo por momentos, quien está respaldado de varios «exiliados»; el doble de nosotros.

El Merovingio luce como un mendigo.

—He venido por DongHae —declaro mis intenciones sin rodeos.

— ¿Tú crees? —Se burla y sus hombres nos atacan.

Un vampiro y un hombre lobo intentan someterme. Esquivo sus golpes, mientras los chicos se defienden de otros monstruos. Pateo a mi segundo adversario, alejándolo lo suficiente como para clavarle una daga al vampiro en el pecho, que lo deja fuera del juego.

Acabar con el hombre lobo es más complicado por su fuerza sobrehumana. No obstante, consigo deshacerme de él al lanzarlo por el aire hacia el lado opuesto, cuando lo golpeo en la espada con ambas palmas. Mi tripulación también someten a los otros.

Capi, detecto portales en frecuencias inferiores —informa HeeChul y más «Exiliados» llegan, atraviesan el techo del túnel.

En medio del alboroto, aprovecho el momento y me acerco al Merovingio, colocando el cañón de mi arma en su frente. Los exiliados se congelan al ver amenazado a su líder.

— ¡Dame lo que quiero! —exigo, jalando el martillo con el pulgar.

—Adelante, querido —canturrea el vagabundo—. Si jalas el gatillo, nadie saldrá con vida de aquí, HyukJae —sentencia con suma tranquilidad. No me sorprende que sepa mi nombre; después de todo sigue siendo un traficante de información—. Nadie saldrá, ni tú, ni tu tripulación, Capitán del Cheshire.

Matrix: Beautiful LiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora