Estrellas.

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No sabía lo que era.

Puede que aún fuese muy joven para saberlo. Así que no le puso nombre. Tampoco hizo falta.

Corría cada vez que finalizaban las clases en el instituto y se sentaba tras las gradas del campo de rugby. Su corazón latía a mil, se sentía nervioso y agitado. En todos y cada uno de esos días. Después de un rato esperando, cuando ya no había nadie quien pudiese verlos... Kevin llegaba.

Durante tres semanas, se sentaban juntos durante media hora, escondidos, se besaban y luego Kevin se iba a casa sin mediar palabra. Como tenían 15 años, Tweek pensó que lo normal era que evolucionase a algo más.

Así que un día decidió dar el paso.

—Uh, ¿qué haces? —le pregunta Kevin.

Tweek retira su mano de él, de inmediato.

—P-pensé que...

—¿Pensaste qué? ¿qué podías tocarme donde quisieras?

El rubio se siente avergonzado de inmediato.

—¡Lo siento! —exclama— m-me confundí... creí que era lo que debía pasar.

—Pero ¿qué dices?

Todo el mundo parecía ir muchos más pasos por delante que Tweek. Aunque tuviesen 15 años, daba igual, algunos llevaban mucho tiempo teniendo parejas, besándose, y presumían de haber perdido la virginidad. Lo que Tweek no sabía, era que en muchos de esos casos esas relaciones no estaban ni mínimamente cerca de ser relaciones adultas, y que muchos de sus compañeros mentían descabelladamente en cuanto a sus vidas sexuales.

A esa edad y en aquellos instantes, algunos habían dado el paso, otros todavía estaban descubriendo su cuerpo y así mismos, pero la mayoría no sabía ni quienes eran ni qué les gustaba. Tweek y Kevin eran de esos, por ahora.

—No lo volveré a hacer —le respondió nervioso sin saber muy bien que más decir.

—Está bien —le responde Kevin finalmente— pero no vuelvas a tocarme.

Kevin se sentía amenazado. Pero no era porque no lo desease; sino porque cuando notó como Tweek le tocó, algo se encendió dentro de él, descubrió que el contacto con otro chico le gustaba más de lo que realmente pretendía. No parecía estar preparado para admitirlo. Era un juego, un experimento secreto, donde lo único que hacía era comprobar hasta qué punto le podía gustar todo eso.

Se levanta y se dispone a irse, pero Tweek le interrumpe.

—¿Y ya? —le pregunta— ¿te vas sin m-más?

Kevin le mira frunciendo el ceño.

—¿Pretendías que pasara algo más?

Tweek también se levanta.

—Solo que me trates como a un ser humano...

—Te pregunté... si querías probarlo. Me dijiste que sí, ¿cuál es el problema? ¿te pensabas que ibas a ser mi novio o algo así? ¡ya tengo una novia!

—AH, sí, y te besas con otra persona a sus espaldas.

—Eso no... eso no es importante, no es como besar a una chica.

—¿E-estas queriendo decir que no soy i-importante?

—¿Acaso me tienes que importar para darte unos besos? Sabías lo que hacíamos, no entiendo por qué te confundes tanto.

Kevin se cruza de brazos y le mira mientras Tweek intenta con todas sus fuerzas no parecer decepcionado.

—N-no me confundo —le contesta Tweek dolido— me pareces una persona horrible. J-jamás quería algo con alguien como tú.

Amigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora