1. Voz cálida.

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El padre es un osito de pocas palabras, inexpresivo, pero a la vez cálido y amable, siempre trata de ayudar y levantar el ánimo de los necesitados, es un sacerdote en la iglesia cerca del cuartel, siempre acompaña los entrenamientos, ya que según él ''Dios está en todas partes, incluso en la guerra'' además de acompañar las Misas. Es alguien muy querido en su comunidad, en resumen, un verdadero ángel.

T/N es uno de los reclutas, no es el mejor, pero es alguien muy dedicado, perseverante a todas sus metas, aunque tiene siempre un perfil bajo sin llamar a atención, siempre con la cabeza en alto para olvidar los problemas.

A T/N le gusta ir a la iglesia, lo hacía desde pequeño, iba con su madre y le encantaba la experiencia, se sentía como parte de un gran círculo de amigos.

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El primer día siendo un recluta, fue un domingo, y había una iglesia cerca, se acercó y vio a sus compañeros entrar, no lo dudó ni una vez y entró, sentándose una silla antes de la que estaba cerca del altar.

Después de un momento llegó el padre, el cual pasó por todos los asientos, T/N lo vio pasar.

- Es lindo, su pelaje se ve realmente suave. -Pensó T/N mientras el padre iba a su lugar.

Empezó la Misa, y el padre hablaba, a T/N le encantaba su forma de hablar e interactuar con todos los presentes, prestaba atención a sus palabras, el reflejo de sus lentes que ocultaban sus ojos lo hacían sentir que le miraba el corazón, la iglesia era cálida a pesar del tema tan frío, y el olor de las velas hacía que T/N lagrimeara mucho, parecía que quería llorar. Así estuvo toda la Misa.

Justo cuando salieron, el padre después de despedirse de todos los que salían, se acercó a T/N.

- Hijo, ¿Está bien? -Preguntó con una voz dulce.

- Oh, sí, ¿por qué pregunta?

- Lo ví como con ganas de llorar en toda la Misa, ¿No está seguro de que está bien? ¿Acaso dije algo que te hizo querer llorar?

- Oh, no, no, no quería llorar, era por el humo, le agradezco su preocupación.

- Bien, hijo mío, cualquier inconveniente sabes que puedes confiar en mí. -Le dijo el de pelaje morado acariciando su cabeza, para luego irse caminando.

- Adiós, Padre, fue un gusto hablar contigo.

Mientras iba caminando, el padre volteó la cabeza a verlo y le sonrió, para luego seguir caminando.

T/N volvió a donde estaban sus compañeros, pero ya casi empezaba el primer entrenamiento. Empezaron todos a entrenar, primero estaban flojos, pero luego rápidamente empezaron a sudar por lo duro que era, con el calor del sol, mientras el Sargento caricias los insultaba y les decía unas palabras groseras, muchos se caían, otros casi vomitaban, T/N no lo hacía tampoco perfectamente, pero tenía ansias de seguir, el padre tambien los observaba al lado del Sargento.

- ¡Qué vergüenza! -Dijo el sargento mientras todos respiraban agitados.

El sargento hizo sonar un silbato para llamarlos, se pusieron en fila, y el pasando a un lado de todos les dijo lo malo que eran, les iba a enseñar disciplina desde ese día.

- ¡Este es el campamento corazón! ¡¡HONOR, DOLOR Y MIMOS!!
- ¡¡HONOR, DOLOR Y MIMOS!! -Repitieron todos incluido T/N, aunque T/N lo dijo más bajo.

Más al rato, todos andaban limpiándose, secándose, cambiándose, etc. T/N se sentía algo avergonzado de que le vieran, pero igual se quitó la ropa menos su ropa interior, de todas formas, todos estaban así, se andaba secando su blanco pelaje, y de repente Achuchones empezó a hablar de sus rasgos, a lo que todos también lo hicieron.

𝓟𝓪𝓭𝓻𝓮, 𝓶𝓮 𝓱𝓪𝓷 𝓭𝓲𝓬𝓱𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓮𝓼 𝓵𝓪 𝓫𝓸𝓶𝓫𝓪 (Padre x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora