Capítulo 2: La hermana de Raquel

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Capítulo2

La casa donde vivía la familia de Raquel era enorme y estaba rodeada de un terreno todavía mayor. La fachada lucía imponente y daba la sensación de que quienes habitaban en ella, tenían suficiente dinero como para comprarse otra. Los detalles arquitectónicos, como las columnas y los balcones, provocaron que Leticia se sintiera como una indigente que no debía estar ahí. Las ventanas eran amplias, procurando una iluminación natural y la puerta, grande y decorativa, estaba flanqueada por estatuas de leones.

—¿Eres millonaria? —Preguntó Leticia.

—No es mi casa —contestó Raquel, secamente—. Es del esposo de mi mamá. Ella se casó con un rico empresario de la tele y nos pasamos a vivir aquí. Quisiera decir que no me gusta... pero supongo que soy un poco ambiciosa.

—¿Por qué lo dices?

Raquel sonrió sin mucha alegría.

—Quiero mudarme y vivir por mi cuenta, pero tampoco quiero alejarme de las comodidades de esta casa.

—Ambiciosa —dijo Leticia con una sonrisa traviesa—. Yo me quedaría a vivir aquí para siempre. Parece la casa de una celebridad.

Había dejado de llover, y en cuanto Leticia detuvo el coche delante de las escaleras que llevaban hacía la puerta, una mujer vestida de criada se acercó para abrir. Sólo lo hizo del lado del acompañante para que Raquel bajara. Leti tuvo que esperar hasta darse cuenta de que nadie le abriría.

—Ven, pasa —dijo Raquel—. Te prestaré ropa para que te seques.

—Ah, gracias. Empezaba a tener frío.

Las dos entraron y la trabajadora hizo que Leticia esperara en la enorme sala de estar mientras Raquel se iba a cambiar. No se quiso sentar para no arruinar los lujosos muebles. De hecho, ni quería respirar el mismo oxígeno que esas personas por temor a contaminarlo con su sucio dióxido de carbono.

Tal vez estaba exagerando, pero Leticia se sentía incómoda con una familia de tan alto nivel socioeconómico. Después de todo, ella venía de un barrio humilde donde cada dos días se iba la luz y su casa, a diferencia de esta, tenía tantas goteras como un queso.

Raquel volvió después de un rato y le dio una muda de ropa. Le indicó donde estaba el baño más cercano y le pidió que se cambiara mientras ella preparaba chocolate caliente para entrar en calor.

En lo que lo hacía, Leticia se puso a pensar en que el amor de Raquel parecía más inalcanzable que otra cosa. ¿Cómo iba a sorprender a la familia de esta mujer?

Salió del baño con ropa seca. La criada estaba esperándola y la guío hacía el comedor, donde ya se encontraba Raquel con sendas tazas de chocolate caliente para las dos.

—Ese vestido te queda muy bien.

—Gracias —Leticia dio una vuelta para modelarlo.

—Tienes una linda figura. No se te nota con la ropa ancha que usas en la escuela.

Aquella era una buena señal ¿no? Quería decir que Raquel la miraba tanto como para darse cuenta de cómo se vestía. ¿Tal vez hasta había fantaseado con ella? ¿Cuáles eran las probabilidades?

—¿Y tus papás? —Preguntó cuando se sentó.

—Están de viaje de negocios. Bueno, sólo Henry. Mi mamá se fue con él para acompañarlo. No sabe nada de lo que él hace.

—Ah, qué bien. ¿Son de viajar mucho?

—Seguido lo hacen. ¿Y qué me dices de ti? —Raquel se puso más cómoda sobre su asiento—. ¿Viajas?

Destinos Cruzados [Amor Lésbico ]  [Novela Terminada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora