Parte 20

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Capítulo20

El aburrimiento parecía devorar cada momento de la vida de Leticia, dejándola sin opciones para combatirlo. Estaba atrapada en un estado de monotonía en el que cada hora pasaba sin ofrecer nada emocionante ni interesante. Su amiga Sonia, quien solía ser su compañera en momentos de diversión, estaba fuera de contacto. Aunque Sonia había mencionado que saldría con unos amigos, Leticia no podía evitar sospechar que había algo más detrás de esa excusa.

Quiso llamar a Charlotte, pero no deseaba importunarla. Ella estaría feliz de la vida, disfrutando de sus aventuras en Japón, conociendo lugares y pasándola bien. Leti no quería ser una carga en esos momentos.

Miró las fotos que su novia había subido hacía unas horas. Estaba en alguna parte de Tokio, en medio de la enorme ciudad y rodeada de un grupo de chicos que parecían ser sus nuevos amigos.

De repente, Leticia empezó a sentirse culpable por no haber ido a ese tonto viaje. Había descuidado a Charlotte y ahora tenía miedo de que ella conociera a alguien más, que se enamorara de esa persona o, en el peor de los casos, que ocurriera algo y que su novia terminara en la cama con una hermosa japonesa. ¿Podría suceder? En la mente de Leticia, eso ya estaba sucediendo, y no era capaz de apartar esos pensamientos catastróficos de su cabeza.

—Debo salir de aquí —dijo cuando el fastidio fue demasiado para ella.

Buscó en su armario un conjunto sencillo de falda y blusa, se pasó el cepillo por el cabello desalineado y luego, tras comprobar que estaba más o menos presentable, salió de su departamento y se puso de camino al bar más cercano para tomarse unos tragos.

****

Charlotte contempló asombrada la entrada al templo Senso-ji. La puerta era de un color rojo brillante, flanqueada por una pareja de guardianes de aspecto imponente. También estaba coronada por una enorme linterna de papel, que colgaba de lo alto y se balanceaba suavemente con la brisa.

—Son Fujin y Raijin —dijo una voz.

Charlotte tardó unos instantes en reconocerla y se volvió curiosa hacia la mujer que estaba a sus espaldas. Sonrió, entre el asombro y el placer de encontrarse con una cara familiar.

—¿Liz? Hola, ¿qué haces por aquí?

La mujer, como de costumbre, irradiaba una mezcla de sensualidad y confianza. Su cabello ondulado enmarcaba su rostro, de facciones delicadas y divertidas. A Charlotte le gustaba que cada mechón parecía bailar con gracia delante de sus ojos.

—Tomando fotos para la siguiente revista, ¿Y tú?

—De viaje, nada más.

Liz sonrió y le frotó el cabello a la chica. Luego tomó su cámara y capturó algunas fotos de la entrada del templo.

Charlotte esperó con paciencia a que la mujer terminara de hacer su trabajo con esa profesionalidad que la caracterizaba, y sin poder evitarlo, le echó una que otra miradita. Liz tenía un cuerpo que no pasaba desapercibido. Sus ajustados pantalones de mezclilla resaltaban sus curvas y acariciaban su piel de forma seductora. Su blusa mostraba un escote sutil pero sugerente, y enseñaba el pequeño canalito que dividía sus pechos.

—¿Y tu amiga?

—¿Quién? ¿Leticia? Se quedó en casa.

—Me habías dicho que no es alguien que guste de viajar ¿no?

—No, pero respeto eso. Es decir... somos distintas y ya. Ella prefiere quedarse en casa a mirar sus dramas japoneses y comer Chettos.

—Mientras que tú vienes a ver a los japoneses en directo.

Destinos Cruzados [Amor Lésbico ]  [Novela Terminada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora