Parte 25

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Capítulo25

Leticia se pasó toda la tarde encamada con su novia, ahora que habían hecho oficial la relación y ya no quedaban dudas de que ambas se pertenecían. El aire acondicionado soplaba directamente sobre ellas, llevándose el calor que sus cuerpos habían producido durante el sexo. El placer del orgasmo y las sensaciones liberadas por el amor que se tenían, hicieron que Leticia olvidara que se había quedado sin trabajo y que su vida financiera pendía peligrosamente de un hilo. En ese momento, no le interesaba más que tener a Charlotte entre sus brazos, moviéndose lentamente sobre ella.

—¿Hacemos una pausa? —Preguntó Leti—. Me duele la espalda.

—¿Desde cuándo perdiste condición? —Charlotte le besaba el cuello con soltura.

—No es como si tuviera relaciones todos los días —se quejó Leti.

La otra chica sonrió y se acostó al lado de ella. Dejó que fuera el silencio quién llenara el vacío que había entre las dos, sólo que ahora, ese vacío ya no se sentía forzado.

—Entonces, ¿no volverás a ver a Liz?

—No —contestó Charlotte mientras abría y cerraba las piernas—. Le dije que no estaba interesada en ella. Las infidelidades no van conmigo, ni las aventuras de una noche.

—¿Se lo tomó mal?

—Dijo que se repondría y que buscaría a alguien más.

Por un momento, Leticia se sintió culpable por haber hecho que Charlotte perdiera a una mujer que era tan similar a ella y que tenía todas las características que buscaba en una persona. No paraba de pensar en que, tal vez, Charlotte hubiese sido más feliz en los brazos de una persona que amara la aventura tanto como ella. Alguien con quién irse de viaje sin sufrir estrés y ansiedad durante el vuelo.

¿Por qué no podría ser ella esa persona correcta?

—¿Por qué no te gusta viajar? —Preguntó la morena—. Es decir, ¿qué es lo que te da miedo? ¿los aviones?

—Uhm... no estoy segura. Desde que tengo memoria, me pongo muy nerviosa cuando se trata de hacer un viaje largo y siempre los evito cuando puedo. Sólo he salido por cuestiones de trabajo. Nada de placer.

—¿No crees que ya es hora de enfrentar ese miedo?

—¿Es necesario? —Leticia arqueó las cejas y se giró hacía su novia. Le puso una mano entre los muslos y empezó a acariciarla.

Charlotte sonrió y dejó las piernas bien abiertas para que su novia frotara su cuerpo a gusto. De un momento a otro, la morena olvidó cuáles eran sus preguntas y se concentró en los espasmos de placer que la invadían.

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Carla había estado preocupada por el bienestar de Leticia desde que la chica era apenas un bebé, y daba igual lo mayor que fuera: seguiría consintiéndola como la niña que era. Por eso, se presentó al día siguiente, a las siete de la mañana delante del departamento de Leti y llamó a la puerta.

—¡Ya voy! —dijo una voz al otro lado.

En cuanto la puerta se abrió, Carla dio un paso atrás y se quedó sin habla. La que estaba ahí no era Leticia, sino Charlotte, la chica que había acompañado a su hija a la boda de su prima. Estaba usando una camisa blanca a media pierna y tenía el pelo suelto, y a juzgar por las puntitas de sus pechos alzándose por debajo de la tela, no llevaba ropa interior alguna.

Charlotte se puso colorada y empezó a sudar.

—Eh... ¿qué tal? —Saludó la morena—. Señora, yo ah...

Destinos Cruzados [Amor Lésbico ]  [Novela Terminada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora