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Estabas muy enojada. Demasiado.
En realidad pensabas que tú y Ada harían un equipo, en verdad que sí. Hasta que te enteraste que el ámbar se lo daría a Wesker.
Sabías que él siempre había tenido ideas medio locas sobre el "poder", pero tú querías el ámbar para sacar la vacuna y no manipularla más, como él.
Querías aventar todas tus cosas, en verdad que sí.
—Es un hecho Kate, Ada lo tomó, ella misma me lo confirmó antes de irse en ese helicóptero
Recordaste que Leon te lo había comentado. Sabías que él también andaría en España, igual que ella pero no sabías que estarían en el mismo pueblo de locos.
Te sentaste en tu silla giratoria y solamente agachaste la cabeza.
—¿Cómo pude....? — murmuraste triste y preocupada
En realidad pensabas que tú y ella tenían algo especial, pero con lo que ha pasado...en verdad ya dudabas de todo eso. ¿En verdad le gustaban las mujeres? O ¿sólo era una fachada para poder obtener de ti información sobre al ámbar?
Suspiraste.
Te paraste de la silla una vez más y te quitaste tu bata. Necesitabas relajarte, porque si no, harías un desastre ahí mismo y todo sería peor.
🌷🌷🌷
Te encontrabas tomando tu té de manzanilla. Te encantaba. A decir verdad, estabas más tranquila.
Tenias los ojos cerrados, con la taza en tu boca, hasta que la volviste a dejar en la pequeña barra, reiste un poco. Pero era porque estabas alegre, si no, te preguntabas...¿Ella qué hace aquí?
—¿Qué quieres, Ada? — abriste tus ojos, pero seguías sin mirarla
Sabías todo de ella. Ada no ya no podría hacerte sus jueguecitos.
—Quiero hablar contigo
Volviste a reír. Giraste desde tu pequeña silla para poder mirarla.
—No hay nada de qué hablar, Wong — pausaste — lo sé todo, lo sé
—¿Cómo?
—No eres la única que tiene contactos por todos lados
Ada no sabía de tu amistad con Leon
—No hagamos más difícil todo ésto — comentaste simple — toma, si es que tienes algo tuyo en mi departamento, y lárgate
—Kate...— murmuró
—Ada, por favor, tan sólo...vete — suspiraste para después levantarte de tu silla
Tomaste tu taza color negra y caminaste del otro lado del sillón, evitándola.
Te dirigías a ti habitación
—Lo nuestro...no fue mentira — murmuró para después salir por aquella ventana
