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Kong Tannasit iba camino a su humilde restaurante de comida tradicional tailandesa, luego de hacer la compra.

...—¿Kong?, ¿eres tú verdad?

—Si señora, soy yo, ¿Acaso me conoce?

—Soy Anne, Anne Sanglatah .... del barrio, ¿No te acuerdas de mí?

Este soltó las bolsas que llevaba y la miró detenidamente.

—¡Oh Anne!, ¿realmente eres tú?, ¡Vaya!, quien lo diría... Estás muy hermosa, pareces una señora muy distinguida.

 Estás muy hermosa, pareces una señora muy distinguida

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—Lo soy viejo amigo. Me casé con un hombre muy trabajador y muy rico—Dijo esta muy sonriente.

—Me alegro mucho por ti, de verdad.

—¿Y este local?, ¿Es tuyo?—preguntó la mujer señalando el restaurante.

—Si—Contestó este abriendo la puerta—Ven pasa, te invito a tomar un café y un trozo de pastel de canela si no tienes mucha prisa.

—Oh no, para nada. Encantada me lo tomaré si es la mitad de delicioso, del que hacia tu madre— Dijo ésta siguiendo al hombre.

-Tengo sus recetas, así que puedes asegurar que si

Anne y Kong revivieron recuerdos de su infancia y su juventud, mientras degustaron el café y el pastel,  felices de haberse reencontrado, después de muchos años son verse.

...—Me entristecí mucho cuando mis padres vendieron la casa y nos fuimos a otra ciudad. Os extrañé mucho, yo adoraba a tus padres, tu casa era como mi segundo hogar.

—Si, ellos eran geniales, lástima que mi padre murió poco después. Menos mal que mi madre estuvo muchos años con nosotros—Habló este entristecido.

—¿Nosotros?, ¿Tienes familia?—preguntó entusiasmada.

—Si, tengo un hijo. Lamentablemente mi esposa May ya no está, ella murió poco después de dar a luz.

—Oh vaya, lo siento mucho—Dijo Anne conmovida —¿Y sólo tienes un hijo?

—Si bueno, uno propio si. Mi esposa estuvo casada anteriormente y tuvo una hija, Creamy pero ella está en Seúl, mi May era natural de allí, hace años que no nos vemos.

—Oh cielos, que lástima.

-¿Y tú?

-Oh pues yo te voy dos chicos increíbles y un esposo maravilloso.

-Que bien por ti

De repente el teléfono de ésta empezó a sonar.

—Si dime...Ay si, ya voy...lo había olvidado completamente—dijo la mujer antes de colgar y beberse rápidamente el último sorbo del café—Lo siento, olvidé una cita, toma—dijo entregándole una tarjeta—Llámame para lo que necesites, me ha encantado volver a verte.

—Oh, toma tú también—Dijo este, dándole un abanico de regalo con el logotipo y las señas de local, además de un buen trozo de pastel—Es para tu familia.

—Gracias, eres muy amable

Kong se quedó mirando la tarjeta por un momento, luego la guardó en su bolsillo del pantalón y sonrió antes de volver al trabajo.

Días después

Barcode y su padre se acostaron como siempre, tras pasarse el largo día uno trabajando y el otro estudiando.

Alrededor de la media noche se desató una fuerte tormenta y el joven moreno se despertó al escuchar los gritos de Kong, el cual lo meneaba para que se levantase rápidamente, ya que la casa estaba ardiendo.

Un rayo había caído en el tendido eléctrico cerca de ella, este había provocado un cortocircuito y las llamas se habían extendido rápidamente.

Consiguieron salir por la ventana al tejado de la vecina, luego los bomberos los rescataron mientras apagaban el gran fuego.

La casa era muy antigua y había mucha madera, por lo que prácticamente quedó calcinada en su totalidad, junto con casi todas sus pertenencias.

...—¿Y ahora que haremos papá?, no nos queda nada—dijo el moreno rebuscando entre los escombros algo que salvar.

—Tranquilo hijo, saldremos adelante, aún tenemos el seguro de la casa.

Las noticias hablaron del terrible incendio pero Anne, que disfrutaba de la comida junto a su esposo e hijos como cada día de domingo, no supo nada hasta que cogió el periódico y se lo acercó curiosa al ver la foto, en ella estaba Kong todo lleno de ceniza.

—¡Oh Dios mío!, que desgracia. No puede ser...oh señor.

—¿Qué ocurre querida?, ¿Estás bien?—preguntó su esposo al verla tan agitada.

—¡Es Kong!... s-su casa se incendió. Él y su hijo están en la calle, tengo que ayudarles, cariño le debo mucho a él y a su familia. Ahora él necesita mi ayuda.

—Tranquila cielo, todo se arreglará—dijo al verla levantarse y buscar en su bolso el abanico muy sofocada.

—Si, aquí está... Aquí está

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12. JeffBarcode: Un Amor De Ensueño - Primera Parte- Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora