.｡..｡.♡✿ 𝓓𝓪𝔂 𝓐𝓷𝓭 𝓝𝓲𝓰𝓱𝓽 ✿♡.｡..｡. ~ Madara Uchiha y tú

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Madara me ató de las manos y de los pies a la cama con unas sogas, me arranco prácticamente toda mi ropa dejándome completamente desnuda ante él, me había abierto de piernas y había metido dentro de mí un consolador nuevo que había comprado esa tarde, ya había olvidado de cuántas veces me corrí por culpa de ese estúpido consolador, además de que Madara jugaba con mis pechos metiendolos a su boca y mordiendo un poco mis pezones, me besaba con intensidad metiendo su lengua a mi boca y jugando con la mía, además de que metía su miembro a mi boca para que pudiera chuparlo

Y con el mínimo sonido que hiciera golpeaba mi intimidad provocando que sólo me excitara más, me halaba del pelo susurrándome en el oído que era completamente suya y que esto debía de enseñarme a no volver a engañarlo porque sino me iba a ir pero en cuanto volviera a mentirle, y la verdad es que me estaba gustando más que molestarme o sentirme violada, tanto así que volvería a mentirle todas las veces que fueran necesarias para poder estar así con él y que me haga todo lo que quiera conmigo, loco lo sé pero me gusta que sea así cuando estamos teniendo sexo

—Daddy ya no puedo más —gemí arqueando mi espalda corriéndome una vez más

—Esto termina hasta que salga el sol

—Pero... Ya no puedo más... Ahg —apreté mis manos que seguían atadas —Daddy, desatame... Necesito tocarte

—Ah no, eso te ganas por haberme engañado

—Perdóname Daddy, por favor ya no puedo más... Ahg joder

—Bien, seré bueno contigo pero para la otra no habrá piedad ¿Okay? —asentí

Me desató de las manos y los pies para después sacar de mi interior el consolador, se colocó en medio de mis piernas para así rozar su miembro con mi intimidad la cual ya no podía soportar algo más dentro de ella pero a Madara le valió pepino y aún así entró en mí comenzando a besar mis labios, yo le correspondí pasando mis manos alrededor de su cuello soltando varios gemidos al sentir lo rápido que se estaba moviendo pero que me encantaba que fuera así de duro.

Madara mordía mi labio jadeando, apretaba mis pechos y acariciaba mis piernas yendo más rápido, yo al no poder más hice mi cabeza para atrás gimiendo corriéndome una vez más estando demasiado exhausta y cuando Madara se corrió salió de mí acostándose a mi lado, yo ni siquiera podía mantener mis ojos abiertos por lo cansada que me había dejado, pero aún así lo disfruté demasiado pero mañana voy a sufrir las consecuencias por esta noche tan pesada pero tan excitante, está noche sin duda nunca la voy a olvidar, estaré marcada de por vida debido a esto y culpare a Madara por esto toda mi vida.

Por lo cansada que estaba me había quedado dormida rápidamente que ni siquiera escuché lo que Madara me había dicho, sólo recuerdo que me había dicho que mañana no iba a ir a la escuela por lo sucedido de esta noche, algo que agradecí antes de irme a dormir para después verme en un profundo sueño, el cual sentí que duró demasiado porque cuando desperté y mire el reloj de la pared me di cuenta de que iban a dar las 2 de la tarde y al ver a mi lado izquierdo dónde se supone que estaba Madara ahí lo miré aún dormido pareciendo un angelito pero es todo un demonio

Ahora por su culpa no puedo moverme ni para darme la vuelta, el cuerpo me duele horrible y Madara ahí como si nada bien dormido, al menos no me mandó a la escuela así porque no iba a poder aguantar mucho el estar de esta manera, pero juro que después me las pagará este pelos de Rapunzel. Me senté en la cama como pude llamando a Madara para que pudiera llevarme al menos al baño porque no podía ni levantarme, pero Madara parecía muerto no se movía ni aunque lo estuviera moviendo con fuerza

—¡Vamos despierta!

—¿Qué quieres?, Déjame dormir

—Por culpa de alguien no puedo levantarme y necesito ir al baño, así que ayúdame

—Ahg bien —se sentó en la cama mirándome un poco de arriba para abajo sonriendo pícaramente

—Madara, ahorita no estamos para eso, ayúdame

—Bien ya voy

Se levantó de la cama yendo hasta mi lado para tomarme en brazos y llevarme hasta el baño, ahí me bajo con cuidado y me ayudó a sentarme en la taza, se quedó ahí esperando a que pudiera terminar para ayudarme a volver a la cama, no se quejó cuando también le pedí ayuda a lavarme la cara y los dientes, lo hizo con gusto y dándome algunos besitos en la mejilla, que quizás así sí pueda perdonarlo por lo que me hizo anoche.