El principe olvidado del Oeste

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- "Tal vez todo hubiese sido mejor si solo me hubiese quedado en casa"
-Athelred, 1750


Un chico miraba la ventana de su habitación, abrazando sus piernas, anhelando salir a ver la vegetación y civilización que veía por dicha ventana que estaba acompañada de barrotes enormes que le impedían abrirla y salir.
Lo más triste de todo esto es que, dicho chico, se trataba de alguien prodigio, un principe de un Reino lleno de magia pura y destructiva:
El Reino Ragnarsson.
-¡Athelred! Tocaron la puerta de su habitación, era una de las criadas del castillo. Era increible, ni siquiera respetaban su "autoridad" como principe. -¡El desayuno está listo! Tu padre se apiadó de tí hoy, así que desayunarás, muevete. Aquella criada finalmente se fue. Athelred suspiró, se levantó y salió de su habitación.
Que más que habitación era una vieja torre de vigilancia, no era pequeña, por fortuna, pero hacia falta esa cálidez de una habitación normal, el no disfrutaba de tener un cuarto como cualquier persona normal.
Bajó hasta llegar al comedor, sus 4 hermanos mayores y su padre lo estaban esperando. -Buenos días...
Dijo juntando sus manos.
Era costumbre que nadie le hiciera caso a sus saludos, bueno, a excepción de su hermano mayor, Alfred, quien siempre le devolvía el saludo pero sus otros tres hermanos no lo hacían.
Y era curioso que sus otros tres hermanos ni siquiera le dirigieran la palabra siendo gemelos, pues Athelred es el último de cuatrillizos.
De igual forma siempre saludaba ya que cuando no lo hacia su padre lo regañaba. Sin más rodeos, suspiró y se sentó en la mesa, luego sirvieron la comida y todos empezaron a desayunar.
Su padre y hermanos hablaban, a el se le tenía prohíbido hablar en la mesa a menos que sea para algo realmente importante, de resto, debía mantenerse callado.
Y como en realidad su vida era tan monotona y solo se dedicaba a mirar la civilación por la ventana, no tenía nada que decir.
Incluso si su hermano Alfred intentaba dirigirle la palabra, este era rápidamente interrumpido por su padre y le impedía proseguir con la conversación.
Athelred comía en silencio, en realidad, ni siquiera tenía hambre pero sabía una cosa y era que si no desayunaba, no le dejarían almorzar y no quería desmayarse otra vez.
Aunque nadie lo notaría en realidad.
El ni siquiera miraba al frente o a alguna parte de la mesa, cada vez que lo hacían, su hermana Judith, 3era cuatrilliza de Athelred, decía que el estaba chismeando y su padre lo regañaba.
Pero esta vez, quisieron molestarlo de otra manera.
Judith miró a Athelred quien jugaba con un pequeño pedazo de vegetal mientras masticaba el resto de la comida que aún habia en su boca.
Sonrió y luego miró a su izquierda, topandose con Athelwulf, el mayor de los cuatrillizos. Al mirarlo, este levantó la cabeza y sonrió, captando el mensaje de su hermana: Jodamos a Athelred.
Y es que ese era su pasatiempo, a esos dos les encantaba molestar a su hermano y luego victimizarse con su padre. -Athelred está jugando con la comida... Dijo aquella chica. Esto hizo que Athelred levantase la mirada confundido, tragó lo que masticaba y cuando estaba a punto de responder se detuvo en seco sabiendo que si hablaba, lo iban a regañar. Judith sonrió y luego Athelwulf actuó. -Padre, Athelred está jugando con su comida y a aparte, está chismeando mi conversación con Judith e intentó opinar sobre ello, pero se retractó creyendo que no nos ibamos a dar cuenta. Dijo sonriendo. Alfred, el mayor, los miró enojado mientras que el último cuatrillizo por presentar, Aethelstan, el 2do, miraba incomodo la escena, pero no hablaba, el de hecho, nunca lo hacia y no porque fuese mudo.
Aquel hombre tan imponente al que todos en esa mesa llamaban "Padre" el Rey William, se levantó de su asiento, se acercó a Athelred, lo tomó del brazo y se lo llevó.
Ambos gemelos rieron y chocaron sus manos en cuanto su padre y hermano se alejaron de la mesa.
-¡Ustedes son unos idiotas! ¡Athelred no hacia nada malo! ¿por qué se dedican tanto a molestarlo?
Judith se sentó para seguir comiendo mientras que Athelwulf fue quien contestó la pregunta de su hermano.
-Porque es divertido joder a Athelred... Papá no lo quiere, es una ventaja enorme para nosotros... Alfred gruñó. -Veremos si seguirá siendo gracioso cuando mamá regrese... Dijo en tono amenazante.

Jewels (En correción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora