2 | EL COMPAÑERO DE CUARTO

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La habitación era nueva o, al menos, eso creyó cuando despertó. A pesar de que por un breve segundo creyó que todo lo que había vivido había sido un mal sueño, las vendas alrededor de su pecho y sus brazos revelaron que todo había sido real. La guerra, las muertes, su pelea contra Kaguya (notó también que aún tenía su sello del Sol), y su viaje al pasado por el portal que abrió la perra de Kaguya.

Se quedó observando el techo por un buen par de minutos, sus ojos fijos en el color blanquecino y las leves grietas que había. Le dolía todo el cuerpo como para levantarse y explorar el nuevo lugar. Agradeció no haber despertado en el hospital, nunca le gustaría ese lugar. Sentía que el hospital siempre tenía un ambiente de depresión que solo la sofocaba, pues a cada rato se podía ver a las enfermeras de un lado a otro, bastante estresadas, trasladando a algún ninja que había recibido heridas graves en una misión, incluso pequeños Genin que habían sufrido lesiones por una misión de rango C, algo muy normal en un pueblo Shinobi.

Después de lo que le pareció un par de horas, decidió que debía ver, aunque fuera un poco, en dónde estaba. Pudo deducir que ya era de día, alrededor del medio día debido al sol que no se veía por ninguna parte. Con mucho esfuerzo, pudo sentarse en la cama. un retortijón en su estómago le hizo apretar la mandíbula, su espalda le dolía y pudo decir que tenía varios moretones. Eso la preocupaba demasiado, nunca había tenido moretones que le dolieran tanto, eso gracias a la buena ayuda de Kurama. Ya no tenía a Kurama, lo supo cuando notó que su chacra se sentía limpio por primera vez. Desde que estaba en la Academia, recordaba sentir que su chacra era como un río descontrolado, y ahora se sentía como un riachuelo, tranquilo y con la cantidad suficiente para mantenerse estable.

Quiso comunicarse con Kurama, tal vez estaba durmiendo, ¿no? Fue una lástima que no fuese así. Cuando ingresó a su Espacio Mental no estaba la gran bestia de veinte metros, solo había agua y los barrotes que una vez lo habían mantenido encerrado. Volvió a llorar. A pesar de que fue durante la guerra que estableció una amistad con el gran zorro, le dolió saber que no estaba con ella. ¿Dónde estaba? ¿Acaso Kaguya lo había tomado? Caminó por un buen rato en su espació mental, fue sorprendente saber que también se sentía adolorida en ese lugar. Lo peor era que su Espacio Mental era enorme, como una gran plaza o un parque, solo que muy oscuro y sucio.

Caminó por un buen tiempo, y fue hasta una esquina alejada de la entrada que encontró algo que la hizo jadear. Sus manos temblaron mientras se acercaba vacilante a aquel lugar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, vio bien lo que había allí: un zorro del tamaño de un perro Golden Retriever con nueve colas casi de la mitad del resto del cuerpo. El zorro estaba tirado, y no pudo ver si este estaba respirando. Sin dudarlo, lo tomó entre sus brazos y lo puso en su regazo, al menos lo que cabía allí. Vio todas las características de Kurama, desde las manchas negras que estaban alrededor de sus ojos cerrados hasta sus orejas, su hocico y bigotes algo desaliñados, su forma algo singular de cuerpo que parecía una mezcla entre un conejo y un zorro, y sus colmillitos que sobresalían un poco de sus labios. Agradeció a todos los dioses al notar que respiraba, muy poco, pero lo hacía.

Lo abrazó contra su pecho mientras sentía un buen alivio recorrerle cada parte de su ser. Estaba feliz por poder estar con su amigo, lo único que le quedaba de su tiempo, por el momento. De repente sintió que Kurama se movía un poco. Lo miró expectante, esperaba que Kurama de repente se levantara y comenzara a gritar a los cuatro vientos al saber que era pequeño. Eso sería algo que él haría.

Los ojos de Kurama se abrieron, las pupilas se dilataron un poco y después se quedaron viendo a la nada. Naruto notó que Kurama parecía estar intentando buscar algo con lo que relacionar su estado. Luego este alzó su cabeza y por fin la vio. Sus ojos rojos, como rubíes, se quedaron viendo a los azules de Naruto. Sin poder evitarlo, Naruto apoyó su cabeza sobre Kurama mientras daba un pequeño chillido de alegría.

Bonito recuerdo | Naruto Fem x ShisuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora