Prólogo

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Iría a ver un Gran Premio tras 6 años.

Mi hermana pequeña por fin había cumplido uno de sus grandes sueños desde que recuerdo como jugábamos a las muñecas en la antigua casa de nuestros padres en Alemania.

Amalia Wolff, debutante como piloto en F1.

Estaba muy feliz por ella, de verla competir en karting a poder verla competir en la más alta categoría automovilística.

Desde que me mudé a América y deje Europa atrás, había visto a mi familia y todo lo que ellos movían en muy pocas ocasiones, básicas como por ejemplo Navidad.

Pero esta vez era una ocasión especial, después de ganar el campeonato de F2 finalmente habia ascendido para competir contra pilotos como Fernando Alonso, Lewis Hamilton o simplemente, el monegasco de ojos verdes de apellido Leclerc.

Qué puedo decir de aquel monegasco. Lo conocí cuando mi hermana competía en karting y yo iba a verla todas las veces que tenía carrera.

Aquel niño era uno de los comunes ganadores, además de Verstappen y algunos más. Amalia siempre acababa mirando hacia otro lado cuando tocaba recibirlos en el podio de la rabia que le causaba . Ella y otra chica más, una niña australiana preciosa, eran la únicas chicas en toda la parilla en aquel momento.

Claro que Amalia era dos o tres años menor que el resto de los niños de la categoría, pero así lo decidieron los de la FIA acompañado del apoyo de mi padre, Toto Wolff. Decidieron subir a Amalia de categoría ya que en la suya iba "ligeramente sobrada". Fue una excepción que decidieron pasar. Talento natural de los Wolff.

Aunque no lo pueda admitir frente a mi hermana, a la Kath del 2009 le encantaba ver a ese niño sosteniendo el trofeo entre sus manos, y todo por que curiosamente Charles siempre buscaba mi mirada al recibirlo. Me sonreía dulcemente a la vez que feliz. No importaba que quedase en 3er, 2do o 1er lugar, si se encontraba entre los mejores resultados era costumbre conectar miradas y sonreírnos.

Graciosamente, de todos aquellos momentos mencionados anteriormente donde parecíamos amigos de toda la vida, jamás habíamos intercambiado alguna palabra. Como olvidar cuando Leclerc se me presentó "accidentalmente" por primera vez.

Como era costumbre, acompañe a mi familia a ver otra de las tantas carreras de Ami. Estaba emocionada, mi hermana pequeña se estaba esforzando mucho y por fin obtenía resultados igualados a su desempeño, quedaba en quintos o cuartos lugares, incluso en podios, pero aún se le escapaba su quinta victoria esa temporada, nada que ver con la otra categoría en la que estaba anteriormente.

La carrera estaba por empezar, quedaban exactamente 10 min. Yo me encontraba ayudando a mi hermana a colocarse todo lo necesario para correr.

— Lo harás bien, solo confía.— Le dije mientras intentaba ponerle bien el casco.

— Está bien Kath, es solo que, de verdad que quiero ganar esta carrera, he trabajado muy duro para esto.— Comentó, insertándose los guantes.

— Se que has trabajado muy duro y que lo mereces, pero no solo tú te has esforzado, todos los que están aquí lo han hecho, por que todos quieren lo mismo Amalia, ganar.— Le agarré de los hombros mirándola a los ojos. — Así que sal ahí y demuestra lo que vales.

Ella me sonrió, para después abalanzarse sobre mí y darme un gran abrazo de los suyos que me encantaban.— Te quiero, Kath. — Susurró.

— Yo también te quiero Ami.

— Voy a buscar a papá antes de subirme al kart, seguramente estará tomándose fotos con fans.— Dijo riendo para salir corriendo en busca del señor Wolff.

Me quede allí, estática mirando todo con atención, por algo me catalogaban como observadora.

Unos instantes después, escuché como una avalancha de voces de niños entraban en mi campo auditivo.

Me giré, tomándome por sorpresa a 5 niños empujando a otro hacia mi dirección. Creo que es innecesario recalcar que el niño empujado, no era otro que Leclerc.

Me quede parada frente a ellos con una ligera sonrisa, simplemente observándolos.

— ¡Venga Charles, así nunca vas a conocerla!— Dijo uno de los chicos lo suficientemente alto como para que yo lo escuchase. Gasly, Pierre Gasly, si recuerdo bien.

— Pe...pero yo...— Decía Leclerc mientras intentaba retenerse. Los chicos seguían peleándose entre ellos, hasta que de un momento a otro uno de los empujones fue tan fuerte que el monegasco casi acaba cayéndose al suelo frente a mis pies.

Acabó frente a mi, donde nuestras miradas conectaron como si estuviésemos en otro podio, solo que ahora Charles estaba muchísimo más nervioso. Esperaba que el niño dijese algo para romper el hielo, pero para mi sorpresa Leclerc estaba en un pequeño trance del que aún no se decidía a salir. decidí tomar yo la iniciativa.

— Esto... Hola.— Traté de sonreír.

— Hola.— Me repitió él de la misma forma. Parecía que por fin el monegasco ya había vuelto al planeta Tierra. — ¿Cómo te llamas?— Me preguntó sonriente y sin rodeos, intentando calmarse.

— Kath, Kath Wolff.— Respondí, mientras le alargaba la mano en forma de saludo.

El monegasco pareció sorprenderse. — ¿Eres hija de Toto Wolff?— Me preguntó, a lo que asentí. Leclerc me volvió a dedicar una sonrisa. —Entonces también eres hermana de Amalia, ¿no?— volví a asentir, parecía un disco rayado.

— Yo soy Charles, Charles Leclerc.— El niño estrechó mi mano hace unos instantes extendida.

Solté unas cuantas carcajadas, a lo que él solo alzó una ceja en forma de confusión. — Ni que no dijeran tu nombre en alto cada vez que subes al podio, Leclerc.— Dije irónicamente. El monegasco se percató de aquello y me acompañó en la risa.

Nos quedamos mirándonos junto con una sonrisa al ninguno de los dos objetar nada más. Así fue la primera vez que vi aquellos ojos esmeralda desde tan cerca, aquellos ojos esmeralda que me darían tanta guerra. Claro que, para la pequeña Kath, eso no había hecho nada más que empezar.

Una voz desconocida se escuchó a lo lejos. —¡Charles! ¿Se puede saber que estás haciendo? ¡La carrera está apunto de empezar! ¡Ves a prepararte!

La cara del niño cambió de golpe a un semblante preocupado. Este miró hacia su espalda y volvió a mirarme, dándome a entender que tenia que marcharse.

—¿Te veré en el podio, Leclerc?— Le pregunté acompañada de una sonrisa confiada.

—Te buscaré desde allí arriba.— Me dijo de igual forma mientras clavaba sus ojos verdes en los míos, para dar media vuelta y echar a correr con sus amigos quienes ya estaban preparándose.

Y así hizo, ganó la carrera. En segunda posición quedó Amalia, y en tercera posición Verstappen. La cara de emoción a la vez que de rabia que tenía mi hermana no tenía precio. Era obvio que Ami quería ganar, pero en esta categoría la gente estaba más experimentada, tenia que seguir trabajando.

Volviendo la atención al ganador, el ya me había encontrado entre la multitud. Me sonreía dulcemente, pero su expresión llena de adrenalina y ambición se hacían de notar, estaba eufórico por ganar. le sonreí nuevamente. Sus ojos verdes esmeralda y sus hoyuelos hacían que fuese imposible no sonreír al verle.

Alzó el trofeo mientras la gente no paraba de hacer fotos, incluido mi padre.

Así fue como lo conocí. Como conocí al que posteriormente seria mi amor adolescente, mi primer amor, como conocí a Charles Leclerc.

El resto. El resto ya es historia.

El Gran Premio [ Charles Leclerc ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora