El Gran Premio [ Charles Leclerc ]

Capítulo 4 - Bahrein.

Tardé unos segundos en responder.

¿De verdad ella quería que le acompañase al hotel de Charles? ¿La misma hermana a la cual le recriminó por casi besarse ayer con el susodicho?

Suspiré. Todo fuese por el paseo con mi hermana para visitar Bahrein.

— Está bien.— Únicamente dije. Ella me brindó una sonrisa incómoda.

Acabamos de desayunar hablando de temas sin importancia. Quizás las dos estábamos tratando de evitar aquella conversación pendiente sobre el monegasco, ambas sabíamos que tarde o temprano saldría a flote, pero no era el momento.

Volvimos a pedir un taxi en dirección al hotel. Durante todo el trayecto estuvimos en completo silencio, ambas en nuestros pensamientos, mientras que la música del taxista se dedicaba a inundar el ambiente.

Uno de mis grandes dilemas que tenía sin resolver, era si debería decirle a Amalia lo que vi durante los minutos que me salí de la discoteca al buscar a los ladrones de mi teléfono, suerte que tenía el antiguo en la maleta.

En el caso de Ami, Carlos me dijo que afortunadamente su móvil sobrevivió, cayó en unas abultadas bolsas de basura, donde Norris y él bajaron a buscarlo al ver a Amalia como loca por ello.

Quizás mi hermana me apoyaría e iría a hablar con Charles para explicarle la situación, o también podía tacharme de loca y celosa que solo lo quiere de vuelta. Cosa que no era una opción, ya que me daba completamente igual con quien saliese Leclerc.

— Llegamos.— Me informó Ami. Bajamos automáticamente del coche tras pagarle al conductor y me quede plantada en el suelo, pensando en cómo pasar este momento.

— Me quedaré aquí esperándote. ¿Si?— Hablé manteniendo mi mirada en el hotel.

Noté como de reojo asintió, dirigiéndose hacia aquel alto edificio.

Sabia que Amalia y Charles iban a tardar bastante ya que tenían que hablar sobre la discusión que tuvieron ayer tras la carrera. Y si por algo me tengo que calificar, es por impaciente.

Así que para matar el tiempo decidí ir a la cafetería que había enfrente de ese hotel a por otro café.

Pasaron 30 minutos, llegó a 45. Varias personas se acercaron a tomarse fotos conmigo a lo que yo encantada acepté. Había mucha gente con ropa de la escudería Ferrari, esperando a poder cazar a algún piloto saliendo por la puerta.

Estaba realmente aburrida, había dado tres vueltas a la fuente del jardín al igual que había ido y vuelto de la cafetería. Hasta que una idea nada mala pasó por mi cabeza.

Agarré mi teléfono, donde me dirigí a mensajes.

"Hola Carlos, ¿Estás en tu hotel? Por que estoy aquí abajo y estoy muy aburrida."

Decidí contactar con el español, sabía que toda la escudería compartía el mismo hotel y Carlos haría mi espera más llevadera.

Unos minutos después, mi móvil sonó.

"Claro Wolff, enseguida bajo y nos vemos en recepción."

Rodé los ojos mientras me reía al ver como me llamaba por mi apellido y no por mi nombre.

No tardé mucho en notar como el moreno se acercaba, debido a que todos los fans que se encontraban merodeando la puerta del hotel estaban gritando entusiasmados.

— Hola Kath, ¿Cómo estas?¿Y cómo es eso de que estas aquí?— Los fuertes brazos de él rodearon mi cuerpo en un apretado abrazo, que le correspondí al instante.