Capítulo 6 - ¿Tensión?

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Me removía en la silla, intentando encontrar una posición cómoda para soportar el seguir ahí por más tiempo.

Comía mi postre el doble de rápido que todos los demás. Al contrario que ellos, yo solo quería acabármelo para poder marcharme de allí hacia Mercedes, y perder de vista a la dulce parejita.

En mi opinión, agridulces.

Decidí fingir que alguien me llamaba, agarrando mi teléfono y hablando falsamente con quien fuese.

Me levanté de la dura silla para comenzar a rodear el establecimiento, fingiendo estar metida en una conversación. No podía dejar de sentir los ojos de Charles persiguiéndome como el dardo a la diana.

"Colgué" tras unos minutos y volví a la mesa donde se encontraban todos los pilotos, aun que esta vez no me senté. — Lo siento chicos, mi padre me llamó para que fuese a resolver un par de asuntos pendientes. Ha sido un placer conocer a los que no lo hacía anteriormente. ¡Nos vemos! — Dije rápidamente excusándome.

— Adios Kath, ¡Ya nos veremos!— Su voz hizo que un escalofrío recorriese mi cuerpo. Después de lo que vi respecto a la monegasca sabía que no era tan simpática ni amable como parecía.

Comencé a caminar por el paddock sin tener un rumbo donde ir, ya que mi padre no me había llamado realmente. Pensé en buscar a mi hermana, pero acto seguido recordé que ahora mismo se encontraba en una entrevista pre-libres, como la que tuvieron Charles y George antes de comer.

La gente que pasaba por mi alrededor sacaba los móviles y las cámaras para fotografiarme o grabarme desde lo lejos, algunos me pedían fotos. Nunca se me hizo incómodo al ser la hija de un hombre conocido mundialmente, más por los fanáticos del automovilismo, así que desde pequeña vivía rodeada de cámaras o flashes. Simplemente era algo cotidiano en mi vida, estaba acostumbrada. Allá donde fuese con mi padre, teníamos a paparazzis y coches detrás nuestro.

El señor Wolff siempre decía que odiaba cuando lo hacían estando yo o algún otro de sus hijos involucrado. No sé a Amalia o a Jack, pero a la Kath pequeña le encantaba ser el centro de atención. Ahora no podría decir lo mismo.

Cuando empecé en el mundo del modelaje, todo aquello aumentó drásticamente. Para una joven que acababa de pasar la adolescencia con la edad de 19 años, era completamente agobiante que nada más poner un pie en la calle, alguien ya te estuviese fotografiando desde el rincón más oscuro de esta. Aun que con el tiempo volví a adaptarme a ello, fue realmente asfixiante. No me quejaba, sabía que todo aquello tenía un precio.

Por lo que, eso ya formaba parte de mi vida habitual. Simplemente los ignoraba y seguía mi camino o intentaba llevarlo lo mejor posible.

Conseguí sentarme en un banco dentro del paddock. Suspiré y dejé paso a miles de pensamientos de todo tipo a entrar a mi cabeza. Todo era tan complicado.

— Sabía que tu padre no te había llamado, mentirosa.

Levanté la cabeza al escuchar aquella voz, encontrándome en frente de mi al español de brazos cruzados junto con una sonrisa vacilona.

— ¿Me has seguido?

— Digamos que tu excusa no ha sonado muy convincente.— Carcajeó y se sentó a mi lado.

— Lo siento, es que todo es muy difícil.— Me quejé. — Yo lo intento, pero es que no la soport- Callé de golpe al darme cuenta de que casi le revelaba a una persona exterior mi opinión sobre la monegasca. Carlos se sorprendió ante mi confesión.

— Vaya, pero si es muy simpática, incluso te ha ofrecido su amistad.

Reí sarcástica y Sainz frunció el ceño. — Aun que te lo explicara no lo entenderías. — Seguía sin estar preparada para contarle a alguien sobre aquello que vi relacionado con Siné.

El Gran Premio [ Charles Leclerc ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora