Capitulo 48:Demonios reales

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Melissa no sabe cuanto tiempo lleva inconsciente y normalmente ella ya hubiera tenido sus pesadillas recurrentes que la atormentan al dormir pero la verdad es que no sentía nada de momento hasta que de repente percibió como sus sentidos volvían a ella. Lo primero que la rubia siente es dolor por sus heridas, aunque también cierta comodidad al notar que ella se encontraba acostada en un cama acolchada. Abrió cansadamente sus ojos azulados, viendo un techo de madera rústico y luego se recargo, notando que estaba en la habitación de una de una anticuada casa con cierto ambiente parecido a un hospital.

-Melissa: ¿Donde estoy? (habló desorientada)

Antes de que pudiera levantarse, se fijó que llevaba puesta varios vendajes en varias partes de su cuerpo y en lugar de su traje usaba una yukata azul oscura, su prótesis metálica es lo único que permanecía igual. Intentó ponerse de pie, mas fue interrumpida al ver como la puerta de la habitación era abierta y entró un joven pálido de ojos lavanda, de cabello corto de color verde opacando a negro, vestía una camisa blanca con botones bajo de un kimono igual blanco y pantalones azules oscuros, sumado a que cargaba una charola con comida y la cara de pocos amigos.

 Intentó ponerse de pie, mas fue interrumpida al ver como la puerta de la habitación era abierta y entró un joven pálido de ojos lavanda, de cabello corto de color verde opacando a negro, vestía una camisa blanca con botones bajo de un kimono igua...

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-???: Ya era hora de que despertaras (dijo antipático)

Melissa no sentía hostilidad de ningún tipo por parte del chico y tampoco percibía ese olor de la sangre mezclada con flores que olfateó antes de desmayarse.

-Melissa: ¿Quien eres? (preguntó viéndolo dejar la charola en la mesa cerca suya)

-???: Eso no te incumbe, come (dijo muy grosero señalando la comida)

-Melissa: {Para ser hospitalario es muy grosero} (pensó fastidiada)

En cuanto dio el primer bocado, le fascinó tanto que comenzó comer como si no hubiera un mañana ya que últimamente solo se había alimentado de barras nutricionales.

-???: Te ves ves muy vulgar (criticó asqueado al verla comer)

-Melissa: ¿Eh? (articuló con la boca llena) {¿Vulgar? ¿Yo? ¿Acaso me dijo?} ¡¿Me dijiste fea?! (dijo enojada al terminar de comer)

-???: Vamos, no hay que hacerla esperar (ignorando su enojo e indicándole que lo siguiera fuera de la habitación)

-Melissa: Te voy a seguir, pero no soy fea ¿entendiste? (todavía enojada, se levantó de la cama y lo siguió)

Caminaron por los pasillos y cuando pasaron cerca de una ventana, Melissa se percató que el exterior de la casa se encontraba amurallado con una pared de ladrillos, mas el patio era decorado por varios cerezos y era de noche. Dejando eso de lado, se acercaron a una de las puertas que el joven pálido abrió y la cruzaron, entrando a una habitación que parecía mas una clínica y había alguien mas dentro que volteo a verlos.

La Emperatriz de los demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora