EPILOGO

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Veinticinco años después de la explosión, Christina volvió al lugar donde su vida cambio

para siempre.

En aquel cálido día de otoño, la fragancia del azahar perfumaba el aire. Los estudiantes

charlaban alegremente mientras cruzaban el campus en su camino a clase. Algunos estaban sentados

en silencio bajo palmeras o eucaliptos, leyendo, pensando o soñando despiertos.

En el interior del edificio en el que una vez había trabajado, Christina se detuvo frente a los

buzones del sótano. Algunos estaban vacíos, otros llenos de cartas y papeles. Alguien pasó junto a

ella para recoger su correo. Extendió la mano hacia su buzón, tomó un par de sobres, se giró, y se

marchó.

Christina subió las escaleras hasta la planta baja. Cruzó el pasillo, el vestíbulo, el pórtico, y

salió al luminoso día.

En la distancia, las montañas de Santa Ana se alzaban como silenciosos e inmutables

centinelas. Rayos de luz dorada bañaban sus cimas, y un himno de alegría transportado por el

viento resonaba en los desfiladeros.

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El Plan De Tu Alma Ahora... Robert SwartzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora