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Ya había pasado más de un año desde que empezaron con esa "estupidez", no entendía porque había aceptado en primer lugar. La noche anterior Stan se había quedado a dormir en su casa, hicieron una maratón de películas, claro, la película trató de como se comieron a besos en la cama, sin llegar a tener relaciones en ningún momento. Se dio la vuelta, viendo al pelinegro dormir plácidamente, tapado hasta el mentón. Sonríe, era bonito, lo seguía diciendo apesar de que siempre durmieron juntos.

Kyle se acerca más a él, dándole un beso en la punta de su nariz, lo rodea con sus brazos. Sus mejillas enrojecen cuando Stan lo ve con sus pupilas muy dilatadas, el pelinegro dejo descansar una mano en su mejilla acalorada. La distancia corta no dura mucho cuando el contrario lo besa despacio. Eso siempre lo embriaga, siente una calidez cuando su novio fingido le da besos.

"Novio fingido", era un invento que hicieron. Recordaba perfectamente el día. Stan le había propuesto que si Wendy le terminaba ellos empezarían a salir y hacer lo típico de una pareja, a lo que él aceptó gustoso, no era la manera de decirle que le gustaba solo que era lo mejor. Aunque no todo tiene finales felices. Puesto que todo eso terminaría si uno de los dos se enamoraba de alguien más.

Eso asustaba al judío, no quería perder a su "amigo" y verlo junto a otra persona, le encantaba estar a su lado, compartir momentos.

—¿Te parece si vamos a desayunar? Quiero ir a ver a Randy—habla Stan separándose un poco.

El pelirrojo sonríe, besándolo nuevamente.

—¡Oye!—ríe el pelinegro entre el beso, apartando con cariño al chico—Guarda eso para más tarde. Kenny nos invitó a casa de Cartman. Podremos ensuciar su sofá favorito—propone con una mirada traviesa. Haciendo que Kyle se pusiera rojo.

—¡Claro que no! Ya hablamos de esto. No tendremos sexo.

—Agh, que amargado—vuelve a reír, levantándose, perdiéndose por el umbral de la puerta.

El de ojos verdes suspira feliz, mirando el techo. ¡Cómo amaba a Stan en todos los sentidos! No sabría que haría si dejaban de ser "algo". Él también se levanta, acomodando las sábanas, quedando impecable. Se cambió de ropa lo más rápido que pudo, hasta que el pelinegro volvió a entrar, de forma neutral, ya estaban bastante acostumbrados a ello. Escucha como el contrario bosteza, y se asusta al sentir el tacto de sus manos en su pequeña cintura. El aroma a perfume de fresas inunda sus fosas nasales, sintiéndose de lo mejor.

—¿De verdad quieres ir a verlo? No hace falta que lo veas todos los jueves—opina el judío, mirándolo, en realidad, miraba sus labios.

—Deja de mirar mis labios. Y respecto a eso; es que no pasamos mucho tiempo juntos, él estaba enfrascado en su mundo y yo en el mío, claro. Nada más, ¿acaso... te molesta?—inquirió dándole media vuelta, sus cuerpos pegados.

—Obvio no. Solo pensé que, bueno... agh, olvídalo, no sé porque lo dije.

El hippie pone los ojos en blancos. Atrapando por segunda vez en la mañana los labios rosados de "su chico". Sus corazones palpitaban muy fuerte, de tal manera que podrían explotar por todas las emociones. Alejan sus rostros, por la falta de oxígeno.

—Ya vámonos, se hará tarde si seguimos besándonos—bromea Kyle, tomando una chaqueta, y se dirige a la sala.

Aún quedaban restos de papas y refrigerios esparcidos por el suelo. Recogió todo, poniéndolo en el bote de basura. Miró su reloj, faltaba menos de media hora como para que no los dejaran ver al señor Marsh. Le grito a Stan para que se apure; porque, diablos, él si que era de tardar mucho.

La tenue música clásica que salía de su teléfono avisaba que tenía una notificación. Volvió de vuelta a la habitación, su "novio" estaba buscando algo en los cajones del escritorio. Eso lo desconcertó.

¡Los amigos no se besan! Style (STANxKYLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora