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Guardaron el pastel en el refrigerador, claramente, al día siguiente se lo darían y podrían festejar sin ningún problema, bueno, si es que Cartman no se comía todo el pastel él primero. Kenny limpio toda la mesa así su mejor amigo no tendría que enojarse con él por no haber hecho ni una mierda.

El castaño estaba en su teléfono, supuso que le enviaba mensajes a su novia, quien había acompañado a Bebe y Wendy para comprar las cosas. Una vez lo dejo hecho un lujo (hasta brillaba), se dispuso a sentarse en el sofá y ver alguna película dramática. Eso no fue hasta que Eric apareció, sentándose a su lado. Su rostro irradiaba una felicidad que no comprendía.

-¿Qué vamos a ver?-dice con fulgor en sus ojos. Kenny enmarcó una ceja.

-¿Tú... estás bien, Eri?

-¡No me llames así, idiota! ¿No puedo pasar tiempo con mi mejor amigo?-rechisto rodando los ojos. El rubio abre la boca e intenta decir algo, pero nada sale de sus labios.

Heidi había cambiado a su gordo, porque ese no era. El Eric Cartman que conocía era un gran hijo de puta y le encantaba hacerle la vida imposible al primero que pasara frente a él. Se rasco la mejilla.

-Bien, ¿quieres ver Rápidos y Furiosos?-propone a lo que Eric hace una cara de asco.

-Neh, otra cosa. Hmm, ¡Barbie!-los dos rieron.

-¡Si! Hasta que vengan las chicas.

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Nada le convencía a la rubia. Su rostro era serio. Su novio era de gustos un tanto sencillos. Pero, después de que se juntaran tanto con Tolkien Black, el chico había cambiado repentinamente, hasta pensó que éste le engañaba con el de color. Y, no fue así. Bebe suspira, necesitaba un poco de ayuda, no creía que algo de lo que estaba buscando le gustara a Clyde. Wendy se posa a su lado, apoyando la palma de su mano en el hombro de su amiga.

-Tranquila, Bárbara, seguramente lo que elijas le gustara-apoya con voz un poco triste, lo cual, la mencionada nota.

-Vamos, Wendy, es muy obvio que estás un poco celosa-la pelinegra abre los ojos sorprendida por el comentario de su amiga.

-¿D-de que hablas?

Bebe quita la mano de la contraria, acercándose un poco. Y la apunta con el dedo índice.

-Tú estás celosa. Es la segunda vez que, de quien estás enamorada, se enamore de alguien más. Por ejemplo, con Eric, tú-

-¡Bien, ya entendí, Bebe! Si, estoy celosa de Clyde. Él puede estar contigo, pero, yo no...-retiene las lágrimas, no quiere largarse a llorar en un centro comercial-Tiene la suerte del mundo de estar con la famosa Bárbara Stevens-susurra.

Antes de que la rubia hablara (lo cual, Wendy agradeció) Heidi llegó, venía con bolsas de supermercado y una radiante sonrisa que iluminaba a cualquiera.

-¡Listo, chicas! Ahora sí puedo ayudarte, Bebe.

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¿Qué tan malo era todo eso? ¿Acaso jugaba con los sentimientos de su mejor amigo? Tapó su rostro con sus manos, debería parar ahora con ese "juego", o quizás todo se iría por la borda. Kyle aparece, con un vaso con agua, estira su mano para entregárselo. A lo que Stan agradece, tomándolo.

-Es para tu dolor de cabeza. ¿En que piensas tanto?-rompe el hielo, Kyle.

-Oh, en nada, pelirrojo-responde con desgano.

El chico rodó los ojos. Se quedaron viendo unos segundos. Kyle se acercó lentamente a él, sentándose en su regazo, el ojiazul se sonroja bastante (eso no lo hacían con frecuencia), el problema fue que antes de que se besen, Randy entra, quedándose estático.

-Veo que interrumpo-dice, rascando su nuca. El más bajo se echo hacia atrás con suma vergüenza.

—¡Papá! Tú, nosotros, quiero decir...—balbucea Stanley, levantándose con rapidez. Randy se ríe.

—Está bien, hijo. Solo quería decirles que ya deberían irse. Hay mucho trabajo que hacer hoy.

—Oh. Eeh, claro, claro.

Los dos, con nervios, se fueron. Despidiéndose de la señora Marsh. Al salir, no dudaron en estallar a carcajadas. Todo había sido muy cómico (a su parecer), pero también incómodo. Después de calmar sus risas, caminaron hasta el pequeño supermercado. Tenían que comprar las cosas para el cumpleaños de Clyde, que era esa misma noche.

Pagaron las bebidas alcohólicas, los dulces y entre otras cosas. Con las bolsas en mano, volvieron a dar marcha a casa del castaño.

Esta vez, el camino fue un poco silencioso. El único sonido que se reproduce son los autos al pasar por la carretera. Cruzan la calle, llegando a casa de Eric. Stan tocó la puerta con sus nudillos. Por dentro se escuchaba un poco de música. Aunque recientemente eran las once y media de la mañana. Un chico de parca naranja y gasas en su cara atendió.

—¡Eh! Mi pareja favorita está aquí—saluda y guiña un ojo esbozando una sonrisa divertida. El pelinegro rodó los ojos.

—Hey, Kenny. ¿Ya están todos, no?

—Nop. Falta que lleguen Craig, Tweek y Clyde. Seguramente lo harán dentro de cuatro horas, aún no-

—Agh, déjame pasar. Así los ayudo más rápido—aclara Kyle con fastidio, antes de que el rubio volviera a hablar, pasó sin permiso (ya era costumbre).

Los otros dos se miraron con confusión.

—Parece que tu esposa está en sus días—bromea el de parca y antes de que Stan dijera algo, se fue corriendo hacia la cocina.

"Que idiota"  piensa, entrando por dentro. Dejó las bolsas en la mesa, con cansancio, se frotó los ojos. En eso, llega Wendy, que empieza a revisar las compras.

Ni siquiera se saludaron, era raro, acostumbraban a saludarse cuando se veían. El pelinegro pensó que ella no se sentía muy bien hoy. La dejó tranquilo, ni tampoco le dirigió la palabra.














¡Primera parte!

N/A del autor: Perdón la tardanza, estuve terminando las tareas de mrd, y agregando que estoy enfermo, bueno, en realidad estoy con tos.

¡Feliz cumpleaños a Clyde!

Puede que cuando llegue de casa empiece la otra parte.

Sin más, me despido.

¡Adiós!

05:33 a.m.

¡Los amigos no se besan! Style (STANxKYLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora