El reloj marcaba las 09:00 en punto de la mañana. Manuel se encontraba desesperado, ansioso y muy preocupado. Hace apenas unas horas antes había nacido su princesa.
Pero, Lucero se había desmayado al menos, eso le hicieron saber a él. Tenía más de una hora sin saber nada de su esposa y mucho menos de su pequeña.
No sabía si estaban bien, aunque rogaba porque así fuera.
Era la tercera vez que se acercaba a la enfermera que estaba de guardia.
—Por favor señorita, ¿Podría decirme cómo se encuentra mi esposa y mi hija?— su voz se escucha entrecortada, quería llorar de la impotencia— Llevo más de una hora esperando noticias de ellas y nadie me dice nada— estaba cansado, sentía en su pecho un gran nudo que le oprimía, a causa de todas las emociones que estaba sintiendo en ese momento y no las podía expresar.
— Lo siento señor, el doctor aún la sigue valorando. No debe tardar. Mejor vaya a la cafetería a comer algo, se mira muy pálido. No ha comido en toda la noche— sugirió— En cuánto sepa algo, yo misma voy a buscarlo— dijo, tratando de convencerlo.
La enfermera tenía razón, estaba cansado y con un aspecto pálido. No había dormido y mucho menos comido algo.
Llegaron al hospital al rededor de las 10 pm, a pesar de que su esposa ya tenía contracciones, el médico indico que aún no estaba con el nivel de dilatación requerida para el parto, por lo que tenían que esperar para ver si se completaba la dilatación o intervenía con una cesárea.
Pero, fue hasta las 5 am, que el parto inició. La dilatación estaba completa, el dolor que Lucero sentía era inmenso, las contracciones eran muy dolorosas y le sucedían a menudo.
Ver a su esposa de esa manera lo dejo bastante preocupado, a pesar de ser normal.
Sin embargo, decidió hacer caso a lo dicho por la enfermera. La comida de los hospitales no eran del todo buenas, pero no quería salir ni un segundo de ahí. Así que se dirigió a la cafetería.
(...)
Mientras esperaba a que le trajeran lo que había ordenado, recordó que no había avisado a nadie que se encontraban ahí.
Marcó primero al número de su suegra, y luego al de su mamá para contarles lo sucedido. Ambas madres se sorprendieron y emocionaron por la noticia, diciendo que irían de inmediato al hospital.
Cualquiera diría que no comió nada, y es verdad, apenas y toco lo que había pedido. No tenía apetito, sentía que la comida no le pasaba, estaba muy preocupado, ya había tardado tanto su espera.
Se levanto de la mesa, no podía comer así que se fue nuevamente a la sala de espera.
Al llegar ahí, vió al doctor salir del cuarto en el que se encontraba su esposa.
El doctor tenía una mirada seria, y temía que le dijeran algo malo.
— Señor Mijares— lo llamó. Por lo que él sé acercó.
—Sí, dígame. ¿Cómo esta mi hija y mi esposa?— preguntó.
—Su hija esta bien, es una niña muy sana. En un rato lo llevaré a conocerla—sonrió.
Eso tranquilizó un poco a Manuel, pero su tranquilidad desapareció cuando....
—Y mi esposa, ¿cómo se encuentra ella?— preguntó, se angustio mucho al ver al doctor serio de nuevo.
—Señor, estamos haciendo todo lo posible por salvarla. Ella está muy mal, su estado es muy delicado—el doctor le tocó el hombro.
Sintió que su mundo se venía a bajo, su hija esta bien. Pero, podría perder a la mujer que más ama en este mundo.
— Desde que desperto lo ha estado pidiendo a usted. Podrá pasar a verla en unos minutos. Vaya con la enfermera para ponerse la ropa adecuada para entrar a verla. Señor Mijares — lo llamo para detenerlo, pues ya se iba con la enfermera— Lamento decirle esto— hizo una pausa, acto que desespero aun más a Manuel— Como mencioné, el estado de su esposa es muy delicado, su problema avanzó mucho.
¿Problema? ¿Qué problema? ¿De que demonios habla este doctor?— pensó Manuel.
— Solo queda esperar como reacciona las siguientes horas. Le sugiero que se vaya preparando, las probabilidades de que mejore son pocas. Lo lamento— finalizó el médico
Esas palabras lo hicieron caer lentamente al suelo, mientras lágrimas recorrían su rostro, estaba destrozado. Nunca imagino que podría perder a su esposa, a el amor de su vida.
—Por favor, trate de guardar la calma. Primero necesito que pase a hablar con ella, luego podrá ver a su pequeña y de ahí a esperar como reacciona, si mejora, que es lo que deseamos o de lo contrario ser fuertes y enfrentar de la mejor manera lo que pase.— dijo el doctor.
Poniéndose de pie, se dejó guiar por el hombre de bata blanca, esté lo llevo hasta donde se encontraba Lucero, su Lucero, su amor.
(...)
En otra parte del hospital...
Un grupo de personas entraba al lugar. Se dirigieron a la sala de espera, el hombre fue a preguntar el estado de Lucero a la enfermera de guardia.
— Buen día, disculpe ¿podría decirnos el estado de Lucero Hogaza León?- preguntó un joven alto.
— ¿Me permite su identificación, y cuál es el parentesco?— pidió mientras buscaba información de ella en la computadora.
—Claro, aquí tiene — le extendió la identificación— Me llamo Antonio Hogaza León, soy hermano mayor de la paciente, mi cuñado Manuel Mijares nos indicó que estaban aquí— respondió.
—La paciente Lucero Hogaza León, si está aquí, llegó ayer por la noche. Ya ha dado a luz, y ahora se encuentra en observación en su habitación que es la 015, que se encuentra en el piso de arriba— indicó.
—¿Observación?¿salió algo mal?— preguntó esta vez el joven.
—Es todo lo que me han informado hasta ahora, lo lamento no puedo decirte más— lo miro la enfermera.
—Muchas gracias— dijo, y se fue junto a su madre y novia, qué estaban igual de emocionadas que él, con la llegada de su sobrina.
— ¿Qué te dijeron?— preguntó su madre.
Repitiendo lo que anteriormente le habría dicho la enfermera a él. Explico brevemente cómo estaba su hermana.
— Vamos entonces con Manuel— dijo su novia.
— Esperen, voy a marcarle para que sepa— dijo mientras sacaba su teléfono para llamar a su cuñado.
Intento una, dos, tres veces no contesto.
— Seguro está con ella, subamos, ahí lo encontraremos o preguntamos a alguna enfermera— dijo su madre.
Estaba muy preocupada, sentía un nudo en la garganta, una gran preocupación. Necesitaba saber cómo se encontraba su hija.
Caminaron unos cuantos metros hasta llegar al elevador.
No alcanzaron a tomar el primero, así que tuvieron que esperar un par de minutos por el otro.Cuando el ascensor llegó, las puertas se abrieron dejando ver a...
Me dicen que les pareció el cap!! Las leo 👀
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Por Si Acaso Volvieras
FanficLas historias no siempre terminan con un final feliz. Se dice que todo es obra de la vida y el destino. Lamentablemente en esta ocasión no nos lo permitió. Quizás en otra vida, tú y yo estaremos juntos, y podremos disfrutar y vivir todos los momento...