Cuando entro a la habitación, su esposa ya se encontraba dormida.
No cabe duda que se había sacado la lotería, tenía a una esposa tan maravillosa. Se sentía mal, por no estar todo el tiempo con ella, pues trabajaba mucho para tenerla como ella merece, como una reina.
En silencio, paso al baño para darse una ducha rápida.
Al salir, se colocó solamente su ropa interior y el short de su pijama. Al momento de subirse a la gran cama matrimonial que compartía con su esposa, trato de ser lo más silencioso y cuidadoso para no despertarla, pero no lo logró.
— ¿Por qué bebiste? — cuestionó algo irritada.
— Amor, no quería despertarte — se disculpó.
— Contéstame — pidió.
— Reina — no sabía cómo responder, sin que su esposa lo tomara a mal.
—¿Y bien? — se cruzó de brazos esperando una respuesta.
— Bebí porque me invitaron. Realmente, no quería hacerlo. Pero, no quise ser grosero con el bola, con Enrique y los demás — explicó.
— Le pregunté a Enrique y dijo que fuiste tú, el que llevo las botellas— lo interrumpió.
— Sí, pero yo las había comprado para la carne asada y cuando fui al carro por unas bases con Emmanuel, las vió y agarró una para llevarla con los demás — continúo.
Estaba enojada, él lo sabía.
— Amor, solo fue un vaso, no planeaba beber más de uno.
— Un vaso de alcohol, puede ocasionar algún accidente — reprendió.
— Lo sé, amor. Pero, no paso nada
— Manuel, no paso porque afortunadamente mi hermano condujo de regreso a la casa — comenzaba a alterarse, podía notarlo en su respiración.
— Lucero, por favor mi vida cálmate. Esto no le hace bien a la bebé y mucho menos a ti — trato de acariciar su mejía pero ella lo esquivó — perdón, no era mi intención hacerte enojar hoy y mucho menos quería que este día terminará así. Te dejaré sola, no quiero que nos alteremos. Me quedaré está noche en la sala, para dejarte tranquila y hablemos después con más calma. De nuevo, perdóname.
Se levantó, se acercó al clóset a sacar una playera y su bata para salir de la pieza.
Lucero, lo miraba salir de la habitación aún molesta y con los ojitos empañados por las lágrimas que amenazaban con salir.
Estaba enojada, pero no quería pelear con él, las hormonas la alteraron de más. Tampoco quería que él se fuera, pero no sabía cómo decirle que se quedara con ella.
Trato de dormir, pero le era imposible. Necesitaba a su esposo a su lado, que hablarán y duerman juntos como lo habían hecho desde que se casaron.
(...)
Él se sentía muy confundido, pero entendía a su esposa. No se iba a poner a pelear con ella porque no era lo correcto, sumándole que su suegra y cuñado estaban ahí.
Cómo le había dicho a Lucero, bajo a la sala, encendió el televisor para entretenerse un rato, vió quizá un par de películas, hasta que se quedó dormido.
Unas pequeñas y cálidas manos lo hicieron abrir los ojos de golpe, se había asustado por el repentino tacto. Pero la encontró ahí, inclinada hacia él, mirándolo fijamente, aquellos ojos que tanto amaba. Inmediatamente se sentó, para prestarle atención a su esposa.
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Por Si Acaso Volvieras
Fiksi PenggemarLas historias no siempre terminan con un final feliz. Se dice que todo es obra de la vida y el destino. Lamentablemente en esta ocasión no nos lo permitió. Quizás en otra vida, tú y yo estaremos juntos, y podremos disfrutar y vivir todos los momento...