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Ante sus jóvenes ojos estaba viendo cómo su familia era asesinada salvajemente por un único ser que no era capaz de adivinar si estaba vivo o no. Hong Joong no podía quitar la vista de esas manos pálidas y finas que tenían cogida a su madre por el cuello y apretaban a la pobre mujer que ya estaba muerta. En el momento que dejó caer el cuerpo de su madre, le echó un último vistazo a ese grupo de cadáveres que él había creado en cuestión de minutos. Los otros tres hombres que iban tras él ni siquiera tuvieron que moverse de la puerta: sabían que su príncipe, si quería, podía acabar con una ciudad solo.

Se miró las manos manchadas de sangre y una mueca de repugnancia apareció en su cara: incluso siendo un vampiro, bajo ninguna circunstancia tragaría un líquido proveniente de gente tan sucia. Vio que cerca había una cortina y se acercó para limpiarse. Una vez las manchas desaparecieron de su piel, se giró para irse. Y fue justo en uno de los pasos que dio para dirigirse a la puerta, cuando sus ojos se cruzaron con los de Hong Joong. El niño, que ni siquiera era capaz de esconder totalmente otra vez su cara dentro del armario, sabía que su vida tenía los segundos contados. El vampiro abrió el armario para encontrarse a Hong Joong temblando de miedo, con la cara roja por el sudor y los ojos hinchados de llorar. Alargó un brazo, cogió con fuerza del pelo a Hong Joong y lo sacó de su escondite con un tirón. Una vez fuera, lo levantó sin soltar su pelo. Lo puso a su altura y le regaló la mirada más aterradora que había visto. Cuando el vampiro se dio cuenta que se estaba quedando con mechones del pelo de Hong Joong en la mano mientras el niño seguía colgando de su agarre, abrió unos centímetros la boca. Hong Joong llevó la vista a los colmillos puntiagudos y cerró los ojos.

Hong Joong sabía que todo había acabado para él. Sabía que ese vampiro podía matarlo como a su familia o bebiendo su sangre, como había escuchado tantas veces que hacían para asesinar a los humanos y así alimentarse ellos. Pero el príncipe prefirió, antes de que Hong Joong cayera totalmente de su agarre, lanzarlo contra una pared que estaba a un par de metros. Al escuchar varios huesos partirse y lo que parecía el último grito de dolor que saldría de su garganta, se sacudió las manos, la ropa, y se fue.

—Quemad la casa —dijo el príncipe en un susurro mientras intentaba soportar el dolor de cabeza que le habían provocado los gritos de esa familia.

Hong Joong la percibió como una voz lejana. La clase de voz que había leído que tenían los ángeles que velaban por los humanos como él. Ni siquiera su madre tenía una voz tan hermosa.

Por suerte para él, el humo lo ahogó antes de que sintiera su piel derretirse por el fuego que lo cubría.



—Con lo bien que te queda el pelo largo —le dijo esa mujer rechoncha que estaba a su espalda lamentando lo que iba a hacer.

—Pero hace calor y es molesto. Además, lo tengo muy largo.

—¡Uy, eso no es nada ni para un muchacho! Puedes tenerlo más largo y recogértelo en ciertos momentos si te molesta mucho.

—¿Me vas a cortar el pelo o no? Porque te juro que voy y con dos o tres tijeretazos me lo corto yo —ella chasqueó la lengua.

—Los jóvenes de hoy en día no le tenéis respeto a nada.

—A los viejos especialmente no —recibió un tirón de oreja que más que daño le hizo reír.

—Hong Joong, no seas maleducado con tu tía.

Él asintió levemente y sonrió satisfecho. Ella, que tenía la costumbre de resistirse cuando Hong Joong le pedía que le cortase el pelo, dejó de hacerlo el día que vio el desastre que se había hecho él solo frente al espejo del baño. Hong Joong incluso llegó a pensar que la podía matar del disgusto al ver que la cara de su tía se iba poniendo pálida como la nieve. Pero la razón principal por la que ella se resistía era por las cicatrices que tenía Hong Joong, que consideraba feas a la vista. Empezaban por la barbilla e iban bajando. También tenía una en la oreja derecha y alguna pequeña sobre las cejas y la frente. Al menos sobrevivió, solía pensar.

El sentimiento de estar vivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora