03: Nunca me dejes mi amor

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"Nunca me dejes mi amor"

"Nunca me dejes mi amor"

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JULIÁN

Calchín, Cordoba.
23 Junio, 2021
( 4 años atrás )

Fue lo mejor del amor lo que he vivido contigo

Dejo mi esposa, tú dejas tu marido para matarnos en un cuarto de hotel

Bailamos cuarteto a las cuatro de la tarde, descalzos en el patio de casa, las estrofas de Rodrigo nos envuelven. Está contenta y yo también. La hago dar una vueltita y la atraigo hacia mi enlazando nuestros dedos.

Nunca me dejes mi amor —recito la frase que suena soltándole las manos para abrazarla por la cintura, ella me abraza por el cuello ladeando la cabeza esbozando una sonrisa. La canción sigue resonando.

En una semana era la copa America en Brasil y yo había aprovechado que Lisandro se fue a entre Ríos con su familia y que a la familia de él no le caía bien Sofía para traerla a Cordoba conmigo unos días antes d que todos viajáramos a Río de Janeiro. Ellos seguían juntos pero eso no me importaba y a ella tampoco parecía preocuparle tanto.

Corto la poca distancia que nos separa y la beso ladeando mi cabeza al lado contrario para besarla bien. Me aprieta el cuello acercándome más para intensificar el ritmo de nuestras bocas. Nos separamos unos segundos mientras agacho un poco mi cuerpo y ella da un saltito para que la cargue. Nunca cogimos porque Sofía no estaba segura de todo esto y serle infiel a Lisandro pero intuía que hoy sería distinto. Ya no podiamos aguantarnos las ganas y si había accedido a venir a Calchín es porque quería dar ese paso.

Entro a la casa y la apoyo sobre la primer superficie que me encuentro, la mesa del comedor. Nos volvemos a besar y esta vez nuestras lenguas se encuentran, mis manos viajan por sus muslos metiendose en su vestido, acariciando su piel con firmeza mientras la arrastro hasta el borde del mueble. Un ligero gemido se le escapa cuando presiono mi entrepierna contra ella. Deslizo mi boca por su cuello, besando lentamente y rozando mi lengua de vez en cuando hasta su oído.

— Te quiero coger toda —susurro apretándole el culo, simulando estocadas. Su cuerpo se arquea y sus dedos se hunden en mi nuca mientras respira agitada.

— Hacelo —pide envolviendo mi cadera con sus piernas, presionándome contra ella.

Alejo mi cara de su cuello. Tiene la boca entreabierta y las cejas fruncidas, nos miramos con ganas. Ladeo mi cabeza con una sonrisa y le vuelvo a comer la boca agarrándola bien, tocándole todo el cuerpo. De a poco nos vamos despojando de nuestras prendas hasta que nos quedamos en ropa interior. Le saco el corpiño sin ningún tipo de problema y me inclino para dejarle besos por las tetas mientras se las aprieto para meterme cada una a la boca, disfrutando los gemidos que suelta y la manera en la que tira de mi pelo de vez en cuando. Me alejo pellizcándole los pezones y vuelvo a bajar mis manos por su cuerpo, acariciándome la cintura y después enganchando los bordes de su tanga para sacársela. Se aferra a la mesa cuando le separo bien las piernas, agarrándola por los muslos y dejando besos en el interior de estos, paseando mi lengua mientras le aprieto la piel acercándome a su entrada.

EXTRAS | Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora