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Playa, sol y arena. Apoyo la sorbete del jugo de frutilla que me había pedido mientras ojeo a Enzo de pies a cabeza cuando sale del agua. El sol le pega en la piel haciendo que brille junto a las gotas deslizándose por su cuerpo trabajado y la manera en la que la tela de sus shorts se pegan a sus muslos logran sacarme un suspiro de enamorada. Soy consciente de que no soy la única que está mirando el espectáculo que está haciendo el morocho tatuado al salir del mar. Hay varias mujeres en las reposeras de las carpas mirando también, pero eso solo me halaga cuando va acercándose hacia donde estoy. Dejo mi vaso en la mesa y me saco los lentes de sol apoyándolo en mi cabeza cuando está cerca. Se sacude el pelo ojeandome completa también y se muerde el labio inferior inclinándose sobre la reposera para darme un beso.
— Deberías meterte, está hermosa el agua —murmura al separarse mirándome a los ojos y dedicándome una sonrisa de las suyas. Me acaricia la pierna y se inclina un poco más para dejarme un casto beso en el cuello antes de sentarse en la reposera que está al lado de la mía.
— Después de comer, pedí una fuente de mariscos hace rato —comento.
Asiente poniéndose los anteojos para tomar sol, yo hago lo mismo. Habíamos venido a Estados Unidos porque tenía que entrenar con la selección y yo obviamente lo estaba acompañando, hoy era día de descanso así que aprovechamos para venir a la playa para disfrutar un poco. Ya íbamos por el cuatro mes de relación y solo mejoraba con el pasar de los días. Además de coger todo el tiempo y cuando pintara, intentando cosas nuevas cada tanto, también salíamos mucho y disfrutábamos el tiempo juntos haciendo cualquier cosa que no involucre el sexo. Me mudé con él a Londres después de haber estado un par de semanas decidiendo casas y buscando una que fuera con los gustos de los dos, por si este al final conseguimos una perfecta en un country cerca del predio del Chelsea.
Enzo se volvió a hablar con Julián y retomaron la amistad después de casi dos años peleados, supieron dejar sus diferencias atrás y ahora eran más amigos que nunca. Además Julián conoció una chica y por lo visto iba para algo serio, se lo veía contento. Por otro lado Nina se había acercado a mi durante un desfile al que nos habían invitado a las dos, así que coincidimos ese día y me pidió perdón por las cosas del pasado, básicamente ya no había pique con ella. Ya estábamos grandes para esos dramas, por lo menos yo, ya estaba por cumplir veinticuatro y por suerte había madurado mucho el último tiempo.
