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SOFÍA
Miro brevemente el reloj en mi muñeca mientras recargo mi espalda en la silla y luego vuelvo a mirar al castaño que está sentado frente a mi del otro lado del escritorio. Lleva media hora hablándome de lo mismo y aunque me fastidia que solo haya venido con la excusa de hablarme lo escucho ya que es mi jefe en cuestión. Me habían contratado como embajadora de Fashion Nova hace unos meses y ahora me encargaba de muchas cosas, entre ella la selección de chicas que serían la cara de la marca y la indumentaria que usarían las susodichas. Lo bueno es que trabajaba home office, lo malo es que mínimo una o dos veces a la semana tenía que asistir de manera presencial a la empresa. Eso significaba tener que fumarme a mi jefe, Nicolás, que lo único que hacía era chamuyarme o tirarme alguna que otra propuesta para salir a tomar algo, obviamente ignorando el hecho de que yo ya tengo pareja.
— Bueno eso sería todo, ¿alguna duda? —pregunta llamando mi atención. Finalmente había terminado su charla y lo agradezco internamente, un minuto más escuchándolo hablar de lo mismo y le saltaba a la yugular.
— No, no, me quedó claro todo —sonrío amablemente—, Ahora en un rato te envío por mail el catálogo que armé para la temporada de verano y si te parece bien ya se lo mandamos al community manager —agrego incorporándome un poco para abrir el mail en la computadora para seleccionar los archivos mencionados. Todo con tal de evitar alguna otra charla no laboral que seguramente él ya tenga en mente.
— Perfecto —asiente quedándose en silencio unos minutos en los que desee que se levantara y finalmente se fuera pero obviamente fue todo lo contrario—, No se si estás libre esta noche, me gustaría invitarte a cenar, como amigos obviamente —agrega esto último haciendo que despegue mi vista de la pantalla para dedicarle mi atención.
No se cansaba este chico. Pero con el tono que usó esta vez y viendo que sonó menos desesperado que otras veces tuve un poco de compasión.
—Prefiero que esta relación que tenemos se mantenga en lo laboral y no haya nada fuera, además como sabe mi pareja es futbolista y no me gustaría que se malentienda en los medios que ando con mi jefe —explico siendo totalmente transparente con él, dándole a entender que me mantenía al margen, mi pasado de trola me perseguía y era obvio que los medios siempre me iban a castigar al menor paso en falso que diera.
El asiente entendiendo y hace una mueca levantándose. Hay que admitir que es un hombre muy atractivo, pero quien miraría a Nicolás teniendo a Enzo de novio. ¿Verdad?
—Bueno, yo sé que algún día me aceptará por lo menos un café —sonríe convencido y no puedo evitar contagiarme de esos dientes blancos perfectamente alineados.
