07: Yogurt con arroz

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' Yogurt con arroz'




ENZO

Chelsea, Inglaterra
4:52am



Arrastro mi mano por el colchón dándome cuenta de que Sofía no está acostada y levanto la cabeza casi de inmediato. Parpadeo un par de veces tratando de acostumbrar la vista y miro a través de mis pestañas el reloj de la mesita de noche. Casi las cinco iban a ser. Escucho un par de cosas moverse a lo lejos en el piso de abajo y sonrío hundiendo mi cabeza en la almohada mientras niego. No era algo nuevo que Sofía se levantara a esas horas de la madrugada por algún antojo de los suyos, lo que me extrañaba bastante porque ella nunca fue de comer mucho y ahora que está embarazada comía de todo. Cuando digo todo, es todo.

Me levanto de la cama rascándome la nuca y bostezo buscando con los pies mis ojotas. Al encontrarlas camino por la oscuridad del cuarto, sabiéndome de memoria el trayecto de nuestra habitación hasta el pasillo que daba directo a las escaleras de casa. Bajo poniéndome una remera que agarré antes de salir del cuarto y miro por todos lados buscando a mi mujer. Una parte de la sala está levemente alumbrada gracias a la luz de la cocina y no puedo evitar sonreír al verla ahí entretenida virtiendo lo que parece ser arroz recién hecho en un tupper.

— ¿Qué haces amor? —pregunto acercándome, tomándola tan desprevenida que se toca el corazón y me mira mal por aparecer tan así de la nada—, Es re tarde.

Amago otra sonrisa, rodeando la encimera para ponerme detrás de ella, envolviendo su cuerpo con mis brazos para dejar mis manos en su pancita.

— Me dió hambre —contesta concentrada en lo que hace mientras termina de pasar el arroz al tupper.

Apoyo mi mentón sobre su hombro y miro con una ceja alzada que había sacado varios potes de yogurt de frutilla. Le dejo un beso en el cuello y mi expresión se deformó cuando abrió uno de los potes para posteriormente empezar a echarlo dentro del tupper con arroz.

¿Eso iba a comer?, ya nada me sorprendía. Sin embargo me había encargado de comprar absolutamente de todo para que siempre tenga cosas en la cocina, ya que se ponía bastante sensible cuando no encontraba algo que quería comer.

Una risa se me escapó y no pude evitar sentirme pleno en verla así tan ensimismada con sus antojos. Recién tiene tres meses y fueron eternos para lo que vienen a ser sus ganas de comerse absolutamente todo lo que no combine.

— Ah con razón me pediste yogurt de frutilla pedazo de caprichosa —le digo al oído haciendo q suelte una sonrisa mientras se da vuelta y me abraza por la nuca.

— Te pedí de vainilla igual, pero ya está —me mira a través de sus pestañas hipnotizándome con esos enormes ojos verdes.

Me tiene a sus pies. Si me pide que vaya a comprarle medialunas a altalaya ahora mismo, yo voy.

— Compré de los dos, no te fijaste bien morocha —le guiño subiendo mi diestra, agarrandola por la nuca y acariciando su mejilla con mi pulgar, inclinándome para darle un piquito.

— Ah —dice con un deje de indignación al final, escondiendo una mini sonrisa en la comisura de su boca, sabiendo que ahora no me puede discutir nada,yo ya estaba tres pasos adelante siempre. La conocía como la palma de mi mano.

Vuelve a girar para mezclar el arroz con el yogurt mientras me alejo y me siento en uno de los taburetes que rodea la mesada, justo al lado de ella viendo como hunde la cuchara en la mezcla esa para después convidarme un poco.

Hago una mueca y niego alejando un poco mi cabeza.

— Dale probá —ordena poniéndose una mano en la cintura mientras sigue ofreciéndome el arroz con yogur.

Es tan linda. Con su pancita asomada entre las prendas que trae puesta, el short y la blusa de tiritas rosa, haciéndome carita de berrinche porque al final no me había podido ganar la mini discusión con respecto al sabor del yogur. Bajo su mirada insistente a que coma de la cuchara, me veo obligado a probar recibiendo una sonrisa victoriosa de su parte.

Ahí estábamos a las cinco de la mañana comiendo arroz con yogurt mientras nos reímos. Al final me había gustado así que la estaba acompañando a comer y no me podría sentir más afortunado de verla ahí tan contenta.

Giro la silla en la que estoy sentado dejando de lado el pocillo que me había dado y estiro mi mano hacia ella agarrándola de la cintura para acercarla a mi.

— ¿Por qué sos tan linda vos? —indago rodeándole los hombros con mis brazos acercándola más todavía para darle besos en la boca, ella me rodea también sonriendo sobre mis besos—, Me encantas.

— Que tierno que estás desde que estoy embarazada —se burla, ahora ella dándome besos a mi.

— Bueno eh —recupero la compostura soltándole los hombros para deslizar mis manos por su cintura y dejarle una cachetada en el culo—, Vamos a dormir, es re tarde.

Tira su labio inferior para afuera rodeándome el cuello con sus brazos y se balancea de un lado a otro haciéndome ojitos.

— Llévame, porfa.

Ni siquiera me opongo a nada. Me muerdo el labio inferior sonriendo de la ternura que me da y la cargo en mis brazos cuando me bajo del taburete. No pesa nada así que no tengo ningún problema en subir las escaleras mientras ella me dice que quiere desayunar licuado de ananá con tostados integrales. Solo me limito a sonreírle mientras le digo que obviamente íbamos a desayunar eso mientras entro a nuestro cuarto. Sofia embarazada es una de las cosas más lindas que vi nunca y disfrutar de esta etapa me hacía muy bien, ya que con Olivia no lo pude hacer.

La deposito sobre la cama y le un beso en la frente para después ir hacia mi lado de la cama para meterme dentro de las sábanas. Acurrucándome al lado de ella, poniendo una de mis manos sobre su pancita y mi cabeza apoyada en su clavícula. Sofia mientras me acaricia el pelo y apoya su mano sobre la mía transmitiéndome una paz increíble. Desde que estamos juntos no puedo dormir sin ella, los días que concentraba para algún partido del Chelsea lo padecía demasiado. Es mi lugar seguro.






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Enzo modo papá me puede mucho

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Dicen por la cucaracha que no soporté
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