IV

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Han pasado dos semanas desde que llegué a Airlie Beach, y las cosas siguen empeorando. Los recuerdos me siguen atormentando, y lo único que podría contar como algo bueno en este lugar son mis amigos, aunque no estén al tanto de todo lo que pasó hace un par de años con Alex, saben que algo ocurrió, porque después de ese día nunca fui la misma.

Me encontraba en mi habitación escribiendo uno que otro capítulo, cuando mamá entró sin tocar. Al ver que no le prestaba atención, se acercó hasta mi escritorio y me miró con una de esas caras que solo ella sabía hacer cuando yo no le prestaba atención. Ya podrán imaginarse cual es, ¿no?

─Kendall se que notaste que estoy aquí, así que, ¿podrías al menos fingir que me escuchas?─me giré hacia ella mirándola con aburrimiento, de seguro me regañaria otra vez.

─¿Que se supone que hice ahora?─pareció entender que cada vez que venía a mi habitación era para regañarme, así que cambió su semblante serio por uno más tranquilo.

─Solo venia a decirte que hace un par de días cuando fui a hacer las compras, vi a la madre de Dylan, charlamos unos minutos, y esta noche cenaremos en su casa, te quiero lista antes de las ocho.

Sin más salió por la puerta dejándome atónita, ¿cómo era que las cosas cada vez empeoraban más y más?

No quería ver a Dylan, era la única persona en todo este mundo a la cual yo odiaba, se que la palabra odiar es muy fuerte, pero no creo que haya una similar para describir lo que siento hacia el.

Al anochecer mamá ya se encontraba en la planta baja esperándome para poder irnos a la casa de los Duncan. Pero yo por otro lado no me encontraba lista, seguía con la ropa que solía llevar cuando estaba en casa. Habían pasado veinte minutos desde que me había informado que debíamos irnos, pero como sabrán me encanta llevarle la contraria, es por eso que estaba haciendo todo a paso de tortuga.

─Kendall, ¡podrías darte prisa!

─¡Que ya voy!

─Pues eso dijiste hace unos diez minutos atrás.

─Pero es que ahora sí que estoy lista.

Entre gritos y disputas salimos de casa, mamá estaba bastante emocionada por ir a cenar con los Duncan, y al parecer no seriamos las únicas allí. Me había comentado hace unos minutos que también irían los Attwood, los Morgan, los Diggins, los Milliers y por último los Cowell. Al menos tendría a mis amigos. Pero también estarían los amigos de Dylan.

Esto no será fácil.

Al estar frente a la puerta de la casa Duncan, lo primero que se me vino a la mente, fue salir corriendo, lo segundo fue decirle a mamá que no me sentía bien, pero eso ocasionaria preguntas, a si que por ultimo, opte por la tercera opción, la cual consistía en quedarme de pie junto a ella, mientras esperábamos a que nos abrieran la puerta.

O segundos.

¡Es lo mismo!, no molestes, que no estoy de humor para tus bromitas.

Lo que no me esperaba era ver a Caden, el hermano mayor de Dylan, detrás de la puerta, y con mi mejor amiga colgada de su brazo, ¡como si fueran novios! , Eris y yo tendríamos que hablar sobre esto, si me perdi de algo debo saberlo, y si debo soportar al hermano mayor de la persona que odio, también debo saberlo.

─¡Bienvenidas!, por favor pasen─Tal y como lo pide, damos el primer paso dentro de la casa Duncan, donde a simple vista no se ve nadie.

─¿Donde estan todos?─Si no fuera porque solo quiero salir de aquí, no habria preguntado aquello.

─Mis padres y los demás invitados están en el patio trasero...

─Bien, ¡Iré a saludar!

Mamá ya había cruzado la puerta corrediza que daba hacia el patio trasero, pero yo a mitad de camino me vi obligada a detenerme, ¿el porqué?, yo les diré, Caden Duncan.

─Mmm..., Kendall, nosotros estamos por aquí─Creí que era una clase de broma, pero cuando vi que Eris y él se daban la media vuelta para caminar hacia el salón de juegos, supe que esta noche sería más que larga.

Si que lo sería. 



Publicada: 16.06.2023

Mil Sentimientos Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora