Verte |pedri gonzález|

si te vas

25 de noviembre

» PEDRI

Todo se sentía como una mierda.

Todo se sentía diferente ahora que Melissa ya no era parte de mi vida.

Se sentía sofocante, se sentía como si hubiera un hueco en mi pecho cada vez que un recuerdo recurrente de ella pasa por mi mente.

Me dolía. Me molestaba. Me sentía como insensible a todo lo que me rodeaba.

Mis padres y Fer vinieron a verme durante el horario de visitas, y durante la cena todos me cantaron el feliz cumpleaños. Debería haberme sentido contento, porque ganamos nuestro primer partido en el Mundial 3 a 0, pero la alegría solo duró los 90 minutos porque al acabar el juego quería mandarle un mensaje a Melissa para contarle, pero no podía.

Porque la había dejado.

Me tiré en la cama y cerré los ojos, con la esperanza de oír mi teléfono sonar con una llamada de ella, pero en vez de eso oí que alguien tocaba mi puerta.

—¿Ansu? — ni siquiera se molestó en preguntar si podía entrar a mi habitación, simplemente lo hizo chocando levemente su hombro contra el mío — Claro que sí, pasa — dije sarcásticamente.

—¿Por qué terminaste con ella? — me preguntó directamente, parece que no había hablado con Melissa, lo cual era raro considerando lo unidos que estaban.

—Ya les dije, las cosas no estaban funcionando.

Negó con la cabeza 

—Sé que mientes, y me gustaría saber la verdad.

—¿Quieres la verdad? La cagué, dejé que la inseguridad ganara y terminé con la chica más perfecta que he conocido. Le dije e hice cosas de las cuales me arrepiento. ¿Eso querías escuchar? Porque esa es la verdad.

—Pedri... vaya, sí que la cagaste en serio. Pero ¿de verdad terminaron? No es como una de esas peleas donde terminan, pero luego vuelven.

—No, ella se merece a alguien que confíe ciegamente en ella y yo... — solté un suspiro de frustración antes de seguir hablando — Simplemente no puedo ser el novio que ella se merece — me senté sobre la cama, y él hizo lo mismo.

—Oye, ella realmente te ama y cualquiera que los haya visto juntos lo puede confirmar. Tal vez cuando volvamos de Qatar puedas hablar con ella y solucionar las cosas antes de que se vaya a Londres.

—La amo como no tienes idea, y es por eso por lo que creo que ella está mejor sin mí. La vi llorar tantas veces por mi culpa que ahora solo quiero que sea feliz, inclusive si eso significa que sea sin mí. Ella no merece estar con alguien que se coloca celoso por todo, pensé que con el tiempo aprendería a manejarlo, pero no sucedió, y ahora... ahora ella va a cumplir su sueño y lo mejor es que lo haga sin mi – ni siquiera me había percatado que un par de lágrimas comenzaron a caer —Dejarla ir va a ser el acto de amor más grande que puedo hacer por ella

Ansu se quedó en plan mudo mientras sacaba un regalo que ni siquiera me había dado cuenta de que tenía.

—No sé si ella querrá que te lo entregue, pero es tu regalo —recibí la bolsa y leí la tarjeta que colgaba de uno de los mangos.