Regina y Maléfica se sentían contra la espada y la pared, pues era casi imposible que Emma fuese su amor verdadero; pero de igual manera sus corazones tenían esa pequeña esperanza de que la joven princesa en efecto fuese el complemento de su pareja, fuese esa chispa que les faltaba.
–Lo haremos; pero no ahora, Maléfica no está en condiciones de tocar su núcleo mágico y yo no pienso arriesgarla para pasar una prueba que todas en esta habitación sabemos que dará como resultado que Mal y yo somos amores verdaderos y que Emma aún debe encontrar el suyo–. Regina jamás se sintió tan mal por no controlar sus palabras, puesto que el rostro de Emma perdió todo el brillo y la emoción, sus ojos eran ahora opacos y estaban llenos de lágrimas, algo que hizo que su propio corazón se sintiera pesado.
–Regina, cállate –la reina se sorprendió al escuchar a su esposa hablarle así, pero se sintió profundamente agradecida de que Maléfica tomara el control de la situación, aunque apostaría todo su reino a que fue el dragón de Mal quien la mandó a callar. –Dame tu mano, Gina–. Regina solo estiró su mano y al instante sintió como una de las garras de Mal abría la piel de su palma.
Emma no dijo nada y también extendió su mano a Maléfica, quien le hizo el corte con mucha más delicadeza que a Regina. Luego se hizo un pequeño corte en su mano, la sangre de las tres parecía evitarse, como si pequeñas barreras las separaran; Emma recitó las palabras que anteriormente había dicho para saber si efectivamente Ruby y Zelena eran pareja. Pasaron algunos segundos y sus sangres seguían evitándose, hasta que un pequeño brillo comenzó a formarse mientras los tres hilos de sangre comenzaban a entrelazarse. El brillo fue tan intenso que todas tuvieron que voltear el rostro, pues era casi como ver el sol directamente.
–Al parecer Emma tenía razón, lo que me hace sentir bien y mal al mismo tiempo.
Mérida le dio un pequeño golpe a su chica por decir aquello, pues ella sabía que era en broma, pero no estaba nada segura de que sus suegras lo hayan entendido de esa manera.
–¿Por qué lo dices, Lily?
–Me siento bien porque al fin encontraron a esa persona de la profecía –Maléfica y Regina vieron a su hija como si le fuese salido un tercer ojo. –¿No recuerdan la profecía?
–¿De qué hablas, hija? No hay ninguna profecía que nos involucre a tu madre o a mí, y mucho menos a Emma.
Regina veía a su hija un poco preocupada, pues no recordaba nada sobre alguna profecía, y estaba muy segura que de haber una profecía que las involucrara, ellas lo recordaría.
–Cuando tenía cinco años ustedes siempre me contaban la profecía antes de dormir...
Castillo de Regina y Maléfica años atrás
La princesa estaba acostada entre sus dos madres como siempre lo hacía antes de dormir. Las reinas amaban esos pequeños momentos con su hija, pues su niña estaba creciendo bastante rápido para su gusto, aunque aún era una niña que dependía de ellas en algunos aspectos.
–Mami –Regina se giró y le sonrió a su niña– ¿por qué no puedo tener un hermanito?
–Ya hablamos de eso, princesa, te explicamos porque mami y yo no te podemos dar un hermanito.
–Pero es injusto, quiero un hermanito, mami, por fis.
–Lillith, hija, vas a tener un hermanito, te lo prometo; pero no será ahora pues mami y yo necesitamos a nuestro otro complemento para poder tener otro bebé.
–¿Cuándo llegará esa persona, mamá?
–No lo sé, princesa. Recuerdas lo que dice la profecía ¿verdad?
ESTÁS LEYENDO
El cisne, la manzana y el dragón
FanficTres corazones dispuestos a amarse, dos con un latido similar debido a los años de convivencia, y este latido se acelerará cuando un tercer, y joven, corazón se sume a esta ecuación. Una joven e inocente princesa, que caer presa de los encantos de...