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¿Había algo que le molestara al Sumo Sacerdote? Nada en general, le resultaba gracioso la forma de actuar respecto a los humanos, nada podía ponerlo de malhumor, o bueno si, una cosa, que lo mandarán.

No tardo en mucho en recibir una llamada de un padre furioso diciendo que no quería que mataran a su hijo. Ahora mismo había una reunión del consejo en la iglesia, siendo el máximo responsable debía de estar en cada una de esas tediosas reuniones. 'El diablo a cargo en una iglesia, irónico'

Dejo al chico detrás suyo encerado en aquel lugar, sabía que pronto moriría de sangrado, o posiblemente de hambre, eso le preocupaba, mucho, no creía haber dado el infierno suficiente a un angel caído.

Salió del lugar viendo las rosas blancas que acompañaban su casa, el realmente detestable ese color, si no fuera por quien las plantó ahora mismo estarían metidas en la boca de su angel que estaba en el calabozo.
Camino por todo el sendero de piedras, eran unos cuantos metros para llegar a la parte trasera de la iglesia, iba subiendo las escaleras, cuando se topó con un tipo que realmente le molestaba.
¿Había dicho que el que le mandaran lo molestaba? Bueno quítenlo eso del primer lugar de la lista, por que la persona frente a él lo tenía.

-Sumo sacerdote.. -dijo sonriendo el que acababa de aparecer ante el. - o tengo que decir, ¿Jungkook?

El mayor frente a él no dudó en tomarlo del cuello para ponerlo contra la pared, observó con el menor ya esperaba esa respuesta, solo bufo teniendo a Jeo chocando su nariz con la suya.

-Sabes que nadie me llama por mi nombre, a menos que estés firmando tu penitencia.- dijo el pelinegro apretando su agarre.

-No creía que estuviéramos de nuevo en esta posición, ¿no es pecado querido?-Yugyeom dijo sonriendo ante el constante enojo de su mayor.
Solo tuvo que durar unos segundos más para ver como el menor comenzaba a perder el aire, fue entonces cuando lo soltó.

Era consciente que no podía matarlo, o bueno, no aún.

El menor comenzó a toser en cuanto tocó el suelo, con sus manos trató de ponerse de nuevo de pie para retomar su postura. Cuando lo hizo retomó el mismo gesto burlesco del inicio.

-Que caballero...

-Escucha esto idiota- dijo el mayor, interrumpiendo al menor- no importa qué todos crean que eres Dios mismo en este lugar, pero si escucho una palabra más de esa sucia boca de traga polla que te cargas te córtate la lengua y te la meteré por el culo, cómo te gusta.

El menor río ante eso. -Sabes que no resultaría bien para ninguno de los tres.
Dicho eso se alejó de él siguiendo su camino por las escaleras hacia abajo.

El mayor trato de calmar su enojo, tomó el rosario en su cuello tratando de recordar por que no podía arrancarle al corazón al imbecil que había tenido frente a él. Dejando de lado por completo su misión ahí, el enojo era tanto que ya no quería subir a la junta, por que era seguro que mataría a alguien.

Así que bajo de nuevo, saliendo del enorme edificio para ir de nuevo a su rectoría.

Solo podía desquitarse de ellos con alguien, su Ángel caído.

Al entrar algo llamó su atencion, bueno, todo en general, él solía ser muy ordenado dejaba sus cosas donde debían de estar, pero ahora, no lo estaban.
Escuchó ruidos provenientes de la cocina, alguien susurraba algo mientras movía su mano desesperadamente.

-Suero casero. Un litro de agua, dos cucharadas de azúcar, una de sal.- volvió a repetir lo mismo, mientras tomaba un recipiente.

Entonces Jeo entendió lo que pasaba. Antes de que la joven pudiera darse cuenta de que se encontraba ahí, Jeo apareció tomándola del cuerpo. Una mano cayó en su abdomen y el otro en su labios, apretándolos fuertemente.

LIK | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora