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Había algo que en la cabeza le daba vueltas a Jimin, una palabra que le daba esperanza de que saldría de ahí con vida, un nombre; Yoongi.

Lamentable para el castaño, no era el quien le importaba a ninguno de los dos mayores, Jeo e Min, si no Taehyung.
Aunque fuera solo para torturarlo Jeo no mataría a Taehyung tan rápido, en cambio con Jimin era diferente, por que a cambio de Tae, el si se había metido con sus cosas. Y para Min, taehyung era su todo, su Tay.

Fueron minutos, incluso podría decirse que segundos los cuales estuvo realmente inconsciente, después de eso, experimentó el dolor que ni los dieciocho años en su vida podrían sumar.

Tenía tiempo que el sumo sacerdote había salido del lugar luego de que fuera llamado de urgencia, y es que para cualquiera sería una buena noticia, pero para el castaño, solo era peor su pesar, pues el dolor incrementaba con el tiempo que pasaba.

Si, estaba deseando morir.

Oh bueno, su consciente, por que su subconsciente corría con todas sus fuerzas para mantenerlo con vida.

—¿Me escuchas?—Al igual que un rubio que estaba frente a él. —Por favor, por favor, responde.

Tae estaba a punto de perder la cabeza, o bueno, de perder la cordura, después de tantas emociones en tan poco tiempo no sabía que hacer, en primera, quería salvar al chico frente a él, pero en segunda, quería escapar del loco que tenía en esa posición a los dos.

Pero es algo que jamás haría, no por el, si no por el chico que se encontraba tirado, y que antes lo había ayudado.

—Por favor, responde, cualquier señal, solo una.—tomó con desespero la cara del joven, sin tratar de dañarlo, y es que después de que Jeo saliera, el rubio corrió para tratar de quitarle los clavos de la palma del chico, lo cual había logrado, pero se olvidó de un pequeño error, que jamás se debe de extraer un material incrustado en una persona, por que pasaría lo que pasaba con el castaño; hemorragia.

—Por favor, no sé qué hacer.—Dijo Tae tratando de taparle la herida con su mano, mientras con la otra tocaba la cara del chico tratando de mantenerlo despierto.

—Tor... tor..—el castaño trataba de hablar, pero para un chico con la adrenalina al máximo no escuchaba nada.

—Por favor.....—Dijo Tae rindiéndose ante al mayor, y dejándose caer a un costado, no sin antes seguir tapando con el pedazo que había arrancado de su camisa el gran agujero en la palma del castaño, y fue entonces cuando recordó, torniquete.

—Tor..—y escuchar los balbuceos del castaño solo se lo confirmó.

—¿Torniquete?— al ver una leve señal de respuesta se levantó corriendo para ver lo que había en la habitación, solo una vez lo había visto en la escuela, en una presentación sobre la segunda guerra, observó el lugar, y precisamente la causa del dolor del chico sería su salvación, la cuerda.

Tae tomó un pedazo que corto sin dudar con su manos, no sabía de donde había sacado la fuerza, pero comenzó a enrollarlo lo más fuerte que pudo en el brazo del castaño, tan fuerte, hasta que su palma dejó de sangrar.

Y solo entonces, en ese día, en esas semanas, se sintió por un momento bien.

—Bien, te puse algo para detener la hemorragia, tienes que resistir, trataré de que salgamos de aquí.— el rubio se acercó lo más que pudo al mayor para decirle eso, el haber sentido esa adrenalina recorrerle la médula, había activado su instinto de supervivencia.

Si el sumo sacerdote lo quería matar, pues le costaría hacerlo.

¿Nadie puede matar a alguien que escapó? ¿Verdad?

LIK | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora