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Seungkwan era un chico extraño. Cantaba en la ducha, hablaba solo, estudiaba todas las noches y a veces escuchaba podcasts cuestionables, así que... no. En realidad no era tan extraño como Chan quería hacerse creer, de hecho hacía las mismas cosas que Chan solía hacer cuando estaba vivo.

Pero nadie podía ser tan perfecto como Seungkwan y no ocultar algo, ¿o si? Quizá Chan solamente no confiaba en los chicos bonitos.

Chan dejó que su vista vagara hasta el lindo rubio que ahora tatareaba una canción demasiado alegre para su gusto mientras jugaba un juego en su celular. A pesar de todo le gustaba su voz, era suave y segura, como un manto que Chan podía sentir cubriéndolo. Era reconfortante imaginarse que Seungkwan cantaba para él, porque hace mucho tiempo nadie cantaba para Chan.

—Podría escucharte todo el día —admitió Chan. Sus orejas se habrían sonrojado de haber podido al darse cuenta de lo que dijo.

De cualquier forma Seungkwan no lo escuchó. Nunca nadie escuchaba a Chan. Y él estaba bien con eso.

Las vacaciones acababan de terminar. O al menos eso era lo que había escuchado Chan en una conversación por teléfono que tuvo Seungkwan un día con uno de sus amigos.

Iban a dar las nueve de la mañana y el rubio no había desayunado, demasiado ocupado mientras seguía jugando. Chan se preguntó qué tan malos debían ser los hábitos de Seungkwan si siempre olvidaba desayunar, pedía a domicilio su comida y se saltaba las cenas.

—Woah. Tengo que irme ya —chilló Seungkwan alarmado cuando por fin notó la hora que era. Chan lo observó correr por su bolso, ponerse encima un suéter verde y salir apresurado del departamento.

A Chan jamás le había molestado estar solo. Pero al menos con Seungkwan no se aburría demasiado.

Observó una de las alacenas en la cocina por un rato. ¿Y si le cocinaba algo a Seungkwan? Era una idea algo tonta, pero definitivamente sonaba divertida. Mientras vivía Chan jamás le había cocinado a nadie que no fuera su familia. Siendo un fantasma, ¿qué es lo peor que podría pasar? De cualquier forma lo único que no podía tocar eran otros humanos (la bruja que lo maldijo realmente tenía sus prioridades en claro).

Esperó un rato más antes de empezar. Sería terrible si Seungkwan regresara al apartamento por haber olvidado algo y se encontrara con trozos de pollo y especias levitando en el aire. Esa solo era la estrategia que Chan usaba para ahuyentar a huéspedes indeseados. Y él no quería que Seungkwan se fuera.

Se dirigió hasta la cocina. Ya tenía en mente la comida que quería cocinar. Por suerte Jeonghan se había encargado de hacerle las compras a Seungkwan hace poco, tratándolo más como un hermano menor que como un residente más del edificio.

Mientras cortaba trozos de pollo descubrió a Soo, el fiel gato que seguía apareciendo en el departamento, asomándose por una de las ventanas de la cocina, listo para atacar la carne cruda que Chan apenas iba a cocinar.

—No te voy a dar nada —advirtió al felino, recibiendo a cambio un maullido de protesta.

Aún así Soo entró al lugar y se quedó sentado sobre la barra de la cocina en la que Chan estaba trabajando, observando atentamente cada uno de los movimientos del fantasma. Al final Chan terminó cediendo ante la mirada atenta del gato y, sin poder evitarlo, acabó regalándole pequeños trozos de pollo.

El problema empezó después de que Chan terminara de cocinar. ¿Qué iba a pensar Seungkwan cuando entrara a la cocina y encontrara la comida preparada sobre su mesa? Sin duda que alguien había entrado sin permiso al departamento o que tenía un huésped indeseado pero con buen sazón.

Meditó un par de minutos más hasta que una idea se iluminó en su cabeza. Sirvió la comida en cajitas, después tomó una nota adhesiva amarilla y con la mejor letra que pudo escribió:

"de tu vecino, espero que lo disfrutes :)"

Pegó la nota en la cajita más grande y corrió hasta la entrada seguido de cerca por Soo. Asegurándose de que no hubiera nadie cerca, abrió la puerta y dejó la comida a un lado de la entrada antes de volver a cerrar.

Sonrió satisfecho después de terminar. Recogió todo y despidió al gato antes de sacarlo a la fuerza por la ventana.

Cuando llegó la tarde Seungkwan regresó. Chan lo supo incluso mientras escuchaba las pisadas acercarse con lentitud al apartamento. Contuvo la sonrisa que amenazaba con formarse en su rostro cuando observó al rubio entrar con la comida en las manos.

—No sabía que tenía vecino —murmuró Seungkwan mientras ladeaba la cabeza, pero Chan realmente no se preocupó mucho de que sospechara algo. Sintió algo cálido envolverlo cuando observó al chico sonreír al ver la carita feliz de Chan en la nota para después doblarla y guardarle en el bolsillo de su pantalón.

—Es pollo. Ah, debí haberlo escrito también —se dijo Chan mientras seguía todos los movimientos de Seungkwan—. Espero que no seas alérgico a nada. Si lo eres al menos me harás compañía como fantasma —se rió. Y luego la preocupación lo envolvió. ¿Y si Seungkwan realmente era alérgico a algo? ¡Chan jamás había matado a nadie!

Comenzó a pensar un plan para tirar la comida al piso y que Seungkwan no pudiera comerla, pero, casi como si lo hubiera escuchado, Seungkwan dijo:

—Que suerte que no soy alérgico a nada.

Ah. Chan podría haber respirado tranquilo de haber podido. Se alegraba de que el universo (ni la bruja que lo convirtió) no tuvieran más excusas como para retenerlo como fantasma por más tiempo.

Al final dejó de pensar tanto. Se quedó junto a Seungkwan mientras comía y trató de no mirar sus bonitos labios ensuciarse de vez en cuando.

♡♡♡

soo es mi gato. está haciendo su debut como personaje en mis fanfics jaksjs

ghost in the room / chankwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora