Encuentro

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¿Qué demonios pasaba?

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¿Qué demonios pasaba?

Estaba más que seguro que quien había llegado era Michikatsu, pero el viejo se refirió a él como "Yoriichi".

"Esto es una puta broma"

Si, eso era lo que pasaba, esos dos idiotas le estaban jugando una broma, lo estaban poniendo a prueba, querían sacarlo de quicio.

"Hoy mismo presento mi renuncia, no estoy dispuesto a soportar estas estupideces"

El cerebro de de Muzan no estaba en su estado más óptimo, definitivamente hubo un corto circuito en su cerebro que lo dejó apagado.

—M-mucho gusto,— se paró de la silla a la par de este y dio una pequeña reverencia, notando como el contrario lo miraba de una forma extraña —Kibutsuji Muzan.— se presentó ahora de una manera más formal.

—El gusto es mío, Tsugikuni Yoriichi.

—Bien, ahora que se conocen, pasemos a lo importante.— el viejo frente a ellos los interrumpió, e hizo una seña para que ambos se sentaran, cosa que hicieron al mismo tiempo —Como te decía, Yoriichi, él es el licenciado Kibutsuji, va a estar mostrándote como trabajamos aquí, lo he puesto a él porque es un hombre muy capaz, de hecho, podría decirse que estoy orgulloso de él, de la manera en que se entrega a su trabajo,— él claramente bromeaba, y Muzan no podía nada más que fingir una sonrisa de falsa amabilidad, aunque una que otra vena sobresalía de su frente —él tiene ya experiencia aquí, tal vez no mucha, pero la suficiente para asesorarte.

—Comprendo padre, pero, sin ofender, ?¿eso no podría hacerlo mi hermano Michikatsu?— el pelirrojo preguntó confundido, él claramente había notado el evidente sarcasmo en sus palabras.

—Michikatsu está ocupado ahora, era lo mismo que le decía a Kibutsuji, también me preguntó lo mismo, está arreglando negocios con inversionistas británicos, si él estuviera libre, no dudaría ni un segundo en decirle que te asesorara, pero te aseguro que Muzan hace bien su trabajo, lee bien las letras pequeñas.— nuevamente bromeó, y Muzan no podía hacer nada más que tomar su orgullo, y meterlo en el bolsillo de su pantalón,  se sentía impotente, ese maldito viejo lo estaba humillando sin descaro alguno.

—Entonces supongo que está bien.— suspiró resignado, para Muzan era obvio que aquel sujeto llamado Yoriichi no lo quería cerca, aunque realmente no era una sorpresa, estaba más que acostumbrado.

—Bien entonces, si no hay nada que discutir, Kibutsuji, muéstrale todo a Yoriichi, confío en ti.— otra vez ese tono burlesco que tanto odiaba de ese maldito viejo.

—Tenga por seguro que no lo defraudaré señor, con su permiso.

Muzan se levantó de aquella silla, Yoriichi hizo lo mismo y se despidió de su padre, y salió de la oficina justo detrás de Muzan.

—Parece que mi padre le tiene manía.— habló una vez estando ya en el elevador.

—Tal vez, yo pienso que tiene un gran sentido del humor.— Muzan obviamente mentía, pero no se iba a poner a decirle a Yoriichi lo que realmente pensaba del viejo.

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