Visitas y Sorpresas

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Sin duda ese no parecía ser el mejor día de su vida, Kagaya estaba nervioso, mucho más que nervioso, ¿de dónde sacaría el coraje de ver a su padre después de dieciséis años?, en primer lugar no tendría ni porque estar ahí, pero su madre lo había c...

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Sin duda ese no parecía ser el mejor día de su vida, Kagaya estaba nervioso, mucho más que nervioso, ¿de dónde sacaría el coraje de ver a su padre después de dieciséis años?, en primer lugar no tendría ni porque estar ahí, pero su madre lo había convencido de ir, nunca aceptó acompañarla a ninguna de las visitas que ella le hizo a través de los años, no sabía cómo era, no siquiera recordaba con claridad su rostro, era un completo desconocido para él, ¿de qué demonios iban a hablar?

—¿Te pasa algo hijo?— su madre tomó entre sus manos su rostro, obligándolo a mirarla directamente a los ojos.

—No quiero verlo.— tres simples palabras hicieron que la expresión de su madre se deformara, acarició suavemente la cicatriz que adornaba el lado derecho de su cara, que empezaba desde su ceja y finalizaba por debajo de su pómulo —Pero es importante para ti, así que voy a hacer un esfuerzo por aguantar algo de tiempo.

—Se que lo que hizo tu padre no tiene justificación ni perdón, pero solo el tiempo es sabio, si le dieron la oportunidad de salir entonces quiere decir que es un hombre cambiado, ¿no lo creés?

—No sé en que creer, yo mejor que nadie más se lo que pasó ese día, al menos desde mi perspectiva, dime madre, ¿que hubieras hecho tú en mi lugar?— la mujer no respondió a su pregunta, apartó sus manos del rostro de su hijo y guardó un completo silencio.

— Se que para ti fue fuerte ver eso, pero ya te lo dije, los años han pasado, y tu padre debió de haber aprendido su lección dentro de prisión, se que está arrepentido, tal vez tú no lo creas, pero cada que iba a visitarlo estaba desecho, quería ver a su hijo, un hijo que lo negó por un feo malentendido.

La paciencia de Kagaya quedó ahí, se apartó rápidamente de su madre, guardando distancia dentro del coche en el que iban, estaba furioso por sus palabras, ¿feo malentendido?, ¡él lo había visto todo, no era un feo malentendido!

—El hecho de que sea tu esposo no quiere decir que lo tengas que defender a capa y espada, simplemente acepta que se equivocó, que cometió el peor error que pido haber cometido, y que no contento con eso, arruinó no solo la vida de su sobrino, sino que también arruinó la vida de su único hijo.— no acostumbraba hablarle a nadie de esa manera, mucho menos a su madre, pero sus palabras hicieron que ardiera en furia, no importaba si las cosas estuvieran claras, que hubiera pruebas, testimonios, lo que sea, para su madre, su esposo era la víctima de todos, una pobre víctima que solo había cometido un pequeño error.

—Si lo vieras como yo lo veo cambiarías de opinión.— se excusó con lágrimas en los ojos, lastima, ese truco ya no funcionaba en él, ya no podía caer en sus chantajes.

—Si lo viera como tú lo vez, estaría encubriendo y defendiendo a un criminal.

Trató de ya no hacer enojar a su madre por el resto del camino, ninguno de los dos había dicho una sola palabra, ni siquiera se dirigían la mirada. La relación con su madre estaba más que fracturada, eso lo sabía desde hace años, pero él siempre había querido que las cosas hubieran sido diferentes, si su madre no estuviera asiendo manipulada constantemente por su padre, aunque este se encontrara a miles de kilómetros lejos y encerrado en una celda. Miraba a través de la ventana, sin darse cuenta, habían llegado mucho más rápido de lo que le hubiera gustado, disgustado, soltó un suspiro, resignandose a la idea de ver a su padre por primera vez en más de dieciséis años.
Ambos bajaron del auto que los transportaba, y caminaron hasta la entrada del lugar en cuestión, a Kagaya le provocaba un horrible vacío en el estómago estar ahí, además de un horrible sudor frío bajando por su espalda. El proceso para verlo era más que complicado, tuvieron que pasar por diferentes pruebas, buscaron entre sus pertenencias, checaron sus identificaciones y se aseguraron de que no fueran falsas o estuvieran vencidas, y después se un largo y tedioso proceso, entraron por fin al área de visita, ahí pudo ver a diferentes presos hablar y reencontrarse con sus seres queridos, aún estaban en espera de que su padre saliera a verlos, aunque Kagaya no estaba muy emocionado, solo veía a su alrededor con aburrimiento, tenía muchas cosas que hacer y estaba desperdiciando su preciado tiempo en ver a un criminal, y sí, tal vez estaba siendo demasiado duro con el hombre que era su padre, pero le había perdido el respeto desde hace ya mucho tiempo.
Escuchó a su madre saltar de su silla y correr hacia otra dirección, volteó la mirada hacia dicho lugar, y... lo miró.
Un hombre de cabello corto, negro, ojos color lavanda, al igual que los de él, realmente, no recordaba ser tan parecido a ese hombre que ahora se iba acercando poco a poco a él.

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