Demonio

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Muzan despertó de poco a poco, abriendo los ojos lentamente mientras trataba de acostumbrarse a la luz del sol, la cual se infiltraba por las ventanas, el azabache bostezo y trató de sentarse, más sin embargo, un insoportable dolor en su espalda b...

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Muzan despertó de poco a poco, abriendo los ojos lentamente mientras trataba de acostumbrarse a la luz del sol, la cual se infiltraba por las ventanas, el azabache bostezo y trató de sentarse, más sin embargo, un insoportable dolor en su espalda baja y en sus piernas en general detuvo su acción. Los recuerdos de la noche anterior lo golpearon como un balde de agua fría, el color rojo invadió su cara de solo recordar todo lo que habían hecho el y Yoriichi anoche; parpadeó confundido y a decir verdad, un poco asustado ante su entorno desconocido, buscó su ropa con la mirada, aunque ciertamente esperaba encontrarla regada por la habitación, no fue el caso; puesto que estaba en una de las esquinas de la cama. Se levantó como pudo, y tomó su ropa, aunque realmente necesitaba un baño puesto que aún sentía que algo pegajoso escurría por sus muslos; al tomar su ropa se dio cuenta de que había una nota sobre esta.

"Dejé un analgésico sobre el buró por si te duele el cuerpo, también lave tu ropa, si quieres darte un baño puedes hacerlo con toda confianza".- Yoriichi.

E

ra lo que contenía dicha nota, de repente el dolor volvió a atacar su cuerpo, intentó sentarse con cuidado en la cama, fue ahí donde miró su pecho, cubierto de marcas, su cuello probablemente estaba en las mismas condiciones, trató de buscar su teléfono por la habitación y rápidamente lo encontró en el buró junto al analgésico que decía en la nota y un vaso de agua. Tomó primero la pequeña pastilla blanca para aliviar el dolor, después tomó su teléfono, afortunadamente no se había apagado aún, pero estaba cerca de hacerlo, así que revisó la hora, pero se percató de que tenía la barra de notificaciones llena, las miró confundido, aunque luego se dió cuenta del porque de estas; todas eran de mensajes y llamadas perdidas de Kazuo, suspiró profundamente, había olvidado completamente que tenía que hablar con él, seguramente estuvo demasiado preocupado porque no llegó a la casa.

Apagó su teléfono y pasó una mano por su cabello, decidió que lo mejor era bañarse, se sentía sudado, pegajoso. Se paró de la cama y tomó la toalla que Yoriichi había dejado junto a su ropa, el baño estaba en la misma habitación, trató de no demorar tanto, aunque le fue imposible no hacerlo cuando miró todas las marcas que había en su cuerpo; al parecer no solo estaban en su pecho y cuello, sino también en sus muslos, piernas, brazos y caderas, y muy probablemente su espalda estaba igual. Se sonrojó al pensar en todo lo que habían estado haciendo anoche, sacudió la cabeza repetidamente y terminó de bañarse. Salió del baño y se vistió, le pareció curioso el olor del detergente que usaba Yoriichi, era un aroma frutal, muy delicado y suave. Decidió ignorar eso, y terminar de vestirse, mientras lo hacía, sin querer volteó hacia donde estaba el buró del lado derecho, observando lo que parecía ser una foto familiar, dónde se encontraban Yoriichi y la que probablemente era su esposa, la cual era extremadamente hermosa; ambos tenían una enorme sonrisa, pudo percatarse de que esa fotografía había sido tomada tiempo antes de que ella diera a luz, puesto que aún se encontraba embarazada. Se sintió mal por un momento, Yoriichi parecía demasiado feliz ahí, pero lamentablemente su esposa falleció, al menos su hija estaba con él, pensó.

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