Capítulo 5

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Padre se sentó con una expresión de rectitud en el banco del frente, como si esta boda fuera su triunfo final. No pensé que un matrimonio con Jimin llevaría a una paz indefinida con la Organización. Tal vez la euforia de la unión nos llevaría a tener algunos años tranquilos, pero eso era todo.

Hoseok se inclinó más cerca cuando el cuarteto de cuerdas y el piano comenzaron a tocar, anunciando la entrada de Jimin.

—¿Nervioso? Estos son tus últimos momentos como un hombre libre.

Le puse los ojos en blanco. Un matrimonio no me uniría de la misma manera que a Jimin. ¿Y libre? Eso no es algo que alguna vez haya sido. Desde mi nacimiento, había estado vinculado a la Famiglia, y eso no cambiaría hasta mi muerte. La Famiglia era lo único que importaba en mi vida.

Hoseok dejó escapar un silbido bajo y yo seguí su mirada hacia la parte de atrás.

Jimin estaba al final del pasillo. Mis ojos devoraron cada centímetro de su cuerpo, pero un velo cubría su rostro. Mi estómago se apretó solo por un momento antes de contenerme.

Cuando su padre y él llegaron al frente, su padre finalmente levantó su velo y, por un breve momento, antes de que Jimin pudiera enmascararlo, pude ver el miedo en sus ojos. Maldición. Los maldigo a todos por obligarlo a casarse conmigo. Pero sobre todo, me maldigo a mí mismo, porque nada en el mundo me habría impedido que fuera mío, nunca más, ni jamás.

Extendí mi mano y Park me la dio con casi la misma sonrisa de rectitud que mi padre tenía en su rostro. Jimin no me miró. Estaba luchando por recomponerse. Su mano estaba fría en la mía, y un temblor recorrió su cuerpo.
No estaba seguro de lo que esperaba de mí.

El sacerdote con su hábito blanco nos saludó, luego a los invitados, antes de comenzar su oración de apertura. Era tradición conseguir la bendición de la iglesia, pero no creía en un Dios. Dudaba que todos estuviéramos aquí si hubiera uno.

—Jungkook y Jimin —se dirigió el sacerdote a nosotros —. ¿Han venido aquí libremente y sin reservas para darse a sí mismos en matrimonio? ¿Se amarán y honrarán mutuamente como por el resto de sus vidas?

Amor. Como si este matrimonio fuera por amor. No amaba a nadie y nunca lo haría. El amor era una debilidad. La mano de Jimin se puso rígida, y me pregunté si él era lo suficientemente estúpido como para esperar algo así. Lo trataría con respeto y tal vez incluso lo toleraría como compañero, ¿pero lo amaría? Casi me rio. La Famiglia, ese era el único amor que tenía.

—Sí —dije, porque se esperaba que lo haga.

El propio sí de Jimin no vaciló.

El sacerdote asintió, satisfecho.

—Dado que es su intención casarse, unan sus manos derechas y declaren su consentimiento ante Dios y su Iglesia.

Tomé las manos de Jimin en las mías y me volví hacia él. Por primera vez desde que levantó el velo, se encontró con mis ojos. Su rostro no delataba nada, pero sus ojos no podían ocultar sus emociones. Temor. Desesperación. Desesperanza.

La ira llenó mis huesos.

—Yo, Jeon Jungkook, te tomo a ti, Park Jimin, como mi esposo. Prometo serte fiel en los buenos y malos momentos, en la enfermedad y en la salud. Te amaré y te honraré todos los días de mi vida. —Intenté ignorar su temblor cuando puse el anillo en su dedo—. Jimin, acepta este anillo como un signo de mi amor y fidelidad. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Ahora era mío.

Fue el turno de Jimin de poner el anillo en mi dedo, pero estaba temblando jodidamente demasiado. Estabilicé su mano. La gente no necesitaba ver lo aterrorizado que estaba de mí. Hoseok con sus jodidos ojos de halcón se dio cuenta, por supuesto, y me dio una sonrisa engreída. No escucharía el final de esto.

Jeon Jungkook - | Kookmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora