Capítulo 9

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No hablamos durante el viaje a Nueva York. En realidad, no me importó. Hablar con las mujeres o donceles nunca había sido una prioridad. El único tema que me importaba era la mafia, y los donceles tenían un conocimiento limitado de las realidades de la vida de la mafia, en todo caso. Salí del auto sin decir una palabra, y agarré nuestro equipaje. Hoseok podía recoger más tarde su maleta con la llave de repuesto del auto. Cuando me dirigí al ascensor, me di cuenta que Jimin todavía estaba junto al auto, con los brazos envueltos alrededor de su cintura, mirando a su alrededor con temor.

—¿Pensando en correr?

Sacudiendo la cabeza, se dirigió hacia mí finalmente.

—Me encontrarías.

—Lo haría.— Ahora que era mío, buscaría en todo el mundo por él. El ascensor se abrió y entré, seguido poco después por Jimin que miraba alrededor con curiosidad y examinaba el número de pisos.

—El ascensor es privado, solo conduce a los últimos dos pisos. Mi ático está en la parte superior y Hoseok tiene su apartamento en el piso de abajo.

Jimin se volvió hacia mí.

—¿Puede venir a nuestro ático cuando quiera?

No pude leer el tono de su voz.

—¿Tienes miedo de Hoseok?

—Tengo miedo de los dos. Pero Hoseok parece más volátil, aunque dudo que tú hagas alguna vez algo que no quieres hacer. Pareces alguien que siempre está bajo control.

Si ya me tenía miedo cuando solo mostraba mi lado civilizado, no quería saber qué sucedería si alguna vez me veía en mi peor momento.

—A veces pierdo el control.

Jimin miró su alianza de boda y la retorció. En serio deseaba que al menos me mirara de modo que pudiera medir sus emociones.

—No tienes nada de qué preocuparte en lo que concierne a Hoseok. Está acostumbrado a venir a mi casa cuando quiere. Pero las cosas cambiarán ahora que estoy casado. La mayor parte de nuestros negocios se llevan a cabo en otro lugar, de todos modos. —Hoseok y yo no habíamos discutido el tema hasta ahora, pero considerando que Jimin podría caminar desnudo por el apartamento en algún momento, definitivamente no quería que mi hermano apareciera sin anunciarse.

El ascensor emitió un pitido y se detuvo, luego las puertas se abrieron. Jimin se puso tenso y tomó una respiración profunda cuando le indiqué que entrara en mi apartamento... nuestro apartamento de ahora en adelante.

Era extraño permitir que otra persona que no sea mi hermano entrara en mi dominio. En realidad, no contaba a mi ama de llaves Marianna. Después de todo, trabajaba para mí. Nunca había tenido aquí a una de mis amantes o aventuras de una noche, e incluso Nina solo había logrado abrirse paso dentro una vez cuando acompañaba a mi padre. Pero esta ahora sería la casa de Jimin, no solo la mía.

Mientras lo veía entrar en mi ático, me di cuenta que probablemente esa era la razón porque se veía tan tenso. No había elegido este lugar como no me había elegido a mí, pero tendría que llamarlo casa a partir de este día.

Me pregunté si a él le gustaba. No había volantes por ahí o colores suaves, ni almohadas lujosas o alfombras mullidas. Le pedí a los diseñadores de interiores que lo mantuvieran funcional y moderno, con grises, blancos y negros. Los únicos trazos de color eran las pinturas de arte moderno que colgaban de las paredes...y ahora Jimin.

Se acercó a las ventanas francesas. Su cabello rubio, llamaba toda la atención en mi apartamento incoloro. No estaba seguro de cuánto tiempo lo había estado mirando cuando finalmente salí del estupor.

Jeon Jungkook - | Kookmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora