Cerré la puerta de golpe en el rostro de Hoseok mientras él seguía arrojando sugerencias de todas las formas en que podía follar a Jimin. Si no tuviera mejores cosas que hacer, lo llevaría afuera y patearía su puto culo.
—Cállate Hoseok y ve a encontrar alguien a la que follarte —grité.
Finalmente cerró su jodida bocaza, o tal vez se había desmayado. Por la cantidad de alcohol que había bebido, no me sorprendería. Jimin soltó una respiración apresurada detrás de mí y me volví hacia él, mi cuerpo ya zumbando de deseo. Tuve que mirarlo toda la noche con su sexy traje, sin mencionar los tres años que había pasado esperándolo antes. Pero esta noche, la espera finalmente había terminado.
Era jodidamente hermoso. Su cintura estrecha, su piel suave, sus labios rosados. No pude evitar preguntarme si sus pezones serían del mismo color. Mierda. Lo necesitaba. Arrojé mi chaqueta sobre el sillón. En serio esperaba que él estuviera listo para más de una follada esta noche. No creía que mi polla estuviese satisfecha después de una sola ronda.
—Cuando mi padre me dijo que tenía que casarme contigo, me dijo que eras el chico más hermoso que la Organización de Chicago tenía para ofrecer, aún más hermoso que las mujeres de Nueva York. No le creí —dije. Odiaba que mi padre hubiera tenido razón, pero, maldita sea, en este caso había estado en lo cierto. Caminé hacia Jimin y lo agarré de la cintura. Él se quedó inmóvil por completo, sin mirarme a los ojos. Me incliné, inhalando su dulce aroma—. Pero dijo la verdad. Eres el chico más hermoso que he visto jamás y esta noche eres mío. —Me incliné para besarlo en la garganta, pero él siguió ignorándome. ¿Acaso era alguna clase de juego que él estaba jugando? Debería saber que los juegos que yo solía jugar eran de una variedad más oscura, y siempre ganaba.
—¡No!— siseó y se alejó tambaleante de mí, con los ojos muy abiertos y horrorizados. ¿Qué demonios querría decir?
—¿No?
Él me fulminó con la mirada, pero detrás de su valentía estaba otra emoción que estaba demasiado enojado para leer.
—¿Qué? ¿Nunca antes has escuchado la palabra “no”?
—Oh, la escucho a menudo. El tipo al que le destrocé la garganta la dijo una y otra vez hasta que no pudo decirla más.
Él retrocedió.
—¿Entonces, también vas a aplastar mi garganta?
Realmente sabía cómo presionar mis putos botones. ¿En serio pensaba que hacerme enfadar en nuestra noche de bodas era el camino a seguir? Me había jurado a mí mismo que me contendría por él.
—No, eso desafiaría el propósito de nuestro matrimonio, ¿no lo crees?
—No creo que mi padre esté feliz si me haces daño —respondió con altanería.
—¿Eso es una amenaza? —pregunté en voz baja, sintiendo mi pulso martillando en mis venas. Tuve que luchar contra las ganas de arrojarlo a la cama y mostrarle lo que en realidad quería hacerle. Tal vez se parecía más a su insolente mocoso hermano, Taehyung, de lo que había dejado ver. Tal vez el acto tímido e inocente había sido puro espectáculo.
Pero entonces bajó la mirada y pude verlo temblando mientras susurraba:—No.
La ira aún hervía a fuego lento bajo mi piel, y no estaba de humor para dejarlo ir fácilmente.
—¿Pero me niegas lo que es mío?
—No puedo negarte algo que no tienes derecho a tomar en primer lugar. Mi cuerpo no te pertenece. Es mío —dijo con fiereza, con los ojos disparando dagas en mi dirección. No podía creer su audacia.
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Jeon Jungkook - | Kookmin |
FanfictionNací siendo un monstruo. La crueldad corría por mis venas como veneno. Corría por las venas de todos los hombres Jeon, pasado de padres a hijos, una espiral interminable de monstruosidad. Era fácil ser el monstruo que todos temían. Hasta él. Disclai...