Jeon Jungkook - | Kookmin |

Capítulo 10

Me sentía como un intruso en mi propio ático. Intentar evadir a Jimin era casi imposible. A donde quiera que fuera, su olor parecía persistir. Me estaba cansando de tener que andar de puntillas por el maldito apartamento, de no saber manejar al chico delante de mí. Mi reacción con cualquier otra persona habría sido la dureza, tal vez incluso una amenaza o violencia. Mi padre nunca había caminado sobre cáscaras de huevo alrededor de sus esposas. Las había roto hasta que ellas anticiparan cada una de sus demandas antes de siquiera pronunciar una palabra. Mis ojos siguieron a mi esposo a medida que se hundía en el sofá con un libro. Mantenía su distancia de mí, y yo también, pero maldita sea, no podía dejar de mirarlo.

—Tengo trabajo que hacer todo el día —le informé. Como si a él le importara una mierda.

—Está bien —dijo simplemente.

Sofocando mi frustración, me di la vuelta y me dirigí hacia el ascensor. Yoongi me había enviado un mensaje indicando que ya estaba casi allí. La puerta se abrió en el piso de Hoseok y él se unió.

—¿Aún sin suerte?

Lo fulminé con el ceño fruncido, sabiendo exactamente lo que quería decir.

—No. No puede ni soportar mi toque.

Hoseok me contempló con curiosidad.

—Tal vez solo estás intentando el enfoque equivocado.

—¿Y qué tipo de enfoque sugieres? —gruñí.
Se encogió de hombros.

—No conozco a tu esposo lo suficiente como para decirte qué tipo de enfoque requiere él. Tal vez deberías preguntarle a Yoongi, después de todo, él pasa más tiempo con él que tú. —Hoseok sonrió desafiante.

—Jódete.

Cuando entramos en el garaje subterráneo, casi me topé con Yoongi, que estaba a punto de tomar el ascensor hasta el ático.

—Jungkook, Hoseok —dijo con un pequeño asentimiento.

—Estaré fuera todo el día para comprobar el laboratorio de drogas que reportó camiones de reparto sospechosos en sus calles y no regresaré hasta la medianoche. Mantén a Jimin ocupado.

—Sí, mantenlo ocupado —dijo Hoseok, sacudiendo las cejas.

Casi lo golpeo. Hoy estaba presionando todos mis botones. Yoongi nos contempló con curiosidad.

—Últimamente sales mucho.

Así era, cuando debería estar pasando cada segundo follando a mi hermoso esposo.

—Está ocupado follándose a su puta, Rosé —dijo Hoseok.

La desaprobación cruzó el rostro de Yoongi antes de que pudiera ocultarlo.

—Jimin es un buen chico.

—Es mi esposo y no es asunto tuyo, Yoongi —gruñí—. Asegúrate de cuidarlo y mantenerlo entretenido. —Me acerqué a él—. Y ni una palabra sobre Rosé con él.

Yoongi asintió con fuerza y entró en el ascensor sin otra palabra.

Hoseok rio entre dientes a medida que me seguía hacia mi auto. Su moto estacionada justo al lado.

—Sabes cómo hacer que la gente te odie. Jimin, Yoongi...

—Me importa una mierda si me odian, siempre y cuando lo hagan lo que digo. Ambos están unidos a mí para siempre por sus putos votos.

Hoseok montó su moto. Me subí a mi auto antes de que pudiera decir algo más para volverme loco.

[...]