Algo suave cosquilleaba mi puta nariz. Mis ojos se abrieron de golpe, y me quedé mirando hacia el cabello del color del oro.
Estaba abrazando el pequeño cuerpo de Jimin por detrás, mi brazo envuelto alrededor de su estrecha cintura, y él estaba completamente relajado en mi abrazo. Había dormido con su cuerpo contra el mío. Nunca dejaba dormir a una persona en mi cama. Pensé que pasarían meses antes de poder dormir lo suficiente ahora que me vería obligado a compartir la cama con mi esposo.
Mierda. Jimin era mi esposo.
Y todavía un jodido virgen.
Me apoyé sobre mi codo. Él no se inmutó. Sus pestañas pálidas descansaban sobre su piel de porcelana, sus labios ligeramente separados. La jodida perfección, eso es lo que era él.
Su estómago se alzaba y caía bajo mi palma a medida que respiraba pacíficamente. Podía sentir su calor a través de la pequeña nada que llevaba puesto. Quería deslizar mi mano entre su culo, quería sentir el calor allí. Quería enterrar mis dedos en él... y mi polla.Maldición. Mi polla saltó a la vida.
Quería reclamarlo, porque era mi derecho.
Era mío.
Mi chico. Y por eso. Quería protegerlo, incluso de mí mismo; la tarea más difícil de todas. La respiración de Jimin cambió, su estómago se tensó bajo mi palma, luego todo su cuerpo se puso rígido.
Me tenía miedo, de lo que podía hacer.
—Bien, estás despierto —murmuré.
Se puso aún más rígido y, lentamente, sus ojos se abrieron. Tomando su cadera, lo giré para así poder verle mejor el rostro. Incluso sin una pizca de maquillaje, con el cabello despeinado y soñoliento, Jimin era impresionante. Sus ojos se posaron en mi pecho, un rubor extendiéndose en sus mejillas. Aunque nunca había dormido junto a un doncel y una mujer, había pasado más que suficiente tiempo en la cama con ellos, pero para Jimin, esta era la primera vez que estaba tan cerca de un hombre. El sol de la mañana iluminaba su cabello en brillantes tonos dorados. Alcancé una hebra, maravillándome con la sedosidad. Todo en él era suave, delicado, sedoso... invitándome a tocarlo, a reclamarlo.
—No pasará mucho tiempo hasta que mi madrastra, mis tías y las otras mujeres casadas de mi familia llamen a nuestra puerta para recoger las sábanas y las lleven al comedor, donde sin duda, todos los demás ya están esperando que empiece el jodido espectáculo.
Su rubor se tornó más profundo, con una vergüenza apremiante titilando en sus ojos. El epítome de la inocencia, tan diferente de mí y, aun así, a mi merced. Echó un vistazo al corte en mi antebrazo.
Asentí.
—Mi sangre les dará lo que quieren. Será la base de nuestra historia, pero esperarán que completemos los detalles. Sé que soy un mentiroso convincente. Pero, ¿serás capaz de mentirles a todos en la cara, incluso a tu madre, cuando les cuentes de nuestra noche de bodas? Nadie puede saber lo que sucedió. Me haría parecer débil.
Débil. La gente decía muchas cosas de mí. Débil no era una de ellas. No tenía problemas para hacer lo que era necesario, ni problemas para lastimar y romper a otros. No debería haber dudado en reclamar a Jimin, no debería haberme molestado por su terror y sus lágrimas. Debería haberlo empujado sobre sus rodillas de modo que no tuviera que ver su miedo y follarlo por detrás. Eso es lo que la gente esperaba de mí.
—¿Débil porque no quisiste violar a tu esposo?— preguntó, con la voz temblorosa.
Mis dedos se tensaron en la cintura de Jimin. Violar... ambos sabíamos que nadie en nuestro mundo lo vería así. Sin importar qué tan brutalmente me follara a Jimin, lo verían como mi privilegio, mi derecho.
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Jeon Jungkook - | Kookmin |
FanfictionNací siendo un monstruo. La crueldad corría por mis venas como veneno. Corría por las venas de todos los hombres Jeon, pasado de padres a hijos, una espiral interminable de monstruosidad. Era fácil ser el monstruo que todos temían. Hasta él. Disclai...