CAPITULO XI

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MARIZZA

Simon ha sido un buen amigo de la familia desde que recuerdo, es amigo de Felipe... en la secundaria eran inseparables, compañeros de fiestas, conquistas y sobre todo guardaespaldas, ellos hicieron de mi estancia en secundaria muy solitaria, Felipe solo estaba en un curso mas que yo y cuando no era uno era el otro el que se encargaba de alejar a todos de mi, ellos hacían que ningún chico se me acercara y los pocos valientes que se atrevían a pedirme de salir a la hora venían, me pedían disculpas y cancelaban la cita.

De mi hermano podía entender el por que no quería que tuviera citas pero de Simon nunca lo entendía, al principio mi mente voló y pensé que quizás estaba interesado en mi ya que siempre estaba con sus insinuaciones de salir conmigo, y para que negarlo fue mi primer amor, pero el se encargó de matar mi enamoramiento cada vez que se paseaba frente a mi con sus interminables conquistas y termino de matar todo sentimiento por el cuando en una de las muchas fiestas tomé el valor de declararme, fue una de las peores vergüenzas que he pasado en mi vida, no le bastó con decirme que a el le gustaban las mujeres y no las niñas, si no que también se burlo de mi frente a todos y después se llevo a Fernanda -capitana de las animadoras y una de las chicas a la cual detestaba- a unas de las habitaciones que había en la casa, salí de la fiesta echa un mar de lágrimas...

Desde entonces supe que entre Simon y yo nunca pasaría nada por lo que acabe sacándomelo de la cabeza. Es por eso que nunca volvía a tomarme enserio sus insinuaciones y... eso le dije a Pablo que tampoco lo hiciera, tampoco me gustó el beso de despedida que me dio en la comisura de la boca como si estuviera diciéndole a Pablo que el estaba antes...

¡Que fastidio!

+++

Entramos a la iglesia tomados de la mano y nos sentamos donde mi familia estaba, al terminar la misa salimos todos juntos.

Pablo no se despegaba de mi, parecía que tenía miedo a que alguien pudiera alejarme de sus brazos y la verdad es que me encantaba, jamás pensé que Pablo pudiera ser así, nunca se mostraba cariñoso con nadie pero yo no me quejaría...

-¿Marizza? ¿Eres tu?- Por favor dios dime que no es la persona que creo que es... me di la vuelta y efectivamente era ella. -¡Claro que eres tu!

-Hola Fernanda. -Dije saludando a una de las mayores estupidas y regaladas, por no decirlo de otra forma, del pueblo.

-Pero alégrate de verme...-Dijo dándome un beso en las mejilla.

-¿Qué es lo que quieres Fernanda?

-¿No puedo saludar a una vieja amiga? -Preguntó con una sonrisa muy hipócrita, si mi hermano y Simon hicieron mi vida solitaria, Fernanda la hizo un completo infierno.

¿A qué se debía ese cambio? La razón se encontraba a mi lado con un brazo alrededor de mi cintura.

-Bueno ya lo has hecho, así que si nos disculpas nosotros nos vamos. -Di la vuelta para marcharme pero se interpuso de nuevo frente a nosotros.

-Pero que grosera Marizza ¿Qué va a decir tu amigo?

-Su novio, y no tiene nada que decir. -Dijo Pablo remarcando la palabra novio para que no pasara por alto que ese era el papel que desempeñaba y no el de amigo. -Marizza tendra sus razones para dirgirse a ti de esa manera ¿Porque no mejor te haces a un lado y nos dejas ir?

¡Por dios, cada día me impresiona más!

Fernanda se le quedo viendo con la boca abierta, pero, después de un segundo apareció una sonrisa en sus labios, parecía que en lugar de haberla mandado al diablo le hubiera pedido su numero de teléfono.

• Mi Secretaria || Pablizza •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora