PABLO
Ya ha pasado una semana desde que le prometí a Marizza presentarle a mi familia, aunque no me seguía gustando la idea la entendía, ya que si en algún momento la convencía para que se casara conmigo tendría que conocer a mi madre.
Espero que Franco se mantenga lejos de ella porque esta vez si lo molería a golpes con el simple hecho de que le dijera algo fuera de lugar. Había arreglado con mi madre una cena familiar para el proximo viernes, Mia también estaría junto al nuevo noviecito que se había echado.
Cada momento que pasaba con Marizza más me convencía de que ella era la mujer perfecta para mi, ya se que al principio solamente se trataba de conseguir un heredero pero poco a poco Marizza se fue metiendo en mi cabeza y sobre todo en mi corazón.
¿En que momento me convertí en un romántico? No lo se.
Pero me sentía increible y sobre todo afortunado por la oportunidad que ella me dio.
-Marizza ¿Puedes venir un momento por favor? -Le pregunte por el intercomunicador.
-Claro que si. -Respondió de inmediato y unos segundos después se escuche el golpe en la puerta. -Adelante Mar.
-Dime Pablo. -Me encantaba escuchar mi nombre de sus labios.
-En realidad tienes que preguntar que se me ofrece.-Dije levantándome de la silla y acercándome a ella, pero retrocedió unos pasos. -Quiero un beso.
-Pablo estamos en horas de trabajo...
-¿Y?
-No podemos dejar de trabajar cada vez que tengas ganas de besarme.
-Pero hace mucho que no me das un beso...
-Hace solo cinco minutos fuistes a mi lugar y me besastes. -Dijo cruzandose de brazos.
-Ves, ya paso mucho tiempo, además tu lo has dicho te bese, hasta el momento tu nunca has iniciado un beso Mar, siempre soy yo el que te besa...
-No me lo puedo creer. -Dijo dando un paso hacia a mi con una sonrisa en sus labios. -¿En que momento te convertiste en alguien quejica? -Paso sus brazos por mis hombros y se puso de puntitas para alcanzar mi boca.
-En el momento en que descubrí que tenía a una hermosa mujer como secretaria que no me besa.-Dije antes de besarla.
Al principio el beso fue lento y suave pero perdí el control cuando su lengua rozo la mía, envolví mis manos alrededor de su trasero y la levante para que quedara a horcajadas sobre mi, ella envolvió sus piernas por mis caderas y yo ya estaba muy animado y listo para entrar en acción.
Me di la vuelta y camine hacia el escritorio con ella en brazos, no me importo lo que se encontraba encima así que hice todo a un lado tirandolo al suelo, la sente en el, eso sin que nuestros labios se separaran ni un segundo, daba gracias a dios que siempre se vestía con faldas ya que eso me daba mucha facilidad.
Una de mis manos las coloque en su cuello y la otra en una de sus piernas desnudas, mi mano fue subiendo por su pierna hasta que encontre el fino encaje de sus bragas, no iba a introducir mi mano en sus bragas hasta que ella no me diera permiso y tome como respuesta a lo que estaba esperando cuando ella movió sus caderas contra mi mano, en el momento que mi mano estaba entrando en sus bragas sonó el maldito teléfono pero no me importo, que se jodiera la persona que estaba llamándo en un momento tan inoportuno.
-Pablo, el teléfono. -Jadeó Marizza separando sus labios.
-Que le den, no me importa. -Respondí besando su cuello.
-Puede ser importante... -Insistió y me di por vencido, saque la mano de debajo de su falda y puse mi frente en la de ella, el jodido teléfono no dejaba de sonar, recuperamos un poco la compostura y Marizza respondió.
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• Mi Secretaria || Pablizza •
RomanceEres mi secretaria... Mi Empleada de Dia y Mi Amante de Noche. 》》 • No se permitió adaptaciones, ni copias. • CC: Maia87 / MefiRw