Capítulo VI: ¿Qué pasó ayer?

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Y como ya lo había hecho antes, Kirell vuelve a dejarme en la decisión de seguirla o no, aunque ella pretendía obligarme a seguirla. Con aquel llamado de hace rato me confundí aún más, ¿Era un rescate? ¿Estaba cumpliendo una misión de búsqueda? ¿Para quién trabajaba? ¿Tenía que ver conmigo? Muchas preguntas invadieron mi cabeza de nuevo, como pasó en la habitación. — ... Espera, ¿Qué? — Le pregunté con mi mente en otro sitio, mientras me dispuse a caminar tras la chica. Para ese entonces ya habíamos salido del hotel. — ¿Por lo menos puedes decirme qué diablos está pasando? ¿Quién te llamó, que de pronto te importo tanto? — Ella no me respondió hasta que nos alejamos del hotel como tres cuadras.

Kirell soltó un suspiro pesado, pero esta vez, se veía distinta. De espaldas podía notarse que era una mujer dura como el acero, pero en ese momento no la sentí así. — Ellis... Creo que ya es hora de que te ponga al día. — Me dijo la rubia, mientras que yo solté una exclamación como respuesta. — ¡Al fin te decides a contarme algo! — Grité aliviado, por lo que ella solo bufó. — Pues, como verás... — Ella misma se vio interrumpida de nuevo por la radio que cargaba. — ¿Kirell, estás ahí? — Se escuchaba una voz claramente masculina por la radio; parecía tener un acento ruso por como pronunció el nombre de la rubia. En seguida ella tomó la radio y contestó. — ¿Y ahora qué? — Contestó la rubia un poco molesta, como si hubiese regresado a sus casillas. — ¿Ya lo encontraste? Ya sabes a quién me refiero. — Preguntó aquella voz masculina a través de la radio. — Ya llevo poco más de una hora junto a él y no muestra síntomas de nada. Debe ser el sujeto. — Respondió Kirell al hombre de la radio. — Ahora mismo te escucha. — Agregó la rubia, acercándome la radio.

— Escucha bien, muchacho. Pasaron tres meses desde que te desmayaste y ahora estamos pasando por una situación crítica debido al brote de un desconocido patógeno en Nueva York. Te daré más información, pero para eso necesito que sigas a Vulturi y colabores. Por ahora tendrán que ir al centro de investigación de Palm Beach; ahí nos encontraremos. Por ahora solo puedo decirte que tengas cuidado y suerte con el viaje. — La comunicación se cortó, sin dar más explicaciones; en ese momento me sentí... Extraño.

Estaba un poco confundido. — Entonces... Según comprendo, me estaban buscando y ahora quieren que vaya a un centro de investigación al norte de florida, sin dejar atrás que estamos siendo atacados por una enfermedad y que me durmieron por tres meses. ¿Se me escapa algo? — Le pregunté a Kirell, con un rostro en el que se me notaba que era mucho para asimilar al momento. — No... Ese es el resumen de lo que ha pasado en estos meses. — Agregó la chica con un semblante serio para el momento. No parecían estar bromeando para nada...

— Así que mi reloj sí decía la fecha correcta... Je. Recuerdo eso como si fuese ayer. — Dije, para soltar una carcajada medianamente sarcástica. Suspiré y volví a dirigir mi palabra a Kirell. — Bueno. ¿Qué se le va a hacer? Sólo nos queda buscar una forma de llegar rápido al norte del estado. — Mientras decía esto, Saqué un cartucho de balas de mi mochila y recargué mi pistola. — Si algo nos espera, será mejor que sea mejor que ese maldito hotel. — Dije, con una sonrisa en la que se veía determinación y hasta se sentía un impulso intrépido en mí durante ese momento; hasta que, con ese gesto, pude sacarle una sutil sonrisa a la rubia, hasta soltó una sutil carcajada. — Je... Al menos no eres pesimista. Pero bueno, dejémonos de rodeos y vayámonos de este sitio; me está empezando a repugnar el olor a vómito y a muerto. — Dijo esta, recargando su pistola y enfundando la misma.

No nos quedaba de otra que buscar refugio, un vehículo o recursos para poder sobrevivir a lo que sea que estemos pasando. Por otro lado, me estaba empezando a gustar la compañía de Kirell. Quizá pueda considerarla mi "compañera" en un futuro lejano. ¿Pero quién sabe? Quizá eso no se cumpla...

La tos escarlata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora