Capítulo II: ¿Abandono?

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Tuve que sentarme en uno de los muebles de la habitación para analizar las cosas. ¿Acaso fue un secuestro? ¿Qué querían hacer conmigo? Lo único que sabía era que me dormí o me desmayé y desperté tres meses después, con líquidos extraños en mi cuerpo pasados por vías intravenosas cuando dormía. - La armada no tomó acciones en ninguna situación a nivel nacional durante los últimos cinco años de mí comando. No pudo ser un acto terrorista. - Empecé a pensar en voz alta, sacando ideas espontáneas. - ¿Una secta? No... No hubo ninguna notificación de una secta nueva, y las que se conocen no utilizan estos métodos. - Tomé una pausa. - ... Definitivamente no fueron drogadictos; si hubiesen sido de esos ya me hubiese muerto por sobredosis. - Dije, dejando que el silencio invadiera la habitación. Segundos después, negué con la cabeza. - No tengo tiempo de sacar conclusiones. Ahora mismo debo salir de aquí. - Terminé de hablar conmigo mismo, para luego levantarme del mueble.

Con ayuda de la linterna que tenía en mano, busqué en los gabinetes de las mesas de noche cerca de la cama. Tuve que forcejear un poco los gabinetes para poder abrirlos, lo que me pareció bastante raro; probablemente era por la falta de uso. Unos minutos después, conseguí una llave plateada en uno de los dichos gabinetes, y la misma tenía el mismo número de la puerta de la habitación. No lo pensé dos veces e intenté abrir la puerta de la habitación que daba al pasillo.

La luz externa me cegó por unos instantes, pues, la luz natural entraba por los grandes ventanales del pasillo. Estaba parcialmente nublado, pero la luz del sol aún era visible; inmediatamente apagué la linterna y empecé a investigar. Los jardines y la piscina del hotel se veían iguales de bonitos desde la última vez que los vi, pero por dentro el hotel estaba hecho un desastre; estaba mucho peor que la habitación en donde desperté.

El olor era horrendo, era como si hubiesen esparcido baldes de vómito en todo el suelo, sin dejar atrás que habían manchas viscosas en el suelo de un color rojizo oscuro, como si fuese sangre coagulada. - Carajo... ¿Qué pasó aquí? - Me pregunté, confundido y asqueado por la situación. Observando un poco el entorno, me percaté de que nadie había estado ahí por mucho tiempo... ¿O si?

Comencé a caminar por el amplio pasillo, intentando abrir las demás habitaciones en busca de suministros. Pude abrir unas cuantas de ellas, y en la mayoría habían jeringas usadas, Porros vacíos y condones llenos de esperma putrefacto; el colmo era que en esas mismas habitaciones era donde estaban los mejores suministros. - En ningún sitio decía que esto era un Motel... Pero "para gustos, colores". ¿No? - Me dije, con un sarcasmo notable, aunque nadie me escuchase.

Con mi mochila lista, intenté dirigirme a las escaleras de emergencia; supuse que, como no había luz, por razones obvias el elevador no serviría. Sin embargo, las escaleras de emergencia estaba cubierta por una barricada que ni yo podía cruzar. - ¿Qué necesidad había de cubrir las escaleras de emergencia? - Pensé, mientras que fui a asomarme a uno de los ventanales del pasillo, el cual estaba roto. Las palmeras que rodeaban la piscina parecían una buena escapatoria pero, al estar en un quinto piso, sólo llevaría a una fractura, incluso algo peor, si no se tiene un buen agarre. - Quien se haya lanzado por aquí habrá sido para matarse... A menos que sepa escalar. - Deduje, luego tomé aire y solté un suspiro. Observé nuevamente las escaleras de emergencia. - Acaso la barricada era una... ¿Distracción para una escapatoria? - Rápidamente me silencié a mí mismo y puse una de mis manos en mi cabeza. - (Ah... Otra vez con esos instintos. Mis tiempos de detective acabaron. Tranquilízate ¿Quieres?) - Pensé, mientras volvía a recorrer el piso con más calma.

Se me ocurrió pasar por el área de los elevadores. Estaba igual que el resto del piso, y los elevadores estaban totalmente sellados. Todos eran inaccesibles, a excepción de uno que tenía las puertas entreabiertas. Las forcé como pude, y logré abrirlas lo suficiente como para poder pasar. El elevador estaba en la planta baja del edificio, por lo que fue un poco más fácil bajar usando el cable que sostenía el elevador.

La tos escarlata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora