No recordaba nada. Desperté en un lugar horrible: El humo invadió mis ojos y nariz a penas recuperé la consciencia; todo parecía estar inundado de un mar de llamas, lo único que el humo me dejaba ver; Todo parecía temblar; aún no me daba cuenta que alguien corría al cargarme sobre sus brazos.
Luchaba contra la asfixia. Una máscara mal colocada me ayudaba a resistir un poco más. Pero estaba paralizado, lo suficiente como para no poder aferrarme a esa máscara como si fuese mi vida. Lo cierto es que pude salir de aquel lugar. Pero lo que me esperaba era peor que morir asfixiado.
No conocía ese sonido. ¿Estaba lloviendo?.. Era una lluvia extraña. Las nubes en el cielo eran pocas y el cielo era azul rey: perfecto para ir a la playa; pero la lluvia era muy ruidosa. No podía ver muy bien, aún tenía algo de humo en mis ojos. Pero no veía charcos de agua característicos de una lluvia como esa. Parecían ser rojos, incluso los podía contar con las manos si así pudiera. Se escuchaban gritos, pero no lograba entender qué decían. ¿Estaban celebrando?
Pasaron segundos, horas, quizá semanas; había perdido la noción del tiempo, quizá perdí la consciencia de nuevo. Pasé de estar en un lugar cálido a uno helado. Había mucha iluminación, no podía ver bien. Todo olía como si estuviese nuevo; No conocía ese lugar. Estaba inmóvil, aún no podía moverme; todo se mantenía en silencio. Ya no sentía el peso de aquella incómoda máscara. Yo solo escuchaba susurros ininteligibles mientras veía como siluetas azules se movían de un lado a otro, como si estuviesen ignorándome. Volví a cerrar los ojos, los sentía muy pesados.
Nuevamente recobré la consciencia. Aún me sentía en el entorno donde vi pasar aquellas siluetas azules: con frío, en silencio y con mucha iluminación para mi gusto. No sabía qué había pasado, dónde había estado y sobre todo, ¿Dónde estaba mi mamá? Ahí fue cuando un fuerte dolor invadió mi cabeza al recordar todo lo que viví hace poco, retrocediendo rápidamente hasta el momento en el que recobré la consciencia por primera vez. ¿Por qué me desmayé?
No recordaba más que haber estado jugando con mis legos, cuando tocaron la puerta. Mi mamá me estaba ayudando, y rápidamente se asomó por el orificio de la puerta. Recuerdo que me dijo que fuese a mi cuarto y llamase a mi padre, rápido y en silencio. Teníamos un idioma "Especial" que solo nosotros entendíamos. De todas las palabras que habíamos inventado, había una que aún no me permitían decir. Mi mamá me dijo que ya era el momento para decirla.
La llamada fue rápida, mi papá recibió el mensaje y colgué. Pero la sala estaba en silencio. No fue sino cuando la ventana de mi cuarto se rompió. Sombras entraron a mi habitación desde ahí y me atraparon. Intenté gritar y grité, pero no escuchaba nada más que mi voz.
Abrí los ojos rápidamente. Me sentí cegado por un rato por la cantidad de luces que había. Me senté de golpe y empecé a buscar con la mirada por todos lados. Todo estaba callado y desolado. No conocía ese lugar. La desesperación me invadía, por alguna razón no podía levantarme. Comencé a llorar, pedir ayuda a gritos. Comencé a sentir calor y a ver como todo se desvanecía a marchas aceleradas. A penas vi como mis piernas comenzaban a desvanecerse...
Un estruendo agudo me hizo recobrar la consciencia de nuevo. Me senté de golpe... Pero solo se trataba del claxon del auto donde estaba. El asiento estaba completamente reclinado. Seguía en el mismo asiento del copiloto de hace a penas unos minutos. — La dosis debió ser muy potente para no despertar en seguida a un militar, casi llegas a la hora y media. — Alegó aquella mujer que conducía el auto. No pasó mucho tiempo cuando puse pies en tierra en cuanto a mi actual situación: Había tenido una pesadilla.— Trata de no dormirte, bello durmiente. Llegaremos pronto. — Sugirió la rubia con un tono un poco burlesco. Intenté no prestarle atención a sus palabras, pero aún así debía agradecerle de haberme sacado de ese profundo infierno. Un infierno por el que pasé solo cuando tenía nueve años.
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La tos escarlata.
Mystery / ThrillerLas cosas se salieron de control en el estado de Nueva York. Un nuevo patógeno brotó de dicha ciudad y está a punto de azotar al resto del mundo. ¿Podrá sobrevivir la humanidad a esta situación parecida a la pandemia de hace siete años?