10.

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Estuve bastante pensando en todo lo que tendría que afrontar en poco tiempo. Estaba más morena (gracias, bronceador) y las maquilladoras me habían estado enseñando trucos de maquillaje. No asimilaba todavía que mi pelo sería pintado y cortado.

Unos toquecitos en la puerta me distrajeron de mis pensamientos, mientras la cabecita de Jeongin se asomaba con cuidado y sus ojos se dirigían hacía mí, pidiendo permiso para entrar.

—Puedes pasar.

Jeongin se sentó a mi lado y se quedó observandome un rato.

—¿Tienes ganas de salir de aquí?

—Bueno... Tal vez —Reí.

De repente, Jeongin me puso una toalla blanca en la boca, haciendo que me durmiera al instante. ¿Por qué...?

Desperté atada a una silla en una especie de sótano, y una luz alumbró mi cara desde arriba. No veía a nadie, pero divisé que en el techo habían unas vigas, así que comencé la acción.

No entendía porque Jeongin me había hecho esto, pero utilizaría los conocimientos que Christopher me había enseñado para salir de allí, luego me ocuparía de él.

Saqué como pude del bolsillo la navaja que Minho me había regalado una semana antes por mi seguridad. Si Jeongin iba a dejarme encerrada en un sitio así, debería haber mirado mis bolsillos, por lo menos, pero me alegraba de tener ese objeto punzante en este momento. Lo agarré con ambas manos y empecé a cortar las cuerdas y cuando mis manos estuvieron libres, corté las cuerdas de los pies.

Me centré en las vigas, y que en la pared había una especie de huequitos. Salté, deslizandome por los huequitos, para luego agarrarme a las vigas y acabar en la parte de arriba, donde había una puerta justo delante. Me alegraba de la flexibilidad conseguida en los meses de entreno.

Me preparé para lo que pudiera pasar, agarré bien la navaja y le dí una patada a la puerta. Un hombre grande apareció de repente, tirándose hacía mí. Le esquivé, y le propiné una patada en la entrepierna, haciendo que se quedara en el suelo. Después vino otro, y le hice la llave que me enseño Christopher.

Sorprendentemente no había más señores gigantes, pero sí otra puerta, la cual abrí de una patada de nuevo. Jeongin estaba del otro lado, mirándome sonriendo. Empuñe la navaja y me acerqué a él, y noté como su sonrisa iba descendiendo.

—¿No pensarás matarlo verdad? —Minho apareció de repente delante de Jeongin, y unos segundos después, Christopher, sonriendo también.

—¿Qué es todo esto...?

—Estás preparada, Nabi, más preparada de lo que creía. —Christopher me observó.

—Yo pensaba que ni siquiera ibas a poder salir de la habitación —Rió Minho.

Le propiné una patada voladora que (obviamente) esquivó.

—Señorita Lim, siento haberla dormido así, pero Minho dijo que usted no sospecharía de mí. —Me dijo Jeongin, mirando el suelo.

Le dediqué una mirada de reojo al castaño y luego sonreí al menor.

—No te preocupes Jeongin, lo entiendo.

—Nabi —Christopher hizo que lo mirara desviando mi atención del pelinegro—.
Esta tarde iniciará tu cambió, espero que estés lista.

Suspiré. No lo estaba del todo.

¿Cómo diablos sería Hwang Hyunjin?

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Lo siento personitas bonitas, por fin actualizo, estuve bastante liada con exámenes, pido perdón. Lxs quiero.

>Eri

-Muñeca de la mafia- (Imagina con Stray Kids)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora