La cachorra de alfa

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—¡No puedes hacer esto! — la ronca voz del beta resonó furiosa.

—¡Oh, sí que puedo! Yo, Astra Zod, me declaró alfa de esta manada — y tras decir eso la mujer castaña suelta un aullido que resuena por todo el bosque.

Ahora es un hecho, Astra ha traicionada a su propia familia, se ha adueñado de la manada de su hermana y declarado su dominio sobre esta.

Jeremiah, el beta, se arrodilla tratando de buscar piedad, y más importante, tratando de proteger a la pequeña cachorra que temerosa se escondía entre las piernas del beta.

— Por lo menos déjala vivir — las palabras de Jeremiah están lejos de hacer reflexionar al alfa, ella sabe que si deja a la cachorra con vida podría ser una amenaza.

Pero luego mira eso grandes ojos azules y se acuerda de su hermana y como su hermana solía mirarla con esos ojos

— Muy bien, la cría y tu pueden vivir — comento malhumorada — ¡Pero será exiliada! ¡Y será aniquilada si regresa por estos lares!

La manada aúlla a la orden de su nueva líder y Jeremiah sabe que ya no hay lugar ni para Kara ni para él en esa manada.

Los años pasan y se puede observar a una pequeña rubia en el preescolar, jugando con su manta favorita.

—¡Es mío! — bueno eso fue hasta que un pequeño castaño interrumpió su juego, intentando quitarle su manta.

—¡No, yo la quiero! — ante la negativa del pequeño a soltar la manta, la pequeña rubia soltó un gruñido gutural de lo más profundo de su pecho.

— ¡ES MIO! — el pequeño niño solo asiente asustado, ¡Rayos! Parece que se hizo en los pantalones.

Una Kara de unos quince años se encontraba haciendo lo que más le gusta, correr.

—¡Vamos Kara, más rápido! — las palabras de Imra animaban a Kara, haciendo que sobrepase a Mike y así llegue al primer puesto.

— ¡No es justo, es una maldita fenómeno! — ahí va otra vez, Mike Matthews, mariscal de campo, aun no supera que hay alguien más rápido que él.

—Cállate Matthews, Kara ganó sin trampas — Imra siempre protegía a Kara de los bravucones, después de todo ambas eran mejores amigas.

—Tú no te metas Adreen — otra cosa que Mike no supera es que Imra lo haya rechazado.

—¿O es que acaso te gusta la rarita? — comento burlón el mariscal.

—¿Y que si me gusta? — apenas termino de decir eso, Mike intenta abalanzarse contra la castaña con claras intenciones de golpearla, pero asombrosamente es detenido por Kara.

—No te atrevas a lastimarla —la rubia tiene a Mike cogido por la muñeca, y si la aplasta un poco más está segura de que la puede romper — Es más, no te atrevas a molestarnos otra vez.

Dicho eso cogió a una sorprendida Imra y ambas salieron del lugar

Hoy era noche de luna llena, y Kara acaba de cumplir dieciocho años, era un día feliz, hasta que llegó la noche.

—¡Agh! ¡Me duele! — la rubia se retuerce de dolor en el pasto bajo la preocupada mirada de Jeremiah.

— Tienes que resistir Kara, este es tu destino —mientras Jeremiah le da palabras de aliento, la rubia no puede evitar sentir todos sus huesos romperse y su piel rasgarse — Kara por lo que más quieras ¡No te dejes controlar por la luna!

Sin embargo, frente a la luna llena, la rubia se transformó en un gran lobo blanco, el cual su primer instinto fue atacar a Jeremiah. El beta no dudo en transformase en un pequeño lobo el cual intento defenderse de Kara pero era inútil. La rubia es más joven sin mencionar que era un alfa.

Jeremiah Danvers murió con una sonrisa, él había cumplido su cometido, había salvado a la hija de su verdadero alfa.

La rubia se sentía nostálgica, hoy era otra noche de luna llena, solo que con la diferencia que ahora tenía diecinueve años, muchas cosas habían cambiado.

— No puedo creer que esta sea tu idea de una noche fabulosa — la voz de Kara suena cansada e irritada.

— ¡Vamos Kara! ¿Qué mejor que desenterrar tumbas antiguas con tu amigo? — ¿Quién pensaría que aquel pequeño niño que asusto en preescolar se volvería su amigo?

— Pues .... — en realidad no se le ocurría nada, la rubia no tenía muchos amigos y desde la muerte de Jeremiah se la pasaba sola en casa.

— ¿Vez? Nada mejor que pasar tiempo de calidad conmigo — Winn paseo por el gran cementerio, hasta llegar a una tumba en específico, una que tenía una inscripción antigua — Mira esto, ¡A esta muchacha la acusaron de vampirismo!

Kara mostró escepticismo, si bien ella era un licántropo, no creía en la existía de vampiros; Winn por otra parte se puso manos a la obra para dejar al descubierto un viejo ataúd envuelto en cadenas y con algunas estacas incrustadas.

— ¿No crees que es exagerado, incluso para una "vampiresa"? — el olor a tierra mojada junto a insectos muertos mareo a Kara, ¡Era tan asqueroso!

— Si de verdad es una vampiresa, yo digo que está muy bien resguardada — dijo el castaño asombrado, la rubia solo mira el ataúd con lástima ¡Pobre mujer! — ¿No lo vas a abrir?

— ¿Por qué tengo que abrirlo yo? — por alguna razón cada vez que se acerca al desgastado ataúd siente un cosquilleo en lo profundo del estómago, como si miles de mariposas revolotearan ahí.

— Porque eres más fuerte Kara — comento Winn lo obvio.

Rodando los ojos, la rubia uso un poco de su fuerza lobuna pata romper tanto el candado como las cadenas

— Sigo sin entender porque no te disfrazas de superhéroe y sales a salvar gente — la broma de su amigo no le hace nada de gracia, y él lo sabe porque le da una sonrisa de disculpa.

— Deja de decir cosas sin sentido y ayúdame con las estacas — con un bufido Winn empieza con las dos más grandes, mientras Kara se encarga de la que está incrustada en el pecho, en el instante en el que pudieron sacar las estacas Kara pudo distinguir un aroma diferente a la tierra mojada

"Moras y lavanda" un olor exquisito que al instante hace enloquecer a Kara, un flujo de sensaciones que nunca sintió antes despierta en ella; desesperada por ver a la causante de tal magnífico aroma prácticamente arranco la tapa del ataúd dejando sorprendido a su amigo.

En el ataúd reposaba de manera pacífica una bella dama que vestía un vestido negro cual noche, que hacia contrastaba con su pálida piel, pero tal vez lo que más resaltaba era el enorme hueco que tenía en el pecho, donde se supone iba su corazón, eso junto a unas cuantas heridas hacen enfurecer al lobo de Kara por alguna razón

¿Qué clase de persona se atrevería a lastimar tan bella criatura?

La rubia esta tan metida en su debate mental que no se da cuenta como la joven se levanta de su ataúd ante la atónita mirada de su amigo.

—Así que por fin eh salido de ese funesto cajón — dice la voz más hermosa que Kara ha escuchado nunca.

El primer amor de un lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora