Casa

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Cuando Kara dijo "pequeña casa" ni Lena ni Samantha pensaron en lo que es una casa de aperiencia rústica, que era decorada por algunas flores en el pórtico

— Cuando  me dijiste "pequeña casa" no espere esta basura — Kara no puede evitar bajar su cabeza algo apenada y Samantha suelta un gruñido intentado proteger a su alfa.

— Es lo único que tengo. — la simpleza de sus palabras ocultan lo mucho que le dolieron esas palabras.

Las duras palabras de Lena hacen que su lobo llore de tristeza.

Ignorado el sentimiento de tristeza, abre la puerta y les da pase a ambas. El lugar por dentro es muy acogedor, te hace sentir como en casa.

— Sam puedes quedarte en la habitación de arriba, está desocupada por el momento —¿Sam? A la castaña gusta cómo le queda, le hace sentirse más cerca de la rubia. — Y Lee puede quedarse conmigo.

— ¡Por supuesto que no! No quiero que me pases pulgas. —otra vez el comentario hiriente de Lena hace que Kara agache la cabeza. — Prefiero una recamara personal.

— Hay una habitación junto a la de Sam, pero tiene una ventana que llega a la calle ¿no te quemas a la luz del sol? — esta vez Lena no pudo evitar reír con ganas ¡Quemarse! ¡Ella!

— Por supuesto que no me quemo en el sol, inútil. Es más, extraño el calor del sol. — la rubia sólo se encogió de hombros, en las películas los vampiros lo hacían.

— Pues no se diga más, mañana hay escuela y son las ¡3:30am! ¡Por Rao es tardísimo! — Sam estaba dispuesta a subir a nueva habitación cuando Lena hace la pregunta del siglo.

— ¿Escuela? — pregunto Luthor

—Sí, Lee. — la rubia en serio está cansada pero no puede ignorar las dudas de Lena. — Mañana hay escuela y no puedo faltar.

— Qué clase de broma es esa ¡Las mujeres no estudian! — Samantha no puede evitar reírse es obvio que Lena está demasiado desactualizada.

— Lena, desde 1910 las mujeres tienen derecho a educarse. — el rostro de Lena no tiene comparación en otro momento, Kara tal vez lo habría disfrutado pero en este instante de verdad quería dormir.

— ¡Herejía! No puede ser verdad ¡Homines contempti poena pro peccato quotidie committunt! — Lena empezó a despotricar en un idioma que ni Kara ni Samantha conocían así que hicieron lo más sabio, cada una fue a su respectiva habitación a dormir, dejando a Luthor sola.

El sonido del timbre despertó a Kara, eso junto a un dulce olor a chocolate y almendras, lo que significaba una cosa ¡Imra! ¡Demonios!

— ¡Kara! Se va hacer tarde — la rubia escucha a su amiga gritar desde afuera.

A la velocidad de la luz se pone unos jeans y una vieja camiseta, justo cuando está por coger su mochila es interrumpida.

—¿Porque tanto escándalo? — Lena parece molesta, pero por alguna razón Kara ignora dicha reacción

— Me tengo que ir — apenas acabo de hablar, observo a Sam bajar con su cabello enredado y con una expresión somnolienta

— No me pienso quedar sola con ella — la pelinegra señala a Sam que disfrutaba un vaso de leche siendo indiferente a su alrededor.

— Yo voy donde tú vas — afirma la castaña mientras lame sus labios en busca de residuos lácteos

— No están inscritas — es mala idea, la rubia está segura de eso, pero tampoco confía en dejarlas solas.

— Eso no es problema, yo me encargo — Lena se cambió de ropa en un centésimo de segundo, optando por una camisa blanca y una falda negra, le daba un aire aristocrático.

— El mosquito ha hablado y por primera vez estoy de acuerdo con ella —hice Sam decidida; coge una cazadora del perchero y se pone al hombro.

Kara estaba por protestar, pero escucho el ruido de unas llaves abriendo la puerta

— Kara Danvers, si no supiera dónde guardas tus llaves de emergencia ¡Me estaría congelando afuera! — el olor de chocolate y almendras inundó toda la casa. Lena tuvo que taparse la nariz, ¡Como odiaba es repugnante olor! El olor de una hechicera, le hacía recordar a su madre. De solo pensar en Lillian le dan escalofríos.

Sin embargo, Kara parecía disfrutar de ese olor, pues no pudo evitar transformarse y correr hacia la recién llegada rompiendo algunas cosas en el camino por su gran tamaño.

— Alguien está emocionada por verme ¿No es así? — la chica empieza a acariciar la oreja peluda de Kara mientras esta misma llenaba de lengüetazos la cara de la desconocida. Ambas estaban tan inmersas en su reunión que no se dieron cuenta de las miradas asesinas de Lena, o bueno, no hasta que escucharon las carcajadas de Sam, que reía por ver el ceño fruncido de la vampiresa.

— Se puede saber ¿Que hace una sucia ramera en mis aposentos? — tanto Kara como Imra se mostraron sorprendidas. — ¡ Y encima una hechicera!

— ¿Cómo me dijste? ¿Desde cuando traes estiradas a tu casa? ¡Y encima un vampiro! — la nueva chica se dirigía a Kara.

Lena por otra parte, están más que dispuesta a desollar a la sucia hechicera que ha osado toquetear a su pequeña cachorrita, que si bien con quiere no puede evitar protegerla recelosamente de cualquiera que quiera alejarla de ella.

Con una velocidad digna de un nocturno de alta alcurnia sujeta a la hechicera de la garganta y la empieza a aplastar sin contemplación alguna.

— No vuelvas a tocar mis cosas. — la pelinegra está dispuesta a romperle el cuello a esta extraña de un solo movimiento, pero es interrumpida por el sonoro gruñido Kara.

— ¡NO, LENA! — la voz autoritaria de Kara hizo a Lena retroceder sorprendida ¿A caso Kara acaba de defender a esa sucia hechicera?

La pelinegra se queda perpleja, ¿Acaso el perro pulgoso se atrevió a darle una orden? ¡Y para defender a esa ramera!

— ¡Pagaras por eso cachorro inútil! — Lena le muestra sus colmillos a la rubia en un gruñido para después desaparece en una nube negra.

El silencio es prolongado, es casi incómodo.

— Bien, ¡Se hace tarde para la escuela! — con una sonrisa taciturna Samantha sale prácticamente saltado de la casa.

Kara se acerca preocupa a su amiga.

— ¿Estás bien Imra? — Kara ayuda a su amiga que aún seguía en shock

— Gracias Kar — no puede evitar decir Imra, alivia de haber salido de esta con vida.

Kara a punto de decir algo pero es interrumpida por el grito de Sam.

— ¡Chicas, apúrense! — se oye su grito desde afuera.

— Tiene razón vámonos — dice Kara

Y ambas sale de la casa.

El primer amor de un lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora